u n o

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Suni

Estaba caminando sin rumbo alguno por las frías calles de Seúl, sentí como la fuerte corriente de aire golpeó mi rostro, provocando escalofríos en todo mi cuerpo. El tan esperado invierno había llegado a la ciudad, con él, las fiestas decembrinas. Para muchas personas, este mes representaba amor, felicidad, paz. Muchos trabajaban todos los días del año, más de dieciocho horas diarias, no tenían tiempo de convivir con sus amigos y familia, así que atesoraban estas fechas. En cambio, para mí era el mes más solitario.

La poca familia que tengo ni siquiera estaría en el país: mi padre debía viajar a Estados Unidos por cuestiones de trabajo, mi hermano pasaría las fiestas en casa de su novia, tampoco tenía amigos ni alguna pareja con la que pasar estos días, puesto que YuGyeom hacía unas horas, había terminado nuestra gran relación de más de año y medio, me reemplazó por una linda peli-roja que había conocido hace apenas cinco meses. 

— ¡Ah! —alcé la voz, molesta, mientras despeinaba mi cabello. Sentí una gota caer en mi mejilla derecha, una más cayó en mi frente, seguida de muchas más. Si, estaba lloviendo. Corrí lo más rápido que pude a un negocio que estaba ahí, cuando al fin estuve bajo un techo, sacudí mi ropa y cabello mientras observaba como caían las grandes gotas de agua, formando pequeños charcos en las calles y banquetas. Entonces reaccioné.

— Espera, ¿Está lloviendo en diciembre? ¿¡Qué diablos!? Uh, el cambio climático. 

Maldije. Me recargué en la pared mientras esperaba pasara un poco la lluvia, de mi bolso saqué mi teléfono y audífonos, los conecté y me los coloqué mientras buscaba alguna lista de reproducción que poner, como no lograba decidirme por una, cerré los ojos y seleccioné alguna de manera aleatoria, arrepintiéndome de ello en cuanto reconocí la melodía que había comenzado a reproducirse. Guardé el teléfono y observé el panorama a mi alrededor, todo parecía sacado de una película. Habían muchas parejas tomados de la mano, cubriéndose con una chaqueta mientras corrían a refugiarse de la lluvia, algunas personas en el fondo disfrutaban la sensación de las gotas golpear su rostro, otras pocas caminaban bajo la lluvia con sus paraguas cubriéndolos. 

"Me veo a mi mismo, más miserable soy hoy"

Suspiré y me dejé caer al frío suelo, abracé mis piernas mientras dejaba salir algunas lágrimas. Mi ruptura con YuGyeom aún rondaba por mi mente, intentaba saber el porqué me había reemplazado tan fácilmente, el porqué no había sido suficiente para él todo el amor y apoyo que le brindé durante este tiempo. También, porqué había esperado hasta estas fechas para terminar conmigo, sabía que odiaba estas fechas, que estaba totalmente sola y vulnerable. Había esperado pacientemente esta temporada para destrozarme. Ah, había olvidado mencionarlo: por segunda vez, reprobé el examen de Cálculo.

—estornudé— ¡Ahh, mierda!

Ah, y había enfermado. 

Escuché unas pisadas, pero en ningún momento alcé la mirada. 

— ¿Estás bien? —solo cuando escuché su voz, alcé la mirada poco a poco, hasta que nuestras miradas se encontraron. Sus ojos eran grandes, brillaban como ningunos otros, sentía que mi corazón latía con fuerza mientras admiraba unos segundos más tan bellos ojos. Solo entonces, me di cuenta de algo.

Sus ojos estaba rojos e hinchados: había llorado. 

— ¿Tengo algo en la cara? —tocó su rostro mientras fruncía el ceño, confundido. Sonreí apenada y negué.

— ¿Tú estás bien? —negó y bajó la mirada. 

Alcé mi mano lentamente, el rápidamente tomó mi brazo deteniendo lo que sea que fuera a hacer. Después de unos segundos me soltó, solo entonces logré acariciar suavemente su mejilla, pude ver como su mejilla se teñía de un rosa muy lindo y adorable, apoyó un poco su rostro en mi mano y cerró los ojos. Continué acariciando su rostro, mientras observaba cada detalle de este, no me di cuenta en que momento posó su mano sobre la mía, mucho menos de cuando había comenzado a acariciarla, pero seguía perdida en sus atractivos labios. Lucían tan suaves, tan dulces, ah, ¿Era normal sentir tanta atracción hacia unos labios? Cuando por fin salí de mi trance, me di cuenta que el observaba detenidamente mis facciones, haciendo sonrojar. Aclaré un poco mi garganta, haciéndolo reaccionar. Vi como una lágrima resbalaba por su mejilla, así que la sequé con la manga de mi suéter y le sonreí.

© Rain; jjkWhere stories live. Discover now