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Octubre había llegado, y con él, un nuevo curso en la universidad. A casi nadie le gustaba el inicio de curso y, por supuesto, Leo no era la excepción, pero le animaba pensar que ese era su último año allí. Si todo salía bien, para el verano del año que viene sería libre de los estudios y un candidato apto para unirse al mundo laboral.

A las once de la mañana de un martes, el campus estaba lleno de vida, estudiantes de distintas carreras descansaban en el césped o iban de una clase a otra. Leo se encontraba sentado en un banco, rodeado por sus amigos que hablaban animadamente de a saber qué, hacía un buen rato que había perdido el hilo de la conversación.

Últimamente siempre era así, estaba distraído continuamente. Phicht había llegado a decirle que parecía enamorado, y tal vez tenía razón. No dejaba de pensar el chinito travesti. Tal vez no estaba enamorado, pero si se había obsesionado un poco.

Tal vez por el hecho de que fuera él quien la cagara de esa manera y jodiera la oportunidad de conocerle, más allá de esa web.

Estaba tan obsesionado con él que hasta creyó escucharle gritar. 

Espera

Eso había sido un grito de verdad.

Enfocó la mirada a su alrededor, todos sus amigos y personas cercanas a su grupo estaban mirando a un punto en concreto.

—¡Puto imbécil de mierda! —Había un chico, o una chica, no estaba totalmente seguro, rubio gritándole insultos a otros dos que le sacaban al menos dos cabezas de altura.

A su lado se encontraba un castaño, totalmente ruborizado, intentaba apartarlo  e irse de allí.

Leo se quedó con la boca abierta, incapaz de pronunciar palabra.

¡Era él! ¡Era el travesti!

Estaba allí, en su propia universidad. Debía ser cosa del destino.

—¿Es hombre o mujer? —JJ se atrevió a poner en palabras lo que todos pensaban en ese momento.

—Es un chico —respondió Yuuri, ganadose la atención de todos—. Estudia en el departamento de humanidades, éste es su segundo año, pero se ve más pequeño porque es superdotado y solo tiene dieciséis años —Sus amigos tardaron unos segundos en procesar toda esa información.

—¿En serio? —Phichit estaba totalmente asombrado— ¿Cuantos cursos se ha saltado? Si tiene dieciséis ahora...

—¿Cómo sabes tu eso? —preguntó JJ de nuevo. Yuuri se encogió de hombros.

—Vamos a la misma academia de dibujo.

Sabía que estaban hablando, podía escuchar sus voces, pero no entendía nada de lo que decían.

Más bien, no les estaba prestando atención, porque ya tenía toda la información que necesitaba, estudiaba en el edificio contrarío al suyo, en humanidades, probablemente estaba en segundo también, por lo que debía tener alrededor de 20 años .

Después de casi dos meses sin poder dejar de pensar en él y lo que pasó, volvía a tener una segunda oportunidad.

Esos dos meses habían sido una tortura, literalmente, un par de días después de su cagada monumental, se estropeó el aire acondicionado en su casa justo cuando JJ se iba con su novia a conocer a su familia, estaría fuera cerca de tres semanas, por lo que quedaba descartada la opción de poner una tienda de campaña en su patio con piscina y acampar allí lo que quedaba de verano.

El resto de sus amigos trabajaban en verano, además Otabek ni siquiera tenía aire acondicionado, solo un ventilador. Con Yuuri y Phichit no tenía la suficiente confianza como para quedarse en su casa cuando ellos no estaban y, después del rollo de dos noches, en las que ni siquiera hubo sexo porque los dos iban algo borrachos, la verdad es que no veía correcto pedirle asilo a Mila.

Little PervertTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon