capítulo 36 (Final)

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Soy consciente que en un momento dado dije que haría feliz a Camila, y lo he cumplido... aunque sea casí por más  de un año.

La he hecho muy feliz, lo puedo sentir y se los puedo asegurar.

La celebración de su cumpleaños, el de nuestro bebé, el mío. La fecha de navidad, el san valentin. Sus padres, las idas a la playa para que Angelica la conociese en vacaciones. Ella de pronto ya había cumplido un año, más unos meses. Casí lo mismo que Camila y yo de casadas.

Mi Camila...

Solo, cierro los ojos y pienso en todos aquellos momentos que pase con ella. Siento como mis lagrimas se me acomulan y mi garganta se cierra.

Oh, lo siento. En serio no quise esto.

Pero es que, lo que hoy me está ocurriendo se escapa completamente de mis manos. No puedo controlarlo, no puedo hacer absolutamente nada y siento una impotencia que no puedo con mi alma.

Pero antes, quiero ir un poco hacia atrás.

El caso es que en 3 meses regresé a volar, me reincorporé al trabajo. Comencé tal cómo dije que lo haría. De eso ya bastante. La niña es un poco más grande. Camila se las arregla muy bien con ella, le gusta estar con Angie, está disfrutando muchísimo de la maternidad qué yo le he brindado.

Yo quisé reincorporarme al trabajo porque lo necesitaba. Me gusta trabajar, me gusta volar, siempre me ha gustado y creo que todos al mi alrededor lo saben de sobra. Es un trabajo qué está hecho perfectamente para mí aunque las circunstancias me han cambiado un poco, claro. Ahora tengo familia, soy madre. Estoy casada, así que no me lo pensé dos veces y hablé con mi jefe antes de empezar.

No quería rutas de más de dos días ¿De acuerdo?.
No quería vivir lo que viví cuando estaba casada con Alessandro. ¡Nada de estar fuera de casa por una semana! ¡Nada de nada! ¡Eso se terminó para siempre! No quería rutas interminables de estar cruzando el país de un lado a otro.

Amo a Camila y a Angie y las necesito continuamente para sentirme bien. Punto.

Le dije bien claro al jefe que por favor me pusieran siempre en rutas "New Yorkinas" y diarias a ser posible.
Es decir, de esas de "ir y volver el mismo día". Es verdad que me pagarían menos dinero, lo sé, pero me compensa dormir cada noche junto a Camila. Eso no tiene precio.

El llegar a casa, ver a Camila, besar sus labios sabor a fresa y tenerla entre mis brazos es sin ningún tipo de dudas, lo mejor del día. ¿Y mi niña? ¿Qué puedo decir de mi niña? Está preciosa, está más bonita que nunca. Sigue con su boquita perfecta, tiene el cabello oscuro como lo tenemos Alessandro y yo. Tiene claramente sus ojitos verdes, imponentes. Creo que ella heredó mi mirada fuerte.

Pero todo parece terminarse.

Todo lo que ahora tengo, lo que poseo, lo que tanto amo. Mis dos chicas, mis mejores amigas. Vero y Lucy. Mis padres Sinuhe y Alejandro. Mis amigos Harry y Lou. Todo, absolutamente todo lo que aprecio en esta vida el destino se me escapa cruelmente en cuestión de suspiros.

En este momento les hablo desde mi presente.

Pero antes de eso creo que tengo que hacer unas preguntas, quizá tontas pero necesarias.

¿En qué año creen que estamos? No lo he dicho, ¿Verdad?

Pues les voy a recordar que conocí a Camila un jueves 25 de Marzo de 1999 y mi hija nació en un lunes 13 de Marzo del 2000, hace un año. Así que siento en el alma confirmar que no estamos ni en el 2005, ni en el 2014, ni muchos menos en el 2022.

Nunca voy a poder imaginar que va a suceder después de esto.

No son ni las nueve de la mañana pero me llamo Lauren Jauregui y acabo de darme cuenta que quizá no llegaré ni a los 30 años.

En Mi Siguiente Vida [Camren EDITADO 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora