26- Primero y último.

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Valentina

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Valentina

Aún no lo podía creer, Rafael me amaba, todo eso me parecía tan irreal, de no ser porque lo tenía en mis brazos pensaría que eso era sólo un sueño, el mejor de todos. Besó mi frente y se quedó un rato viéndome directamente a los ojos y yo me quedé hipnotizada con los suyos verdes, tan hermosos.

-Eres hermosa -susurró- y no quiero que te alejes de mí -me dio un beso suave-. Yo no voy a permitir que te pase nada, no voy a dejar que ese cabrón te vuelva a tocar -tomé el cuello de su camisa y lo pegué a mis labios.

El beso se fue intensificando y me pegó contra la pared, sus manos se fueron a mi cadera y sus labios a mi cuello, mis dedos se enredaron en su pelo. Me levantó del piso y me hizo rodear su cintura con mis piernas, en ningún momento dejó de besarme, empecé a desabrochar su camisa, pero me detuvo.

-Vamos... vamos a mi habitación -asentí. Ni siquiera podía hablar.

Me tomó de la mano y me llevó por las escaleras hasta arriba. Tardamos un rato en subir, pues Rafael cada dos escalones empezaba a besarme.

Cuando estuvimos arriba, me arrinconó contra la pared y empezó a besarme nuevamente, sus labios pasaron de mi boca a mi cuello y sus manos recorrieron mi abdomen, mi cintura y luego se quedaron en mi trasero. Yo sólo estaba disfrutando esa sensación que nunca en mi vida había sentido. Deseo. Me levantó del piso y rodeé su cintura con mis piernas, así me llevó hasta la habitación.

Me recostó sobre la cama y se quitó la camisa despacio, demonios me encantaría ver ese sexy abdomen todos los días si fuera posible. Me senté en la orilla de la cama, quería contemplar más de cerca ese abdomen, mis ojos recorrieron su cuerpo de la cintura hacia arriba, terminando en sus ojos, esos verdes que me veían con deseo.

-Me tienes loco -dijo antes de acercarse a mí y atrapar mis labios nuevamente.

Tomó el dobladillo de mi camisa y la levantó, dejándome sólo con un sostén azul marino, metió sus dedos en mi cabello y lo jaló suave haciendo que levantara mi cabeza. Atrapó mis labios un vez más en un beso más ardiente, su lengua estaba en mi boca sus manos en mi cabello y las mías en su cinturón tratando de quitarlo, cuando lo logré solté el botón y bajé la cremallera. Metí mi mano en su pantalón y acaricié su erección sobre la tela del bóxer.

-¡Ah! -gimió Rafael en mi boca.

Desabrochó mi sostén y lo lanzó al suelo a donde estaba mi camisa, me recostó en la cama y se subió a horcajadas sobre mí, sólo con el bóxer. Empezó a besar mi cuello y luego mis pechos, llegó a mi abdomen y en un abrir y cerrar de ojos se deshizo de mi pantalón.

-¡Oh! -gemí cuando rozó su erección en mí. Mordió el lóbulo de mi oreja y sentí toda una corriente eléctrica recorrerme todo el cuerpo-. ¡Rafael! -lo tomé del cabello y lo hale con fuerza levantando su cabeza-. Rafael -suspiré. Metió su mano en mis bragas y luego sus dedos empezaron a introducirse en mí.

Empecé a retorcerme debajo de él, nunca había sentido tanto placer en mi vida, nuca había tenido relaciones por placer y menos por amor como en ese momento. Sacó sus dedos y bajó mis bragas, mientras lo hacía besó y mordió levemente mis muslos, se puso de pie y se quitó los bóxers. Se subió nuevamente a la cama, puso sus manos a cada lado de mi cabeza y me besó despacio.

-Valentina -jadeo-. Valentina, no seré el primero -suspiro-, pero seré el último -me besó en la frente-. Te amo

-Y yo a ti -me sonrió.

-¿Lista? -asentí y entró en mí.

-¡Ah! -me aferre a las sábanas negras de su cama mientras se movía dentro de mí, aumentando cada vez más sus movimientos y con ellos su respiración.

Arqueé mi espalda al sentirlo completamente dentro de mí, cerré los ojos y me dejé llevar por esa sensación tan única que me hacía sentir completa. Mordí mi labio inferior en un intento de no gritar, cuando su boca se apodero de uno de mis pezones y luego de mis labios.

-¡Rafael! -jadeé en sus labios. Puse mis manos en su espalda y lo atraje más hacia mí, rodeé mis piernas en su cadera provocando que entrará más y clave mis uñas en su espalda.

-¡Ah! -gritó mientras salía y entraba de mí.

Abrí los ojos y lo vi; tenía los suyos cerrados, la boca entre abierta, el cabello desarreglado y una capa de sudor cubriendo su cuerpo. Era estúpidamente sexy. Abrió los ojos y me vio, una mirada intensa llena de placer, salió y entro una vez más en mí, me sujete una vez más de las sábanas al sentir como me corría a su al rededor. Gimió y llegó a su clímax, también.

Aún no lo podía creer, había tenido un orgasmo, nunca en mi vida había tenido uno y se sintió tan bien y más aún porque fue con el hombre que amaba. Salió de mí y se acostó a mi lado.

-¿Te sientes bien? -lo vi y asentí. Me atrajo a sus brazos y recostó mi cabeza en su pecho.

-¿Cómo no podría sentirme bien después de esto? -besó mi frente-. ¿Cómo no después de haber tenido mi primer orgasmo? -dije un poco tímida. Se acomodó mejor para verme.

-¿En serio? -asentí-. Me alegra haber sido tu primer orgasmo -me dio un corto beso.

-Seras el primero y el último -me abrazó más fuerte.

-Eso es justo lo que deseo.

◇•◇•◇•◇

Después de haber tomado un baño con Rafael, fui a la cocina para tomar un vaso de agua, mientras yo tomaba mi agua él hablaba por teléfono con no sabía quién, pero se veía muy enojado.

-¡Arregla eso! Porque sino lo haces ten por seguro que tendrás una bala entre ceja y ceja cortesía mía -dicho eso colgó y guardó el celular en el bolsillo de su pantalón.

-¿Pasó algo? -dejé el vaso en la barra y caminé hacia él.

-No, nada -a medio camino me tomó de la cintura y me sentó en la barra-. Aunque...

-¿Qué? -lo tomé del rostro y lo vi a los ojos-. Dime.

-No usé condón -hizo una mueca. Solté el aire que había contenido mientras esperaba que me dijera lo que pasaba.

-Ah, eso -frunció el ceño-. Tomo pastillas -le quité el cabello que tenía en la frente-. En mis planes nunca ha estado quedar embarazada de ese imbécil -se tensó y se apartó un poco de mí-. ¿Qué pasa?

-Nada, es sólo que no me siento cómodo sabiendo que la mujer que amo, duerme con otro -se encogió de hombros-. Nada importante ¿no?

-Rafael -lo tomé de la camisa que tenía abierta y lo atraje otra vez a mí-. Amor -metí mis dedos en su cabello y levanté su cabeza-. Él para mí no es nadie y lo sabes, así que déjate de tonterías -sonrió y me dio un beso.

De una u otra manera iba a demostrarle que él era el único hombre al que amaba.

De una u otra manera iba a demostrarle que él era el único hombre al que amaba

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