De camino a la LCU, convertida en una pila de ropa y sentada en el último asiento del autobús, me imagino que pensará la gente al verme en tal situación.
«Eh, luce un tanto enojada, quizá debe ser porque es lunes.»
«Se ve ridícula ¿No sudara bajo todo esos abrigos?»
«Tiene cara de papa, no me importa»
Ninguna de ellas era muy acertada, a decir verdad.
Sí, estaba molesta, pero me temía que esa no era la palabra indicada para describir lo que sentía. Se me hacía que era mucho más complejo que eso, una mezcla de emociones que por alguna razón me hacían temblar al reconsiderarlas.
Por si fuera poco no había traído los zapatos adecuados para el frío y literalmente no sentía mis pies, ni mi nariz.
Mis manos—Dentro de mis bendecidos bolsillos—se mantenían calientes, o lo más calientes que pudieran estar cuando mi móvil comenzó a sonar.
Gracias a Dios no tuve que mover demasiado mis extremidades para sacarlas de su cálido refugio, sino que solo tuve que escarbar un poco más adentro, lo cual se hace casi una misión imposible considerando que las capas y capas de tela estaban comenzando a estorbar en el recorrido de mi muy entumecida mano.
Contesto sin ver, atenta al sonido de los copos de nieve cayendo sobre el techo del autobús.
—¿Qué pasa?—La verdad era que no tenía planteado hablar con ese tono tan venenoso, sin embargo había veces que mi lengua tomaba el control y no había nada que mi moral pudiera hacer al respecto.
—Eh, que tú me respetas, maldita fulana.
Mis ojos se abren de par en par y antes de que pueda alejar el móvil de mi oreja y chequear con quién demonios estoy hablando una risa estridente se hace escuchar a través del parlante.
—Por Dios ¿Qué es lo que sucede ahora?—Cuestiona Naomi posiblemente con una gran sonrisa plantada en el rostro.
Eso, sorprendente, me hace sonreír también un poco.
Luego de la noche del viernes había tardado en comunicarme con ella para saber qué demonios había sucedido luego de mi fallida retirada. Sin embargo, finalmente me dijo que había llegado sana y salva gracias a Heather, quien, según Naomi había aparecido en el momento exacto.
Iba a recompensarle aquello.
Suspiro cruzándome de brazos.
—¿Qué te hace pensar que algo pasa?
—No lo sé, suenas como aquella vez que confundí el laxante con ibuprofeno.—Contesta con simpleza haciéndome bufar. Definitivamente esa era una historia que no estaba dispuesta a contar justo ahora.—Apuesto a que tienes el ceño fruncido.
«¿Qué?»
Destenso mi rostro y maldigo por sexta vez en el día.
Últimamente mi rostro vivía de esa manera.
—No es algo que pueda decirte por teléfono—Espeto con suavidad, intentando retener todo el testamento que tengo preparado. No es que no quiera decírselo a Naomi, pero temo que si comienzo a contarle todo lo sucedido no habrá forma de hacerme soltar el móvil y realmente eso no estaba dentro de mis planes. Era un hecho, lo primero que haría al bajarme de este bus sería ir a buscar a Aaron y luego...
Luego vería que hacer.
—Hablando de cosas que no se pueden decir por teléfono, hay algo que debo decirte —Escucho como remueve algo al otro lado de la línea—Se supone que te lo iba a decir después, pero soy débil.
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Dark Demons© (Libro I) ✔️
ParanormalSeparada de sus padres al nacer y obligada a comenzar a trabajar con tan solo dieciséis años para pagar sus estudios y mantener a la persona que más quiere en el mundo, la vida de Kayla Jones no podría ser definida como la más fácil de todas. Sin em...