¿Sólo amigos? [Miraculous Ladybug Fanfic]

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Al terminar la llamada, envió el respectivo mensaje a Nino por medio de los comunicadores que poseen los miraculous. En algún momento tendría que leerlo o se lo diría en un par de días si este no le respondía.

Por una parte, creía que esto debía de hablarse a la brevedad, no estaba seguro de que fuese la mejor decisión, pero no se opondría o diría nada para no tener contacto como Chat Noir. A su parecer, su plan romántico estaba saliendo a la perfección, pues Marinette lo había rechazado, una supuesta forma de desprecio hacía su forma civil.

Rogaba que en esos 10 días pudiese completar su plan, siendo que, de tal forma, para aquel día tanto él como Ladybug estuviera en su mejor forma, sin pensar en otros. Felices y plenos, permitiendo que sentimientos ajenos afectasen sus juicios.

Detuvo su andar al saltar sobre el balcón de la casa de la joven de la que supuestamente su parte heroica estaba enamorado, pero fue justo ahí cuando fue golpeado por otro cuerpo. Uno que al quedar encima de él, tenía el trasero bastante cerca de su cara; le alejó bruscamente sólo para encontrarse con que era la de traje de motas.

La vio temblar, asustada. ¿Qué significaba que ambos estuviesen llegando al mismo sitio?

—¿Tú también vienes a hablar con Marinette? —habló ella primero.

—Sí —sonrió triunfante—, vengo a hablar con mi novia.

Su compañera se quedó quieta unos cuantos segundos, para luego estallar en una sonora carcajada que le llevo a sujetar fuertemente su estómago.

—Ah... Buena broma, gatito.

—Claro que no lo es. Podemos preguntarle.

—Anda, hazlo —le retó—. Somos muy buenas amigas, dudo que me ocultase algo que tiene que ver con mi compañero.

—Ya veremos...

Era una mentira, cierto, pero creía conocer lo suficiente a la delegada de clase como para saber que le seguiría la corriente con este tipo de juego. Se asomó por la puerta del balcón y también por una de sus ventanas, pero no había rastro de la jovencita que fingía amar.

—Parece que no está, por ende, no hay forma de comprobarlo.

—Pregúntale la próxima vez y ya verás.

—Como gustes —bufó—, vendré después a verla. Tú también deberías irte.

—No, la esperaré.

El felino se sentó junto a algunas de las macetas que rebosaban de flores.

—Has lo que quieras.

Saltó hacia la acera, a partir de ahí corrió por los callejones de las calles circundantes, dejando a un gato necio que tontamente seguía encaprichado con la mariquita que nuevamente se veía tan molesta como en sus últimas misiones.

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Hola, amiguitos :3