Un error honesto.

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"Las increíbles aventuras de una persona muerta."

¿Quién está muerto ahora? Oh, no me digas, matemos a alguien ahora. Yo digo que a Kisame, a ese tipo lo llevo buscando desde hace tiempo.

—Solo te interesa su espada y no lo he visto desde que salí de la guarida de Akatsuki— pronuncia lentamente mientras se esconde entre sombras y arbusto, junto con las rocas y el suelo húmedo.

Está siendo raptada, de forma literal, sin ninguna mentira o engaño. Uchiha Sasuke la raptó, la atrapó y aprovechó aquel momento exacto en donde estaba más débil que un bebé para poner un sello en ella y que no pudiera usar su cuerpo como desee. Por eso terminó viviendo en la espalda de Jūgo o Suigetsu, que la cargan por ratos y la dejan en el suelo en cada descanso.

Karin la mira con odio y ella solo puede suspirar rendida. La atacaron por la espalda. Él lo hizo, a pesar de que no era necesario que lo hiciera. Si le hubiera pedido que fuera con él a matar a Itachi lo hubiera ayudado, porque esa fue la razón principal por la que se internó en el bosque.

El plan que tuvieron entre ella e Itachi no fue el más complicado y brillante. Fue simplista, crudo, hueco, con muchas fallas. Pero de algo iba a servir, porque así Uchiha Sasuke iba a sospechar menos. Mientras más sospechosa se vea ella menos atención le dará a cualquier cosa.

Lo ha descubierto.

Lo ha sabido por un tiempo.

Que no quiera decirlo, pronunciarlo, anunciarlo en voz alta queda totalmente a su criterio, pero eso no significa que sea ciega.

Pero ella no siente nada por el Uchiha.

O por lo menos no por ese, que está justo frente a ella.

—Dejen de hablar de idioteces y avancen.— y también suele odiar mucho como habla con ese tono tan aburrido y cruel, como que si fuera el único que sufre.

—Más idiota es el nombre que le pusiste al grupo. Hebi. Buena imaginación. ¿No era ese el enemigo de todos? No tiene sentido.

—Por favor, no peleen, que a los petirrojos nunca les ha gustado verte, Yume, con ira y dolor— interrumpió Jūgo de repente sin mirar a nadie, con pájaros en sus manos y observando el oeste. Poco a poco el sol se ocultada y dejaba a la vista un paisaje mágico.

Era una mala suerte que ellos fueran tan fríos, o eso creía Yume, al no parar por unos momentos más hasta que se apague el sol y ver morir ese día. Se preguntaba en secreto si Uchiha también la mataría como la noche mata el día y el día a la noche una vez que se entere de la verdad. De que ella había trabajado con Itachi todo este tiempo.

O tal vez no era ella quien muera, sino él mismo.

Eso de repente le preocupó, le aterró un poco desde su corazón. Muerte. Muerte. Muerte. Hay muchas y diferentes clases de muerte en este mundo, pero era difícil saber cuál en específico afectaría al Uchiha. Tal vez la mentalidad, tal vez la consciencia, tal vez el corazón, tal vez el alma, tal vez la razón.

Había muchas cosas que podían morir una vez que el plan se completara y el idiota de la máscara apareciera. Ese era otro secreto guardado, pero... ahora si estaba enojada con el Uchiha. Estaba muy enojada. Porque le ha puesto un sello, la ha inmovilizado, la ha estado vigilando todos los momentos posibles y le es imposible contarle acerca de esta posibilidad a Itachi.

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