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Agatha estuvo marchita mucho tiempo, nada le alegraba. La ida de su amigo le había roto en muchos pedazos el corazón.
Paso el tiempo, entro en vacaciones de verano y se fue a la ciudad de Bs As por trabajo temporal como guía en un museo.
Su celular nunca estaba en silencio por si llamaba Rene. Todos los días revisaba su mail para ver algun correo suyo pero tampoco tenía noticias suyas.
Pasadas las vacaciones, volvio a Córdoba. Retomó las clases, y su rutina seguia casi igual. Solo faltaba él. Conoció a un chico, Marcos, se pusieron de novios, pero a los meses terminaron por que él no podía resistir que Agatha pensara tanto en alguien que ya habia dejado de existir en su vida. Se sentía tan incomprendida.

-Agatha.- llamó Alex.- Vuelve a la tierra. 

Era viernes de estudio, pero ese viernes no tenia la misma emoción que otro viernes. Agatha se encontraba distraída, mirando el celular, volviendo al libro, y nuevamente al celular.

-Creo que es hora de que dejes la idea de que Rene pronto volvera.- a Alex le costaba decir estas palabras pero era la verdad.- Podemos tener la esperanza de que volverá pero no podemos dejar, no puedes dejar que de ello dependan tu días.

Ágatha lloró como una ñina a la que le habían pinchado el globo. Sabía que Alex tenía razón pero ella no podía olvidar a Rene. Siguió llorando, su rostro se habia puesto rojo y no podía abrir los ojos ni respirar con armonía. Alex la abrazó tan fuerte como le fuera posible para pegar las partes que se caían de a pedazos de su amiga. Así era su viernes, un día gris, nublado a comparación con otros días.

Ágatha borró el número, su mail, lo dejo de seguir en redes sociales. Poco a poco fue soltando esa amistad de años; solo le quedaba esperar de que Rene volviera algun día, y que él sea tan feliz como lo era antes de recaer. Alex tenía razón, no podía seguir pendiente, siguiendo pasos que se borraban delante de sus ojos.
A un mes del olvide de su amigo, no podía salir de la cama. Aunque haya dejado de la lado la espera de su vuelta, algunas mañanas se despertaba pensando en él y en como estara. Esas simples preguntas le quitaba la energía del día completo. Pero esa mañana, que despertó cansada, era diferente a las anteriores. Esa mañana estaba cansada de amanecer, cada dos por tres, de esa manera. Entonces se dispuso a pensar porque tanto mal le hacia la desaparición de Rene, pues ella conoció personas que hicieron lo mismo que él, pero que no tuvieron tanto peso como ahora. Fugaces imágenes vinieron a su mente. Como el día en que se conocieron, la sonrisa de Rene de ese día nunca la olvidaría. Él la ayudaba a rescatar un cachorro, que cuando ya lo tuvieron en brazos, Rene le dio un sonrisa de satisfacción que nunca antes le habían regalado. Aunque ella nunca le contó sobre el día que le rompieron el corazón, Rene si se dio cuenta de eso, pero fingió que todo estaba bien, todo para que ella no estuviera peor.
Rene le había dado los mejores momentos, y estuvo en los peores. Él la amaba, pero ella nunca se dio cuenta de eso. Porque pensaba en el idiota que le rompió todo por dentro, ella no pensaba que a su lado estaba esa persona que siempre le fue incondicional.

-¡Dios mío!.- gritó entre un llanto.- Soy una idiota.- las lagrimas caian furiosas, calientes.- Siempre me amo.

《Ahora Eres Venus》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora