Capítulo I: Los Escudos Negros

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El frio, la nieve y el paisaje con filtro de fotografía azulado desaparecieron luego de una pantallazo que duró una fracción de segundos. Al abrir los ojos nos encontraron con el sol radiante sobre nuestras cabezas produciéndonos que tengamos que cerrar los parpados debido a su brillo tan repentino.

Tuve que poner mi mano sobre la frente buscando que esta hiciera las veces de visera, junto a esto respiré una gran bocanada de aire limpio alrededor. Ya no más aire congelado, ahora estaba calentito y listo para seguir avanzando en la búsqueda de una posible salida del juego, o no morir en él.

Ciertamente el ambiente era reconfortante para todos. Ya desde el vamos el portal estaba hecho de piedra oscura muy bien tallada y su base, hecha del mismo material, era invadida por la vegetación a su alrededor dándole un toque más rustico y apacible.

—¡Me encanta el paisaje!—dijo Amy mostrándose feliz del cambio—no voy a tener problemas en quedarme por aquí un tiempo.

—No lo creo—contesté—este es un piso de paso, no hay porque permanecer demasiado tiempo. Si nuestras estadísticas están acordes a los enemigos de Líon podemos ir al siguiente mundo sin preocuparnos mucho.

—Una vez que encontramos un mundo lindo...—dijo Amy lamentándose tras un suspiro.

—Pero por hoy creo que estará bien. Primero podemos recorrer el centro de Líon, muchos clanes se establecen aquí gracias a sus amplios campos de entrenamiento natural y el ser una zona tranquila, dentro de todo.

Al recorrer el centro de la ciudad notamos que justamente en su plaza principal se encontraban grandes edificios departamentales los cuales estaban catalogados en orden de poder económico.

Pero lo que más sorprendía era que casi ninguna casa estaba ocupada por clanes como solía hacerse antes de quedar dentro del juego. Tan solo una grande de color negro con adornos rojos se veía llena de vida con jugadores entrando y saliendo de ella portando todos, armaduras del mismo color que el edificio siendo el negro evidentemente el color que los representaba.

—¿Quiénes son?—preguntó Amy.

—No estoy seguro—dije—pero creo que podrían ser Los Escudos Negros.

—Lo son. Me crucé algunos de ellos en Edward hace algún tiempo—dijo Jaia—Son gente... muy seria.

Sin prestarles demasiada atención los tres seguimos deambulando sin comprar ni vender nada específico más que las partes del equipamiento que ya no necesitaríamos en batalla, solo nos ocupaban espacio en el inventario y podíamos cambiarlas por el siempre útil oro.

La capital de Líon estaba bastante más poblada que cualquiera de los otros mundos por los que pasamos antaño. Después de haber estado rodeados solamente por enemigos nos causó cierta incomodidad tener tanta gente en nuestro espacio personal asique optamos por marcharnos, ya era suficiente civilización por el momento.

Retirándonos a un prado cercano simplemente anduvimos un rato esperando a que los monstruos de la zona spawneen para comprobar nuestros niveles y adecuarlos en caso de que estuvieran demasiado bajos.

Antes de desenvainar al Corazón Maldito tomé cuidado de alejarme bastante de la ciudad y caminos cercanos ya que después de todo nada nos aseguraba que Líon no fuera el hogar de Shadow Murder, el clan de asesinos de jugadores al que pertenecían Renzo y Munch.

Unos simples guerreros esqueletos como los de Edward, pero algo más fuertes, aparecieron frente a los tres durando poco tiempo vivos. Las flechas certeras de Jaia, la magia de fuego y hielo de Amy, los disparos poco dañinos de Furry y los ataques con el Corazón Maldito fueron más que suficiente para acabarlos en menos de un minuto y sin recibir daño alguno.

Corazón Rojo Vol. 1Where stories live. Discover now