Algo llamado destino.

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Largos sucesos tenían que ocurrir para que por fin nuestro camino volviera a lo que era. Pasando los días, los descansos y los pequeños pueblos del camino para poder llegar al país de las Olas. Un pequeño territorio donde la burocracia reinaba y los individuos pedían ayuda a aldeas ninjas para trabajos pesados y la seguridad de los alrededores.

Se abastecía de pesca regularmente, unos pocos sembríos en lo alto de las lomas de la zona y las hortalizas en algunos valles de los tantos ríos que poseían. Húmedo y clima templado, no era un mal lugar para estar.

Bahías y poca rentabilidad en las zonas residenciales, los comerciantes son demasiados pequeños y los comercios internacionales son demasiados escasos. Falta de investigación y tecnología en todas las áreas habido y según la información que me pudo dar Kei cuando le envié un ave, aparecía entre las listas que un grupo criminal amenazaba la vida dentro de este esplendoroso país.

Por la cara de Kakashi-sensei cuando le comenté sobre ello supe que ya sabía acerca de este grupo, solo que desconocía totalmente que el viejo borracho al cual protegemos fuera objetivo de este grupo.

Era él, un viejo constructor de puentes, Tazuna, que era buscado debido a que tras la terminación de aquel puente que estaba a mitad de recorrido, este conectaría al país de la Ola con el continente, por lo que el grupo criminal perdería fuerza, dinero y esfuerzo, lo cual no iban a permitir.

Si me lo dicen a mi, nada más eran gente de mala caluña que podía ser eliminado en cualquier momento, pero las razones para mentir en el rango de misión era la falta de dinero que tenían en el país. Estaban en un aprieto.

-Por favor, ¿podrías dejar de mirarme de esa manera?- había pedido con toda sinceridad y algo de temor el viejo borracho por mi mirada cuestionadora.

-Señor Tazuma, sé que no tenía opción con respecto al poco tiempo que le queda para completar su trabajo, pero si le rogaba al viejo podía aceptar pagos en partes, por su puesto, bajo cierta garantía.

Comenté con sencillez, aunque Kakashi-sensei alcanzó a levantar una ceja por mi forma de expresarme. Sé que por esas razones, todos me miran así la primera vez que me escuchan hablar con total libertad. ¿No lo ven? Mi hermano está tranquilo y acostumbrado, Sakura abre la boca en sorpresa y él me ignora comenzando un perezoso andar, por su puesto que actuaré como yo misma.

El viejo borracho suspira y mi mira con cierta ternura, tal vez pensando en mí aún como una niña. Vuelve su cabeza para enfrente y confiesa con cierta pena:

-Incluso si comenzamos con ese plan de pago, nunca sabremos si podremos liberarnos de las ataduras de ese grupo por solo la llegada de nuevos comerciantes. Ya hemos pensado todo, y solo el engaño hacia ustedes era nuestra mejor opción. Ustedes son un país grande y próspero, por lo que pequeñas cosas como estas no le afectan mucho.

Murmuró algo por lo bajo y no levantó la cabeza durante las dos siguientes horas de viaje. Se mantenía divagando, creo que por la vergüenza y la pena ocasionada. No lo pude evitar y adelantarme un poco para golpear suavemente su espalda y tranquilizarlo.

-Basta, aceptamos la misión sea como sea, por lo que tendremos que dejarlo seguro y a salvo en la puerta de su casa sin un solo rasguño, hasta entonces puede pensar en una excusa para que lo ayudemos, ¿si?

Luego de mis palabras que le causaron emoción a los dos enamorados del grupo, un gruñido por su parte y cierta molestia por Kakashi-sensei, todo fue más tranquilo. Sólo después de dos días más ya estábamos en la bahía a las afueras del País de Fuego esperando el amanecer para que consigamos un bote y continuar nuestro viaje.

-¿Por qué le diste esperanzas sabiendo que nuestra misión no requiere y no nos obliga a proteger ese país?

-Porque sé que usted no abandonaría a nadie a su suerte, es una de las cosas que me dijo el viejo sobre usted desde que tengo memoria.- enfoqué mi mirada en el pronto amanecer- Y de alguna u otra manera tendremos que "protegerlo" de cierto grupo criminal que lo "ataca" conscientemente desde nuestra salida de la Aldea, ¿si?

No es que él no fuera consciente, Kakashi-sensei acerca de todo esto. Creo que solo disfruta mucho de verme pensar y que le demuestre todas aquellas cosas he aprendido de estar rodeada de Ambus y Jounin toda mi vida. Él solo quiere descubrir qué es lo que me puede estar afectando tanto como para que no pueda avanzar en esta vida.

Y él lo ha descubierto muy pronto, por lo cierto.

Sí, él, aquel hombre oscuro y amargado, es el único que impide mi progreso en la vida, su mera y oscura existencia.

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-Es mucha neblina- comenté a la nada en el bote que el sensei y el viejo borracho se encargaban de remar. Na-chan se la pasaba hablando y hablando sobre lo tranquila de la misión y sobre que no había tenido el tiempo para demostrar toda su fortaleza.

De forma obvia, él se encontraba a un lado y alejado de todo aquello, recluyéndose él mismo de todo aquello que lo puede salvar. Y como cuando era niña no pude evitar verlo de más.

Aquel cabello ébano. Aquel perfil poderoso y afilado. Aquella expresión llena de sufrimiento y desinterés, junto con esas cejas fruncidas levemente, que casi es imperceptible. Sus ojos vacíos y profundos, su boca una sola línea que no dice nada.

Y como cuando estaba en la Academia, no pude evitar pensar en qué fue lo que me atrajo a él en primer lugar.

No fue su fuerza, conocía a muchas otras personas más fuertes que él. No fue su apariencia, era guapo, pero también había visto a otras tan o más atractivas que él. No fue su personalidad, en realidad, me parecía un poco insoportable.

Fue algo, algo que hizo que lo mirara de más cada vez que lanzaba un kunai o una shuriken. Fue algo casi instintivo cuando pasaba a mi lado o estaba cerca mío. Fue algo casi obligado cada vez que nos encontrábamos entre pasillos y las viejas sombras de los árboles.

-Creo que mi madre a eso le llama destino.

¿Qué había sido lo que me atrajo en él?
¿Qué fue lo que me llevó al estado en que estoy hoy?

Y como toda sucesión cuando estaba en la Academia, Sakura me descubrió y reclamó con voz fuerte y autoritaria que me alejara de él. Na-chan no sabía de que lado estar, si el amor de su vida o su persona más importante, por lo que le echó toda la culpa a él, mientras que solo gruñó y me dio un ligero vistazo.

Yo me quedé estática, donde estaba, sin saber que responder ante todo esto. Miré al sensei para que me ayudara y lo descubrí tranquilo mirando la escena.

Está bien, lo admito, esta es otra debilidad mía.

PromételoWhere stories live. Discover now