26

794 72 42
                                    

Aquella mañana de su cumpleaños fue estupenda. En cuanto Guang Hong desayunó y se terminó de despertar, puso en la televisión una serie que no les interesaba demasiado y se quedaron abrazados en el sofá.

De vez en cuando se besaban cariñosamente, sin llegar a nada sexual porque no era necesario. Lo único que querían era disfrutar del tiempo que les quedaba juntos hasta que Leo tuviera que volver a su casa.

Le costó separarse de su novio y despedirse de él, tenía muchas ganas de ver a sus primos, pero estaba demasiado cómodo con Guang Hong entre sus brazos.

Aunque ya había estado tiempo de más con él y necesitaba salir para llegar a su casa a una hora razonable, también alargó la despedida con un beso demasiado largo en la entrada del piso.

─Ven conmigo ─pidió en un susurro cuando al fin terminó el beso.

─¿Cómo voy a ir? ─replicó con una sonrisa─ Nadie me conoce ─Tuvo que reír al ver el puchero adorable que había hecho su novio.

─Se lo diré a mi madre, seguro que no habrá problemas ─intentó convencerle, y convencerse, sin separarse aún de él.

─¿De verdad vas a llegar diciendo que traes a tu novio a comer?

─Sí.

─¿Tu madre sabe que eres gay? ─preguntó con una sonrisa, Guang Hong se estaba divirtiendo con las expresiones que hacía Leo. Además le hacía muy feliz que reaccionara de esa forma, él tampoco quería separse aún.

─No soy gay, se lo explicaré ─se quejó acariciando las mejillas del chino.

─Lo que hicimos anoche es un poquito gay ─replicó sonriendo, un poco avergonzado, pero más divertido que otra cosa, Leo respondió con una risa suave, pero sin alejarse de él─. Además, tengo que trabajar.

─Deja el trabajo ─exigió Leo, negándose a soltar su cintura, aunque el chino intentaba apartarse de él

─No digas más tonterías.

─Déjalo todo y huyamos ─Provocó una carcajada en su novio por la seriedad con lo que lo dijo─. Compraré una autocaravana y viajaremos por el país.

─Leo, para ─pidió entre risas.

─Tendremos tres hijos que se criaran en la carretera.

─¿Quién se supone que los va a tener?

─Los adoptamos ─Le costaba mantener la expresión seria porque escuchar reír a su novio era delicioso y contagioso, pero lo estaba consiguiendo─. Y perros, también adoptados. Cuando seamos viejos le daremos la autocaravana a nuestro hijo pequeño y nos compraremos una granja.

─Por favor, ya basta ─Consiguió alejarse de él mientras intentaba calmar su risa─. Ve a tu casa, vas a llegar tarde.

─¿No quieres huir conmigo? ─preguntó drámaticamente.

─No, no quiero ─Le empujó suavemente hasta la puerta antes de que empezara a hablar de nuevo, porque al final él también llegaría tarde al trabajo si seguía así─. Nos vemos en un par de días, no seas tan exagerado.

Leo aprovechó un descuido para abrazar y besar de nuevo a Guang Hong.

─Te echaré de menos ─murmuró cerca de sus labios, provocando una sonrisa de parte del chino.

─Y yo a ti.


Iba tarde, al menos veinte minutos desde la hora que le dijo a su madre que llegaría, ella pensaba que se había quedado en casa de Otabek después de salir con sus amigos, le sorprendía que no le hubiera llamado enfadado con él. Supuso que su tía también se habría retrasado. Aún así tuvo que acelerar el paso.

Little PervertWhere stories live. Discover now