Dark Demons© (Libro I) ✔️

Primeras Impresiones

Wess

Camino a través de la multitud de personas chocando con rostros que no tardo en olvidar, pero con nombres que sí que quedan grabados en mi cabeza.

«Rose Thomas, Grayson White, Camille Jenssen, Tod Hamilton»

Los recordaba...

¿Qué recordaba?

Siento como alguien pasa junto a mí con tanta fuerza que por poco se cae, siento también la mirada molesta que me dedica el tipo en cuestión, quizá en busca de alguna disculpa de mi parte que en lo que a mí concierne, nunca llegará. Él fue quién se cruzó en mi camino.

«Reed Greyman»

Bufo y meto las manos en mis bolsillos atrapado en aquel recuerdo.

En el rostro ojeroso de Harper que lucía feliz de por fin encontrarse conmigo. Ella temblaba aquella vez, con solo una hoja de papel de periódico cubriendo sus delgadas piernas. Recuerdo como me acerqué a ella y le pregunté dónde estaban los demás, dónde estábamos y porqué nos habían separado.

Obviamente ella no sabía nada de eso. Mucho menos Heather y Aaron.

Pero...yo solo era un niño, todos los éramos. Y aunque todos parecían haberlo notado ya, decidieron que esa era la mejor opción. Dejarle a un grupo de niños—Jóvenes e inexpertos—el peso del mundo, para que nosotros tuviéramos que cargar con eso sobre nuestros hombros y no ellos.

Porque tenían miedo, porque no les importaba perder a unos pocos para que muchos otros se salvaran.

Era lógico claro, sin embargo...nos dejaron a ciegas. Nos dijeron que iba a ser difícil, que había que darle tiempo al tiempo y terminaríamos adaptándonos al nuevo mundo que se abría frente a nosotros, que terminaríamos por acostumbrarnos a esa sed de romper las reglas que cada día amenazaría con destruirnos.

Se equivocaron.

Nos hicieron creer que nada de eso nos cambiaría y no nos contaron que desde el principio...estábamos condenados.

Pensábamos que las miradas y susurros que ellos compartían simbolizaban orgullo, pensábamos que eramos leyendas. Y cuando compartimos lo que creíamos con los demás no nos contradijeron.

Ellos lo sabían muy bien, al dejarnos ir ya no había manera de dar vuelta atrás. El destino había estado escrito desde el principio. Nos hacían creer que había algún tipo de salvación, pero la verdad era que nunca la hubo. En el momento en que pusimos un pie fuera del paraíso...nos habíamos convertido en monstruos.

Ya no éramos Ángeles.

Éramos demonios.

«Escucho voces en mi cabeza—Me dice Harper y veo como sus labios comienzan a temblar.

No digo nada, primero porque no tengo ni idea de cómo consolar a las personas y segundo...porque yo también las escucho»

Había hecho cosas que nunca había compartido con los demás, cosas que ni siquiera pronunciaba en voz alta porque eso volvía todo más real. Cosas...como la que acababa de hacer.

Pase una de mis manos por mi rostro y tomé la cajetilla de cigarros con la esperanza de que uno de ellos me quitara de encima el cargo de consciencia.

«Es un truco, cualquiera podría darse cuenta»

¿Y si no lo era?

No se sentía como un truco y eso me aterraba aún más.