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Fernanda vio como las hadas iban preparando el complejo de ceremonias para la fiesta que tendría lugar allí. Los vio transportar muebles y mesas, fuentes e instrumentos. Todo tipo de adornos que aun sin verlos puestos parecían hermosos. Nadie pidió ayuda a los humanos. Ella tenía orden de Keveth de seguirse entrenando y supuso que los demás participantes debían tener las mismas ordenes, pues los vio ejercitarse alrededor del complejo e incluso los más osados entrenaban con sus armas a la vista de todos.

A esas alturas Fernanda sospechaba que la mayoría ya conocería el arma predilecta del resto, pero ella prefería seguir entrenándose con su arco en privacidad. Aquellos días practicó su puntería todo cuanto pudo. Incluso sus manos empezaron a ponerse callosas por el esfuerzo. No vio a sus guías por aquellos días. Casi podía imaginarse a Doriat pasando el rato con Tatty y a Keveth, bueno, la verdad no podía imaginárselo haciendo nada en específico.

El día de la fiesta llegó. Empezaría en la tarde y se alargaría hasta la medianoche o quizás un poco más. Para asistir se colocó un vestido rosa oscuro de tela fina, la parte delantera llegaba a la mitad del muslo, mientras que la parte trasera se extendía hasta tocar el suelo como una especie de cola. Recordando la gracia de la reina el día del banquete para los favoritos, Fernanda decidió atarse dos cintas del mismo color a ambos brazos. El cabello lo ató en una única trenza francesa y se colocó un par de brillantes en las esquinas de ambos ojos.

Una vez lista bajó a la fiesta. Fer notó con sorpresa que el resto de los humanos lucían muy diferentes a la primera vez que les había visto. Todos parecían tener una gracia aprendida que no les pertenecía, pero que la tomaban como propia casi con naturalidad. Además todos lucían hermosos, como poseyendo un brillo distinto que nunca tendrían en el mundo humano.

Las hadas en cambio resultaban casi mágicas, aunque a fe de la verdad era que en realidad lo eran. Desbordaban magia en cada ademan, en cada sonrisa, en cada palabra y eran hermosas.

Fernanda vio el complejo de ceremonias, estaba irreconocible. Por el techo de cristal rectaban vides verdes claras y de ellas brotaban flores de muchos colores, las cuales cada tanto dejaban caer pétalos que bañaban a todos los invitados. En las mesas de vidrio había innumerables fuentes de frutas, verduras, casos con leche, miel y vinos de diferentes colores.

Sobre la tarima estaban dispuestas un grupo de hadas, las cuales tocaban diferentes instrumentos. El lugar estaba lleno con el sonido de una melodía suave y dulce. Fernanda no pudo evitar sonreír maravillada al verlo todo. Se sentía como si acabara de meterse en algún cuento de fantasía maravilloso, un cuento de fantasía sin un final a la vista, sin un villano a la vista, un lugar inmaculado, perfecto y mágico. Sintió dicha en su corazón, sintió un calor de alegría recorrerle la piel, un hormigueo de fascinada y verdadera felicidad y notó sin mayor sobresalto que en su mundo, que en el mundo humano nunca había sentido nada así.

De pronto, casi de la nada, su empleada Mili apareció en sus recuerdos. Pensó en la chica morena de sonrisa fácil que adoraba la fantasía y deseó que Mili pudiera ver aquello. Casi pudo escucharla reír, casi pudo ver sus ojos brillar de dicha. Mientras giraba sobre si misma intentando captar hasta el más mínimo detalle, pensó de corazón que si la reina le daba un solo deseo, lo que ella pediría seria poder vivir un día en Daha con Mili, para que ambas pudieran ser verdaderamente felices aunque solo fuera por veinticuatro horas.

—Florecilla, luces impresionante.

Fer se detuvo parpadeando. Doriat había llegado del brazo de Tatty, quien en opinión de Fernanda lucia mucho más impresionante que ella. Tatty llevaba un vestido largo color melocotón. Sobre el cabello negro usaba un cintillo de plata que destellaba, sus labios eran rosados suaves y le sonrían con diversión. Doriat no se quedaba atrás. Tenía los rizos peinados, usaba una camisa beige y pantalones negros.

La senda de las flores [La Senda #1]Where stories live. Discover now