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Yo no había cambiado nada por Sergio...

Hoy era la primera semana que llevábamos aquí y honestamente las cosas estaban igual o peor.

Mis padres comenzaban a discutir por sus negocios, Jaden me ignoraba y si nos topabamos solo me daba una mirada de reproche y buscaba algún pretexto para evitarme.

--Vamos o llegarás tarde -grito mi madre desde la planta baja.

Jaden siempre se iba antes supuestamente porque ahora que era su último año tenía mil pendientes. 

Lo único bueno de mi "nueva vida" era que aquí tenía buena reputación y me consideraban agradable. Me había hecho amiga de dos chicas que eran muy agradables y había un chico. Un lindo castaño con cabello corto, ojos miel y bonita nariz. Me parecía de los más atractivos del colegio, pero no podía evitar compararlo con Sergio.

Eran tan diferentes. Sergio era moreno, con el cabello rizado y negro, facciones muy masculinas, ojos oscuros y sonrisa matadora. Y Agus (el chico antes mencionado) era lindo pero me seguía pareciendo más guapo Sergio.

--¿Quieres ir por un café? -un animado Agus llegó a mi lado

--Claro... -fingi felicidad, por muy raro que pareciera yo odiaba el café.

--¿En la tarde paso por ti a tu casa? --me sonrió y yo asentí feliz.

No compartía clases con él, ya que era un grado mayor.

Las clases terminaron y llegue a casa agotada, mis padres ahora ya casi no salían de casa lo cual era extraño. Solía ser todo lo contrario. Y Jaden casi no se aparecía.

Llamada entrante "Sergio" -me sorprendió ver qué era él quien me hablaba.

--Hola... -ojalá supiera su reacción o sus gestos al escucharme

--Hola preciosa ¿Cómo va todo por allá? -¿Por qué le importaba tanto como me sentía aquí?

--Sigo viva -una risa seca se escucha al otro lado de la línea.

--¿Te gustaría regresar a este lugar? -en realidad si, pero no quiero que piense que es por él.

--No, estoy bien aquí y he conocido gente agradable. Aquí no me odia medio instituto Sergio... --no dice nada por segundos que parecen una eternidad.

--¿Conociste chicos? --quiero reír por ese pequeño ataque de celos.

--Si, y por fin puedo decir que tengo un mejor amigo -hablo pensando en Dylan

--Ojalá ese chico no se pase de más contigo. Me alegra que te  vaya bien preciosa. Debo colgar -y cuelga sin despedirse ni darme la oportunidad de hablar. 

Los días pasaban y no había novedades en mi vida, exepto que mis padres sugirieron tomar terapia familiar porque las cosas en casa no mejoran, me costó aceptar eso pero termine accediendo, el problema fue mi hermano quien se negó rotundamente.

--Vamos Jaden, es por nuestro bien familiar -vuelvo a rogar mi madre mientras cenamos.

--No mamá, no. Y no importa lo mucho que me insistas, eso es de locos..  -mi madre baja la cabeza rendida y mi padre suspira fastidiado

--Esto no va a funcionar si no pones de tu parte... -habla con calma mi progenitor, Jaden lanza el cubierto contra el plato causando un ruido molesto.

--¡No! Si estamos así es por culpa de tu hija y no es justo que ahora los reproches sean para mí -mi madre no puede creer lo que Jaden ha dicho mientras que mi papá lo mata con la mirada.

--Sé me quitó el hambre -digo sin que se note lo mucho que me lastimaron las palabras de mi hermano.

Subo a mi habitación y me dejó caer en mi cama, es en momentos como estos donde solía llamar a Dylan, le contaba todo y al final me daba palabras de aliento.

Pero ya no tenía a Dylan, él no se había comunicado conmigo para nada y no lo culpaba, últimamente yo le hacía daño.

Sergio... Parecía que ya no recordaba mi existencia, pues desde la última llamada (hace casi tres semanas) no habíamos tenido contacto para nada.

Mañana era martes y se podía decir que tenía una cita con Agus, creó que le gustó y aunque es lindo, no podría tener nada con él.

--Hola Nikky --escuche una voz susurrar en mi oído, sonreí al saber a quién le pertenecía esa voz.

--Hola Agus -le sonreí, Agus se sonrojo, qué lindo.

--¿Iremos por ese café? -asentí dudosa

--¿Te parece si te lo cambio por un helado? Odio el café -su ojos se abrieron de sorpresa ante mi confesión pero asintió feliz.

Las chicas que comenzaban a almorzar conmigo eran muy divertidas, pero demasiado complicadas.

Nadie les daba gusto con nada y eso podía resultar un tanto fastidioso.

Las chicas y yo quedamos de hacer un trabajo por la tarde, así que saliendo iría con Agus.

Llegamos a una heladería con pinta de ser costosa, Agus había tratado de tomarme de la mano mientras caminabamos pero discretamente movia la mía.

--Deja que pida por ti, hay uno que seguro te gusta -asentí mientras él se dirigía a pedirlos.

Mientras Agus estaba en el mostrador de aquella heladería decidí revisar mis redes sociales, no era muy activa. No había nada que llamará mi atención... Hasta que ví esa foto.

Sergio abrazado de una chica no muy atractiva, ambos sonrientes y por lo que pude nota en el fondo, estaban en una cumpleaños que parecía ser familiar e íntimo.

Sentí algo molesto y decepcionante, Sergio ya estaba saliendo con alguien cuando no cortamos oficialmente. En la descripción de la foto se leía: "ya necesitaba verte Serch"

¿Serch? ¿En serio? Que apodo más ñoño.

Sin querer le di like, mi cabeza debatía si quitarlo o dejarlo. Que no tenía mucho sentido pues la notificación iba a llegar de todos modos.

--Tú helado Nikky -la voz de Agus me saco de mis pensamientos

--Gracias -murmuré

--¿Qué pasa? ¿El hambre te pone de malas? --lo mire extrañada ante su pregunta

--No ¿Por qué lo dices?

--Tienes cara de querer matar a todo mundo -rei fingiendo inocencia, pero no había sido consciente de esa reacción.

Agus me hablo de varias cosas: de su familia, de sus gustos y de sus proyectos. No me preguntó sobre mí (lo que en parte agradezco) pero resulta que este chico no para de hablar y no sabe escuchar. 

--¿Puedes llevarme a casa? Es muy tarde -pedí en tono amable después de minutos dónde no dejó de hablar.

¡Golpe bajo, preciosa! (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora