Especial Pandemia AU

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Fue en septiembre, casi a finales, así que Guang Hong pensaba que estaría solo un año más, le tomó por sorpresa que su casero llamara porque había alguien más interesado en el piso.

Pero era mentira, no estaba interesado, estaba desesperado, incluso llegó a ver el piso ya cargado con sus maletas y la pecera, Guang Hong no supo qué pensar, era un estudiante sin hogar a pocos días de empezar la universidad.

Una vez que su nuevo compañero de piso se asentó le explicó que el motivo de su acelerada llegada era que se había quedado sin casa, su madre había encontrado un trabajo mejor en su país natal y él quería terminar sus estudios, por lo que se quedó solo en Estados Unidos, su casero, aunque habían vivido allí durante veinte años, pagando religiosamente cada mes y sin dar un solo problema, le echó diciendo que no quería estudiantes, que iba a destrozar el apartamento.

Es fue el motivo por el que tuvo que empacar todo, coger a Squirtle y buscar a prisa un lugar donde vivir, y menos mal que el único piso libre que encontró a esas alturas estaba en buen estado y su compañero era una persona normal.

No tardaron en hacerse amigos, Guang Hong es cierto que era bastante cerrado y tímido, pero el carismo natural de Leo derrumbaba todas las murallas que podían ponerle, en poco tiempo ya hablaban familiarmente mientras cenaban juntos y jugaban a videojuegos.

Además, la convivencia era inesperadamente cómoda, no tenían manías molestas, sus personalidades encajaban bien y nunca tuvieron una discusión por la limpieza o por los turnos para usar el baño. Incluso Leo compartía su comida casera ya que su compañero tenía declarada una guerra abierta con la cocina.

No asistían a las mismas clases y sus horarios eran distintos, pero a los dos les gustaba llegar a casa para cenar juntos lo que preparase Leo -Guang Hong solía pagar los ingredientes o recoger la cocina como agradecimiento-.

Se llevaban bien y estaban contentos de tener un buen compañero, pero una situación tan inesperada como una cuarentena podía poner nervioso a cualquiera.

No poder salir ni para ir a clase, estar preocupados por sus familiares en otros países, no tener más contacto con otras personas, entre otras cosas, podría hacer mella en su buena relación.

Por suerte no fue así.

Una vez más demostraban que sus personalidades eran compatibles hasta ese punto; por las mañanas ambos estaban en sus propias clases online y los múltiples trabajos que les enviaban, a veces no se veían hasta después de la comida, porque sí o sí, alguno de los dos preparaba una merienda para compartir.

Se turnaban para hacer la compra, intentaron mantener la rutina lo más posible, incluso Guang Hong consolaba a Leo cuando éste hablaba con su familia en México y se deprimía por no poder estar con ellos y Leo seguía haciendo platos mexicanos para cenar con él todas las noches.

Aún con la difícil situación por la que pasaban a nivel mundial, ellos agradecían la buena compañía que les había tocado.





Ya era mayo y aún no podían salir, aún existía el miedo por el virus, pero cada vez se veía más esperanza en que esto pasara pronto. Leo se despertó a media noche, tenía sed y decidió ir a por un vaso de agua a la cocina, pasando por la puerta de la otra habitación del piso, pensó que Guang Hong estaría dormido, así que fue a oscuras sin hacer ruido, para no molestarle.

No se esperaba que estuviera despierto, no se esperaba escuchar ruidos en la habitación de Guang Hong, creyó escuchar un gemido y se preocupó, tal vez le pasara algo, estuvo a punto de llamar a la puerta, preocupado, pero escuchó más claramente que esos gemidos no eran de dolor.

Little PervertWhere stories live. Discover now