Capítulo 1

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Miren, sinceramente yo no sé si la reencarnación existe, si volveré a nacer o si simplemente cuando yo muera todo se acaba, se apaga y termina para siempre. Pero si existiera, si fuera posible, si volviera a nacer; la buscaría en mi siguiente vida. Pasaran diez, quince, veinte o treinta años y la buscaría sin ningún tipo de duda hasta encontrármela en mi nueva vida.

¿En la calle cruzando? ¿En la barra de un bar? Quizá en la fila del supermercado mientras decido que golosinas comprar de ultimo momento.

No lo sé. Y creanme, esta frase va a ser mi mantra.

Ella ha sido lo mejor y al mismo tiempo lo peor que me ha pasado en la vida. Junto a ella he estado más allá del cielo y en el más profundo infierno. Me he sentido la mujer más feliz del mundo y la más desgraciada. Ella ha sido la luz de mi vida y a la vez la terrible oscuridad. Lo ha sido todo y no ha sido nada.

¿Por qué? Porqué yo no era libre, ni ella tampoco lo era.

Lo mejor es que empiece desde el principio, desde el primer día en que la vi, la conocí y me la presentaron. La verdad, es que ahora pasado tanto tiempo; me pongo a pensarlo y lo cierto es que desde ese día todo lo que yo era, todo lo que yo tenía, todo lo que me rodeaba, sencillamente se truncó.

Era un muy caluroso veinticinco de Marzo de 1999; lo recuerdo perfectamente como si fuera a penas unos días. No olvidaré jamás esa fecha, la tengo grabada a fuego en mi mente.

Estoy en una gran y amplia oficina en lo alto de uno de los edificios más innovadores y modernos de Miami. Sostengo en mi mano una bendita y fría copa con champagne y veo desde la distancia como Alessandro Dellisola habla animadamente con un pequeño grupo de personas.

Está con sus nuevos compañeros de trabajo; pues hace poco que forma parte del equipo y probablemente se preguntaran: "Si, bueno ¿Qué diablos tienes que ver en esa escena?" Pues bien, el motivo es que la empresa para la cuál Alessandro trabaja desde hace muy poco tiempo cumple 15 años de su fundación y están de celebración por ello. Han invitado a todos los trabajadores a una especie de fiesta con catering y los han invitado a ir con sus parejas, y ahí es donde entro yo. ¡TA DAN!

Estoy casada con Alessandro desde hace cinco años y soy feliz porque es cierto, no voy a mentirles.

Alessandro se dedica al mundo de las finanzas y es muy bueno en su trabajo, tanto es así que vinieron expresamente a buscarlo desde Miami a New York dónde antes vivíamos para contratarlo. Se pueden imaginar que el cambio ha sido considerable pues New York es una ciudad bastante fría y básicamente de mucha construcción y ruido de lado a lado, lo contrario de Miami que es tropical y muy caliente. Pero en fin, tiene aeropuerto y eso me va genial para lo que me dedico que es...bueno, ya se los contaré. Ahora mismo eso no tiene importancia.

El caso es que él está hablando con tres o cuatro compañeros y yo de manera voluntaria me encuentro algo desplazada en un pequeño rincón de esa inmensa oficina llena de mesas y enormes pantallas de ordenador. Lo miro y le sonrió levemente y él me guiña un ojo en señal de complicidad. Sabe perfectamente que ser carismática con la gente no es uno de mis fuertes y que estoy haciendo un gran esfuerzo por el simple hecho de estar ahí. Qué no conozco a nadie es evidente porque como lo digo, estoy sola y de pié en ese rincón igual que un jodido ficus. Menos mal que por lo menos el camarero pasa de vez en cuando y me ofrece una copa con champagne para hidratarme. Ese es el único contacto que tengo con alguien en esa sala repleta de gente.

Veo las mujeres de los compañeros de Alessandro y está claro que entre ellas se conocen pues hay varios corrillos esparcidos por toda la sala. He notado que más de una me ha repasado de arriba hacia abajo, un escaneo total y descarado sin ningún tipo de pudor. BUeno, no esperaba menos en una ciudad tan chic y sofisticada como se está convirtiendo Miami. Luego las he visto cuchichear y reír fuertemente como si fueran las mejores amigas entre ellas.
Puedo imaginar como luego al darse las espaldas se pueden odiar y criticar hasta la saciedad. Tan clásico.

En Mi Siguiente Vida [Camren EDITADO 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora