Caminando en la tierra de la aflicción

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FRANCISCO

Cientos de veces lo he escuchado de mi madre "Cuando tengas hijos me vas a entender" nunca lo entendí, me parecía que cuando yo tuviera mis hijos lo haría mejor, lo haría mucho mejor de lo que ella lo estaba haciendo, básicamente me encargaría de tenerlos a mi lado siempre, mi madre me abandonaba en cada viaje, comprendía el sacrificio de ser hijo de un piloto y una azafata, crecí solo, y como lo dijo la estrellita esa, yo había considerado a los pastores de Luna como mis padres por mucho tiempo.

Cuando peleaba con mi madre por diferentes cosas, por su abandono, por su falta de cariño, por exigirme de más cuando básicamente había aprendido todo lo que aprendes con tus padres de manera casi autónoma, ella siempre me decía " yo sé qué estas molesto, pero cuando tengas hijos me entenderás" Hablaba por supuesto de los sacrificios que tendrías que afrontar para cuidar de tus hijos, nunca lo entendí... hasta ahora.

Mamá tomaba de mi mano en silencio mientras que Silvia abrazaba a su hija mientras ella lloraba en silencio, ahora si tenía sentido aquella canción de Rubén Blades donde decía que la labor de un padre no terminaba jamás, nuestras madres cuidaban de sus bebes mientras la nuestra luchaba para poder respirar.

Cuando salió el doctor todos nos pusimos inmediatamente sobre nuestros pies

- ¿Quiénes son los padres de la menor?

- nosotros- Dijo Rebecca tomando mi mano

- Bueno, la niña ya está mucho mejor, sin embargo, es mejor que se quede en recuperación, si al final del día está mejor, se la pueden llevar

Sentí como si de repente el aire me volviera al cuerpo, se llevaron a Be para que la viera y le diera de comer, yo me senté, sentía como mamá frotaba una y otra vez mi brazo

- ¿estás bien? - Me dijo Silva acariciando suavemente mi espalda

- No lo sé Silvia... todo ha sido tan...

- Mira Francisco, si algo te voy a aconsejar es que no cometas mis errores... Rebecca... ¿te ha contado ella alguna vez su historia?

- No le gusta hablar mucho de eso

Mi madre dijo en un murmullo que iba por café, yo sabía que lo que quería era darnos privacidad

- El papá de ella y yo nos conocimos en un campamento que hubo para los hijos de los trabajadores de la empresa de mi padre, yo tenía unos 17 años cuando eso pasó, él era, todo lo que una chica puede desear, era el típico chico popular, que hacía reír a todos a cada momento, pero cuando se fijó en mí, me mostró que era romántico, sensible, que si fuera posible él me bajaría el mismo firmamento con tal de verme sonreír... duramos 5 años siendo novios.

>> Un día frente a mi familia dijo que quería casarse conmigo, nadie se opuso, él era tan buen hombre... además que desde muy joven había empezado a trabajar así que buen futuro si íbamos a tener, duramos dos años planificando la boda del siglo, mi boda fue perfecta, como el sueño de toda mujer.

>> Pero una vez casados el sueño acabo y empecé a ver la realidad, era un hombre muy controlador, le gustaba que yo no hubiese estudiado nada profesionalmente porque así no tenía que salir de la casa para nada, si cuando él llegaba yo no le tenía la casa perfectamente arreglada con la cena y el televisor prendido era igual a que yo le insultara, de hecho si yo no tenía todo perfecto yo podía dar por hecho que esa noche él no iba a dormir en casa, además, él creía que cuando estábamos juntos era solo para que él la pasara bien... nunca se preocupó por saber que era lo que a mí me gustaba, así que yo en general era una mujer muy triste.

>> Pero poco a poco me fui adaptando a mi rutina de esposa entonces peleábamos menos, eso me costaba porque él requería un nivel de perfección absurdo, hubo veces que al no encontrar nada de desorden movía las cosas y si por debajo había mugre era un problema, así que yo a diario tenía que desarmar la casa y volverla a armar antes de las cinco de la tarde y estar además arreglada perfectamente, maquillada, peinada, bien vestida para complacerlo en las noches.

>> Así que cuando él empezó a llegar más tarde de lo normal, y sin ganas en absoluto de estar conmigo, yo sabía que estaba pasando algo ahí, pero la esposa perfecta no reclama nada, así que yo solo lo notaba, pero estaba tan obsesionada con eso que no me di cuenta en que momento dejé de menstruar

- Había quedado embarazada

- Por supuesto, de repente me di cuenta que tenía un bebé, yo estaba feliz, por que íbamos a tener un hijo, cuando le conté a mi esposo tú te imaginarás la alegría de ese hombre, y mi novio de la adolescencia volvió, ya no le importaba que la casa estuviera casi perfecta, me llevaba flores cada semana, me sacaba a todos lados, era perfecto.

>> En la ecografía que me hicieron mostraron que iba a tener mellizos, entonces mi felicidad era doble, porque además de que iba a ser mamá, iba a tener la pareja de hijos, todo era perfecto hasta que empecé a tener unos sangrados muy fuertes, los médicos me dijeron que era posible que mi matriz no fuera lo suficientemente grande para albergar a los dos, así que me recomendaron guardar reposo, el problema de eso era...

- Que él quería una esposa perfecta

- Exacto, así que, aunque tenía que guardar reposo, yo seguía desarmando la casa para volverla a arreglar

- ¿Pero su esposo no la comprendió?

- Jamás, él dijo que su propia madre había trabajado en una fábrica hasta el mismo día en que tenía que parir, que, si yo no trabajaba, lo único por lo que me debía preocupar era por el hogar. Así qué como comprenderás antes del tiempo indicado entre en labor de parto, cuando vieron a los bebes se dieron cuenta que había uno activo y el otro totalmente quieto, así que era probable que uno de los dos estuviera muerto... nunca me olvidaré de las palabras de mi esposo... " Más te vale darme al varón... yo otra mujer no voy a mantener"

- Pero fue Be la que nació

- Claro, cuando la sacaron viva, yo empecé a llorar, todos creían que era de felicidad, pero era angustia viva, él no quiso alzarla, cuando le conté que quien había sobrevivido era Rebecca, él salió de la habitación y no regresó hasta cuando tuve que salir, de ahí en adelante mi vida fue un infierno, a él no le gustaba nada, no le gustaba lo que le daba de comer, no le gustaba como organizaba la casa, no le gustaba como arreglaba a Be...no le gustaba nada... Así que me tocó acostumbrarme ahora a los maltratos de él, y a quedarme días sola en casa, sin ayuda de nadie, y ahí empecé a odiar con todo mi ser a Be, yo la culpaba a ella de ser la que hizo que él me dejara de querer, ella era la culpable que el otro bebé se hubiera muerto

- Por eso es su relación tan difícil

- Claro, yo la trataba con mucha dureza, sobre todo cuando su padre nos abandonó por irse con su secretaria, para mí que ella fuera la mejor estudiante del colegio no me decía nada, que ella se esforzara, que ella siempre fuera mencionada, era para mí tan básico, tan poca cosa que cuando ella llegó a la adolescencia, decidió dejar de darme gusto... Por eso te digo Francisco... no cometas el mismo error que yo cometí, esa pequeña no tiene la culpa de mis errores, y mucho menos de los de Be.

Cuando mamá llegó me levanté a tomar aire, no podía dejar que la historia se repitiera, giré sobre mis talones y entré al cuarto dónde Be estaba con la niña

- Hola- Me dijo en un susurro mientras yo veía a mi chiquita conectada a un tanque artificial de oxigeno

- Me dejas estar un rato con ella

- Claro

Acaricié suavemente a mi chiquita y me arrodillé frente a ella y frente a Dios

"Papá, tus caminos son tan incomprensibles para el ser humano... pero Señor, perdóname por haberte culpado, y haber culpado a Sara por mis errores, Padre, me comprometo que, así como José, adoptó a tu hijo para que cumpliera su propósito en la tierra, yo me comprometo a cuidar a Sara y a tenerla como mi hija amada, para que ella crezca en gracia y sabiduría para cumplir su propósito en la tierra"

CelestialWhere stories live. Discover now