Capitulo 5

4.9K 313 93
                                    


Me levanté frustrada.
Me fui a la ducha, abrí el agua caliente y me metí debajo para ver si se me pasaba. Ya eran pasadas las once de la mañana de aquél lunes y por lo tanto Alessandro ya no estaba en casa, hacía rato qué se había marchado a trabajar pues él tenía un horario fijo y coherente, no cómo el mío que a veces era una jodida locura.

Esa semana yo trabajaba de lunes a viernes, era conocedora que en mi tripulación coincidía con Lucy y Vero. Era el único motivo que me hacía sonreír esa mañana porque siempre que volaba con ellas me lo pasaba en grande. La ruta era de Miami a Nueva York de ahí nos íbamos a Las Vegas y de Las Vegas a San Francisco para volvernos nuevamente a Miami. Ya se imaginarán de qué va la historia. Una noche duermo aquí, dos allá, otra más en otro lado y por fin en casa. Es un no parar, se los aseguro pero por más estresante y agobiante qué parezca a mí ese ritmo me gusta y encima me lo pagan bien, muy bien he de confesar.

Acabo de ducharme, almuerzo algo ligero y echo mano de mi pequeña maleta ya preparada con las pocas cosas que necesito y me encamino ya hacia el aeropuerto.

Voy vestida de civil en la calle, con unos jeans claros y una camisa blanca pues siempre me cambio en el trabajo, no quiero que se me arrugue el súper traje que tengo para trabajar.

Durante el camino a la terminal, sentada en la parte trasera de un taxi, repaso mentalmente lo vivido la noche anterior con Camila. Es que todavía no puedo creerme que intentara coquetear con ella. Lo cierto es que prefiero no pensarlo demasiado porque encima me invade un sentimiento de vergüenza que me hace sentir peor, pero el caso es que lo hice y lo hice porque esa muchacha me gusta, me atrae, me llama la atención y juro que no puedo quitarme la imagen de sus ojos castaños de mi cabeza.

Creo que me estoy empezando a enamorar de ella o quizás es solo qué siento algún tipo de atracción. No lo sé.

Joder yo lo único que deseo es dejar de verla en mi mente continuamente.
Estoy enfadada, estoy aun muy enfadada conmigo y lo peor es que no sé quién va a pagar mi frustración. Creo que todos los números los tiene Vero porque Lucy es dulce.

Por fin llego a mi destino, entro por unos pasillos después de enseñar mi acreditación a tres o cuatro agentes de seguridad y por fin estoy en los vestuarios de mi compañía aérea. Para que se puedan dar una idea, son parecidos a los vestuarios que puede tener cualquier gimnasio pero algo más pequeño. Hay unas taquillas, un par de banquetas, un par de duchas y poco más. Entro y hay un par de compañeras que justo parece que van a salir, me cruzo cuatro palabras con ellas.

-Hey Lauren, ¿Vuelas? -Me pregunta una de ellas a punto de salir por la puerta.

-Si, me toca...voy en el vuelo JKL-09 ¿Y ustedes chicas? -Les pregunto por cortesía más que nada porque no tengo muchas ganas de hablar mientras empiezo abrir mi taquilla

-No, no que va. Venimos ahora de New Jersey, no nos toca volar hasta en diez días. ¡Qué te vaya bien! -Se despide.

-Sí, gracias. Hasta luego. -Les digo escuetamente.

No estoy de humor y lo sé. Abro la taquilla y veo una foto de mi marido pegada en el reverso de la puerta, la miro y niego con la cabeza. Siento que lo engaño, presiento que podría llegar hacerlo. Camila sal de mi cabeza por favor, te lo ruego.

-¡Jauregui! ¡Buenos días! -Se oye con mucho ímpetu. Es Verónica, que entra sola por la puerta y gracias a dios interrumpe mis pensamientos.

-Dellisola. -Le rectifico, me jode que me llame Jauregui, ya les diré el motivo.

-¿Todavía no te has hecho el moño? -Me pregunta, pues aún llevo el pelo suelto y la norma de la compañía es que hay que llevar el pelo recogido.

En Mi Siguiente Vida [Camren EDITADO 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora