d i e z

1.1K 113 9
                                    

Maratón (1/2)

— ¿Tan pronto te rendirás? —entrecerré los ojos.

— ¿Pronto? ¿Enserio? Llevamos ya más de 30 partidas. —dije mientras cerraba los ojos.

— Son pocas, Mark puede jugar 70 veces seguidas.

— Mark es Mark. —dije mientras me ponía de pie, sacudí mi ropa y fui por un vaso de agua a su cocina.

Eran las dos de la madrugada ya, pero era de lo más común ir a "dormir" a casa de Jackson, digo, esa señora se la pasaba regañandome siempre, así que... Mi teléfono volvió a sonar, suspiré.

— ¿Quién es ahora? —dije mientras me servía algo de beber. 

— Es WooHyun. 

— Contesta y dile que no moleste. —dije mientras tomaba agua.

— Ah, hola. Si, adiós. —dijo mientras colgaba.

— ¿Y?

— Dijo que tu mamá está como loca buscándote, me pidió la dirección de mi casa, solo le dije "Si".

— Bien hecho Wang. —dije mientras me volvía a sentar en el suelo, hablamos de tonterías, inclusive le marcamos a YuGyeom sabiendo que debería estar durmiendo. Cuando Jackson finalmente se durmió, eran las cuatro de la mañana ya. Tomé mi mochila, saqué la cajetilla de cigarros junto a el encendedor y salí al patio. Me senté en el césped y suspiré, para luego encender el cigarro, hacia frío, pero a estas alturas ya nada me importaba. JungKook posiblemente se haya dado cuenta de que cuando estoy cerca de él, involuntariamente me vuelvo vulnerable, o posiblemente se centró en mi gran discusión con la señora Lee. 

No se cuál es peor. 

Pasé mucho tiempo fuera de casa, meditando todo lo que había pasado en este tiempo, al menos hasta que vi a Jackson con mi teléfono en manos, el cabello despeinado y los ojos hinchados mientras decía:

— EunJi está detenida.

Inmediatamente oí eso, tiré el cigarrillo, me puse de pie y con mi tennies aplasté el cigarro para luego obligar a entrar al coche a Jackson. Jackson me reprendió por encontrarme fumando, pero calló cuando se dio cuenta que no era el momento para hablar, no mientras EunJi está seguramente ebria. Me puse el cinturón de seguridad y encendí el auto.

— ¿En que comisaría está? 

— ¿Me creerías si te digo que está en Busan?

— ¿¡Qué?! ¿¡Qué carajos hace allá?!

— Apenas si le entendí eso, por dios —suspiré y comencé a manejar—. No es por molestarte, pero ¿Podemos ir primero a una gasolinera? Tengo hambre —voltee a verlo molesta—. Si, eso creí.

[...]

Conducí por casi 4 horas, ya que al gran Jackson Wang se le ocurrió comer no se cuantas cosas, y beber casi 3 botellas de jugo. Cuando al fin llegamos a la comisaría, recibí miradas de los policías, ¿Parecía drogada o qué?

— Buenos días, ¿Está aquí una chica llamada Kim EunJi? —el oficial gritó "¡Kim EunJi!" y ella con trabajo se puso de pie para luego poner ambas manos en los fríos barrotes. Suspiré y froté mi cien— ¿Qué hizo para estar aquí?

— Conducía en estado de ebriedad, le faltó al respeto a uno de nuestros policías y estuvo apunto de desnudarse en vía pública.

Definitivamente, estaba loca. Pero más loca estaba yo para pagar su maldita fianza, ella vería como sacar su auto. Cuando finalmente la sacaron de esa celda, Jackson y yo pasamos sus brazos sobre nuestros hombros y la subimos al auto. Lo primero que hice fue ir a un super mercado y comprar unas pastillas para el dolor de cabeza junto a unas cosas para comer, y por supuesto, dos botellas de agua fría. 

Entré al auto, le boté las pastillas a EunJi y abrí la botella para tirar la mitad en su cara.

— ¿¡Qué mierda hacías?! ¿¡En Busan?! ¿¡Qué carajos estás metiéndote?!

—sonrió— JongIn me invitó. —duras penas entendí, suspiré y voltee a ver al frente.

— ¿Cuántas botellas bebiste?

— No sé —y se rió.

— ¿Te drogaste?

— No sé. —y volvió a reír, irritada le eché encima el restante de agua de la botella.

— Mantente en silencio hasta que lleguemos. Claro, si es que quieres que te lancé a la calle entonces continúa con tus estupideces. —le di la comida a Jackson y encendí el auto. El apetito se había esfumado cuando la vi en tal estado. 

No era la primera vez que Jackson y yo íbamos a recoger a EunJi a alguna comisaría, pero si era la primera vez que viajábamos tanto solo por ella. Desde que terminó con su novio, se la ha pasado de fiesta en fiesta, de chico en chico. Cuando conocí a EunJi, era una chica respetuosa, dulce y carismática, con sueños y metas. Adoraba dibujar sobre todas las cosas, siempre que iba a su casa, podía admirar sus múltiples pinturas y dibujos pegados en las paredes de la habitación, algunos otros los guardaba en un cajón junto a los objetos que más adoraba, sus padres la amaban sobre todo. Pero claro, todo en su vida era demasiado bueno, tanto para ser real, su estupendo novio la engañó con su prima, y no solo eso, el imbécil admitió haberle pedido ser su novia solo para ganar la apuesta que tenía con su prima. En ese momento, todo en su vida fue derrumbándose poco a poco, todo por lo que había trabajado se había ido a la mierda. Estuve ahí cuando rompió sus lápices de colores, cuando hizo añicos las libretas y sus dibujos, cuando hizo añicos su vida y sueños.

Sus padres dejaron de apoyarla en cuanto supieron que ya ni siquiera era virgen gracias a las fiestas a las que iba, le dijeron que ella no era más su hija y que debía largarse lo más pronto de sus vidas. No es de extrañar que al entrar a su casa, apenas veas un sofá y algunos platos y vasos en el fregadero, junto a algunas prendas tiradas o botellas de soju. 

¿Quieren saber como logra "pagar" la renta de su departamento? Que bien por que no pienso decirles, pero podrían darse una idea ya. EunJi era una flor marchita, ya no podía hacer nada para que ella cambiara. 

Mi teléfono sonó, ya que estaba manejando le pedí a Jackson que contestara.

— ¿Hola? ¿Quién es JungKook?

— Pon el alta voz —ordené, obedeció y sostuvo el teléfono con una mano mientras que con la otra comía—. ¿Qué quieres?

— ¿Podemos vernos?

— No. 

— Vamos, solo quiero hablar. Estoy frente a tu casa, sal.

— ¿Cómo sabes donde vivo? 

— ¿Por que vivo cerca tuyo? —dijo con ironía, tomé aire y me centré en manejar. ¿Vivía cerca mío? Pff, vaya mentira más estúpida.

— No estoy en casa. —me limité a decir.

— Oh vamos, esa excusa es muy vieja. 

— ¿Excusa? Bueno, es cierto que no me interesa verte, pero no miento cuando digo que no estoy en casa, ni siquiera estoy en Seúl. Mira, ahora mismo estoy conduciendo, así que devuelve la llamada en unos cuarenta años, tal vez conteste. Ah, y ni se te ocurra tocar. Te arrepentirás. —le hice una señal a Jackson y colgó.

© Rain; jjkWhere stories live. Discover now