64- ¿Nuestro hijo?

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Entré al cuarto en dónde estaba Rafael, ya estaba despierto y acompañado de Diego y Tavo, algo me decía que esos dos lo despertaron y eso me daba ganas de golpearlo a los dos. Me acerqué a ellos y me saludaron, me senté sobre la cama al lado de Rafael y acaricié su cabello.

—¿Ustedes dos lo despertaron? —vi a Diego y Tavo.

—No —Diego negó.

—Fue él —Tavo lo señaló y se ganó un golpe de parte de Diego—. ¡Maldito yeso! —se quejó y Rafael empezó a reír.

—Quiero un yeso —le jale el cabello.

—No tendrás uno.

—¿Se puede? —Lorenzo asomó la cabeza.

—Pasa anciano —Diego rio.

—Que chistoso eres, mocoso de mierda —le desarregló el cabello y luego le dio un golpe—. ¿Cómo te sientes, güey?

—Bien, estoy algo adolorido, pero bien. Tengo una excelente enfermera —me vio.

—Te traje un regalo, ¿quieres verlo? —Rafael asintió y Lorenzo silbó—. Ven acá —un cachorro blanco entró corriendo.

—Aww. Que cosa más bella —dije al verlo correr.

—Sé que siempre has querido un perro —Lorenzo cargó al cachorro— así que aquí está —lo señaló—. Y me costó encontrar uno blanco, pero sé que así lo querías.

—¿Cómo es que te acuerdas de eso? —Rafael prácticamente me aventó a un lado y fue a dónde estaban Lorenzo y el perrito.

—Todo el tiempo estabas viendo esa película.

—¿Puedo cargarlo? —Lorenzo se lo dio y él de inmediato empezó a besarlo. Alguien no tendrá besos de mi parte hoy—. Te llamarás Rayo.

—Esa no la veía venir —Lorenzo puso los ojos en blanco.

—Ya llegó por quién lloraban, perros... Y Valentina —Efrén entró.

—¿Y tú a dónde vas todo arreglado, puto? —Diego se acercó a Efrén—. Y hasta perfumado estás y no sólo eso, te bañaste.

—No estés jodiendo.

—¿A dónde vas cabrón? —preguntó Rafael.

—Voy a la casa de mi mamá —se encogió de hombros—. Mi hermana me pidió que fuera porque necesita que le ayude en algo, así que ya me voy.

—Está bien. Vete con cuidado.

—¿Y ese perro? —Efrén se acercó para tocar al cachorro que seguía en los brazos de Rafael.

—Se lo dio su novio Lorenzo —todos en el cuarto reímos por lo que dijo Diego, a excepción de los involucrados.

—Que romántico eres Enzo —Efrén le dio un golpe en el hombro a Lorenzo—. Bien. Me voy, les aviso cuando llegue.

—Vamos cabrón, yo te llevo a la pista —dijo Lorenzo.

Después de despedirnos de Efrén, se fueron, incluyendo a Gustavo y Diego, lo cuales no perdían oportunidad para salir de la casa. En la habitación sólo estábamos Rafael, el perro y yo.

—¿De qué película hablaba Lorenzo? —toqué la cabeza del perro.

—Hay una película clásica, que me gusta mucho y ahí sale un perro blanco, muy inteligente que siempre me gustó.

—Que buen amigo es Lorenzo —sonrió.

—Lo es. ¿Quieres cargarlo? —me mostró al perrito.

Capaz de Todo.Where stories live. Discover now