Capítulo I: La Espada Roja

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Mis ojos se abrieron. El cielo con algunas nubes esponjosas se extendía en todo su esplendor durante una tarde cálida y acogedora. El viento llevaba consigo una brisa que me acariciaba el rostro en los sensores táctiles de mi cuerpo binario, se sentía particularmente bien y exquisito a tal punto que por un momento olvidé donde estaba.

La parálisis producida por el veneno que inyectaban las serpientes de medusa cuando te mordían todavía estaba surtiendo efecto en mi cuerpo pero pronto tendría que acabar. O al menos eso indicaba el reloj que estaba en la esquina superior derecha de mi visión.

Me quedé mirando el cielo un rato más en el que las nubes cambiaban de forma y aparecían otras nuevas a los costados de mis ojos. El campo del poblado de Edward era un lugar amplio principalmente compuesto por granjas y cada tanto algún centro urbano donde se encontraban las casas de comercio de ítems, armaduras y pociones; algunas veces los NPC'S tenían misiones disponibles para nosotros pero de bajo rango dado el nivel del poblado en el cual estaba.

Edward era el primero de muchos mundos que los jugadores debían recorrer antes de llegar al castillo oscuro en el cual espera el jefe de jefes, el más fuerte de todos los rivales posibles en el juego. Derrotarlo era una hazaña única e inigualable para cualquier jugador pero hasta ahora nadie tenía el título de "Derrocador" que significaba haberlo hecho.

Yo era de los pocos que todavía no se habían adaptado. No sabía utilizar los combos predeterminados del juego y ni hablemos de inventar los propios. Conseguir dinero con el cual subsistir era casi imposible para alguien de bajas estadísticas como yo por eso gastaba casi todo mi tiempo en luchas contra monstruos de nivel bajo con tal de obtener aunque sea algunas monedas con las cuales poder pasar la noche y comer por lo menos un pedazo de pan.

Ahora mismo mi barra de hambre estaba por el suelo. Si no ingería algún solido en los próximos minutos mis HP bajarían substancialmente hasta que el contador llegue a cero y me vea borrado de la existencia del videojuego. Por suerte para mí, tenía una poción de hambre que me había sobrado de mi última incursión en un calabozo del oeste pero si no me desparalizaba rápidamente las consecuencias podían ser graves.

Entre pensamientos y otras cosas el hambre llego a cero y un punto de vida se fue con él unos treinta segundos después. Los puntos restantes de la barra verde relucían como si nada fuese a perturbarlos nunca más pero no sabían que uno de ellos sería eliminado en cuestión de segundos. Me divertía viéndola bajar de a ratos y me imaginaba torturándolos con la interminable espera de saber cuál sería el siguiente sacrificado.

—¿Qué haces ahí tirado?—preguntó una voz desde atrás mío.

Volteé mi cabeza hacia atrás y le respondí que no hacía nada especial. Unos segundos después me di cuenta que el efecto había terminado hace ya un rato y que estaba perdiendo vida en vano. Me senté en el lugar y mientras tocaba mi cabeza miré a la chica que me hablaba.

Una maga era la que me dirigía la palabra, la señorita era bastante bajita y me mostraba una cara de enojada que se encuadraba con sus cabellos rosas y largos hasta la cintura. La mascota que la acompañaba, un Furry para ser exactos, imitaba la expresión enojada que ella tenía en su rostro.

—Bueno, guerrero, ya que no estás haciendo nada creo que podrías ayudarme con el calabozo de Bossom, me hace falta alguien como vos para mi Raid—dijo desviando la mirada e indicándome con mucha gesticulación sus intenciones. Luego de una pausa de unos segundos en la que la miré fijo pensando si me lo estaba preguntando enserio hablé.

Corazón Rojo Vol. 1Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin