Capítulo 24

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Hoy es 27 de Junio.

Hoy cumplo 29 años y estoy pasando uno de los momentos más complicados de mi vida. Más complicado que incluso yo misma.

Desde el jueves, desde que Camila se marchó de mi casa sin tan siquiera darme un beso de despedida, no he dejado de pensar en ella un solo minuto. No la he visto, no ha dado señales de vida, no sé nada de ella.

Tengo cada minuto y cada hora de esas 48 horas marcadas en mi pecho por culpa de su ausencia. No me dejan respirar tranquila, no me dejan dormir en paz, no me dejan comer con apetito, no me dejan hacer mi vida en general.

Tengo la conciencia mal.

Además no paro de darle vueltas y vueltas y más vueltas a cómo voy hablar con Alessandro. ¿Qué voy a decirle? ¿Cómo se plantea algo así?¿Qué se le dice a alguien que cree que lo tiene todo? Él no se lo espera, lo voy a romper en mil pedazos, Alessandro está convencido que yo no me acuesto con él desde hace días porque estoy en una de "esas rachas" de las que le hablé cuando me contó que Matthew tenía sospechas sobre Camila. Para nada cree que es porque no le deseo, ignora por completo que me he enamorado de otra persona, ignora el hecho de que no lo quiero como lo quería…

Soy consciente que Alessandro se va a convertir en un juguete roto y esto es algo que también me atormenta por supuesto. Alessandro no es un juguete y esto no es un juego. Sin embargo; tengo la sensación de que yo no he parado de jugar ¿Curioso verdad?

Son las nueve de la noche de ese sábado 27 de Junio y me encuentro en la terraza de un centro comercial junto a Lucy. Ambas estamos tomando un refresco "haciendo tiempo" para luego asistir a mi propia fiesta sorpresa de cumpleaños.

Finalmente no sé quién asistirá y la verdad es que me da igual, a mí solo me gustaría que asistiera ella, mí Camila. Aunque ya no estoy segura de que vaya a ir, de que le apetezca verme ¿Estará enfadada? Puede que sí, puede que no, no lo sé.

Mierda, la he tratado poci menos que a una zorra. ¡Es que soy estúpida!

No me besó al irse. Ese detalle me jodió muchísimo porque aún sabiendo que no merecía ese beso conciliador, mantenía la esperanza de que en el último momento me lo regalara y no fue así. No, que va.
Camila si es una mujer con orgullo y principios. Aún mantiene orgullo aunque yo le haya aplastado la mitad de él.

Tampoco sé si finalmente Verónica y Camila se han conocido en persona, si pudieron cuadrar sus agendas o quedar en algún momento, pues de Vero no he sabido nada, cero por completo.

Lo único que sé de buena tinta es que Lucy  parece la encargada de entretenerme hasta la hora indicada, es a quién le ha tocado alejarme del perímetro de mi casa. Que sea ella a me ha caído bastante bien, siempre estoy bien con mi gran amiga Lucy, pues me divierte y entretiene que es lo que me hace falta estos días. Lo malo de que sea ella y no otra persona, es que Lucy no acaba de comprender que yo ya sé que tengo mi fiesta sorpresa, que ya sé que está preparada y totalmente planeada.

-¿A qué hora hay que ir? –Insisto de nuevo.

-¿Pero ir a dónde Lauren? –Me contesta haciéndose totalmente la loca mirando a la gente pasar.

Por segunda vez la miro con mis cejas bien alzadas mostrando incredulidad total, es la segunda vez que le he preguntado y la primera se ha hecho la completa sorda.

Sorda y loca en ese orden ha sido.

¿De verdad no sabe que soy cómplice de mí fiesta? ¡Coño si estaba conmigo cuando Vero le habló por teléfono a Camila! ¿En qué coño de planeta vive?

-A mi casa Lucy. ¿A qué hora tenemos que ir? ¿A las diez? ¿A las once? –Pruebo a decir mientras divago con mi cabeza.

-¿A tú casa? ¿Para qué? Es que Lauren no sé de qué diablos me estás hablando. ¿Es porque te aburro? ¿Quieres marcharte? –Cuestiona sin mucho interés.

En Mi Siguiente Vida [Camren EDITADO 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora