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3/02/14

Tengo 20 años, las primeras páginas están llenas de pensamientos o el día a día que vivía en mi época de adolescente.

Aún recuerdo que mi madre me obsequió este precioso libro para mi cumpleaños número 16, con la esperanza de recaudar en este un bello cuento o historia, pues hasta la actualidad este diario ha recaudado más sueños, esperanzas, secretos, llantos, pérdidas e inseguridades que un mismo libro de drama o de ficción.
Todavía recuerdo que ese día no recibí tantos regalos, ni siquiera celebramos correctamente mi onomástico, pues el día -que se suponía tenía que ser dichoso y alegre- empezó con clases de historia y terminó con clases de ballet y geografía.

Nunca pedí nacer como príncipe, tampoco que mis padres sean los líderes de un país tan importante como lo era Corea del Sur, mucho menos ser el descendiente de todos ellos y por lo tanto, el que llevaría todo el cargo en sus hombros.

Estudiaba en casa desde que tengo memoria, mis profesores particulares acaparaban todas mis horas del día, quitándome de esa forma mis horas de juego... mi infancia.

Jamás creí que mis clases tan estrictamente seguidas al pie de la letra sean por nada; estaba seguro de que toda la preparación que recibía era porque algún día asumiría el trono y tendría que cuidar de un país, una ciudad, una comunidad que me seguiría a mí, a su príncipe.

Retomando mis primeras líneas, solo cuento con 20 años, que cumplí el año pasado, osea hace menos de dos meses atrás.

Nuevamente, mi onomástico no fue celebraba correctamente, pero tampoco esperaba algo más de mi familia. Mamá siempre estuvo ocupada, viajando al lado de mi padre y siguiendo sus pasos, como buena esposa y reina. Ese día sucedió lo mismo; ellos tenían que viajar por algunos asuntos importantes. Sin embargo, al regresar de su tan preciado viaje de negocios, trajeron consigo una buena noticia para el país, una mala para mí y una injusticia a mi libertad.

«¡El príncipe está comprometido!»

«Tendremos al príncipe en el trono después de tantos años de preparación»

«Los reyes ya anunciaron una fecha para la boda»

Los gritos fuera del castillo no se hicieron esperar, al igual que las sirvientas, que me levantaron a las seis de la mañana para desayunar con mis padres y recibir la noticia que ya iba escuchando desde los exteriores de mi residencia: el palacio.

Como todo príncipe, reprimí mis emociones y acaté todo con una sonrisa en el rostro, a pesar de que muy dentro de mí estaba desbordando tristeza y cayendo en un pozo sin fondo. Lloré solo al estar en mi habitación e inicié un nuevo día a la mañana siguiente, donde me levantaron a la misma hora para poder iniciar con las clases de sociología, oratoria y nuevamente, Historia.

En cierto punto, llegué a dejar de pensar en mi boda y comenzar a concentrarme en lo que me enseñaban, como en las estructuras del lugar donde crecí, pues pronto ya no vería nada parecido a esto.





[🌻]

Aclaraciones:

TaeHyung es un príncipe en esta historia, es decir, es un universo alterno, aunque eso ya era obvio. Y sus palabras están escritas en un diario, como dijo anteriormente.

⌜Príncipe ♕ HopeV⌟Where stories live. Discover now