Devil Tear

Escuela de Magos- Final

-Es hora de llevarla arriba- dijo Vergil mientras se acercaba a la chica, para cargarla en sus brazos, recibiendo un asentimiento de cabeza de parte de todas.

...
El director se encontraba en su oficina con una cara feliz.

En cuanto Vergil se fue, había empezado inmediatamente a reparar el enorme agujero que ocasionó el Neflim.

La última grieta estaba justo por cerrarse cuando...

-¡Regulus Impact!- exclamó una voz viniendo del suelo, solo para que este se desplomara por tal poderoso golpe.

Del agujero salió Vergil, con alas de Diablo afuera, cargando a una aún inconsciente Yui en brazos y a una emocionada Levi en su espalda.

-¡Mi oficina!- gritó como niño pequeño el director cayendo de rodillas.

Vergil simplemente lo ignoro mientras guardaba sus alas y Levi se bajaba de su espalda.

-¡Eso fue increíble!- exclamó emocionada la chica.

-Te prometí algo más divertido de regreso- fue la simple respuesta del chico encogiéndose de hombros.

-Mi oficina- dijo el director con un aura deprimente alrededor suyo mientras hacía círculos en el suelo.

-Madura- le dijo Vergil, chasqueando los dedos mientras la oficina se empezaba a reparar sola.

-Su magia ha aumentado si es capaz de hacer esto con un simple chasquido- pensó serio el director viendo de reojo a Vergil.

Ya luego de un rato donde la oficina se reparó sola, y las otras chicas llegaban desde el sótano, en el despacho del director reinaba el silencio, sin nadie capaz de romperlo.

Eso era hasta que...

-¿Soy la única que piensa que esto es incomodo?- preguntó Akio a todos en general, recibiendo un asentimiento de todos los presentes.

-Yo ni le veo el objetivo a seguir aquí parado- dijo Mira.

-Entonces pueden retirarse- los despidió el director a todos.

-¿Qué hacemos con Yui-san?- preguntó de repente Lilith.

-Ella sigue en la enfermería dormida- respondió el director.

-Nos vemos- dijo Vergil saliendo del despacho.

Vergil solo caminaba por ahí sin saber realmente qué hacer. Apenas y era mediodía así que no podía relajarse como si nada.

Pensó en comunicarse con su séquito, pero por alguna razón que no era buena idea el hacerlo, así que solo siguió con su caminata.

Un tanto sumido en sus pensamientos, no se dio cuenta de que caminaba sin rumbo, hasta que algo lo saco de su tren del pensamiento.

Una enorme cantidad de poder mágico, acompañado de otros inferiores en comparación, iban arribando a la academia.

Sin pensarlo mucho, Vergil salió afuera para encarar a los visitantes.