1. Traición

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"La traición no tiene solución, como tampoco la pena, solo se siente como una aguja constante clavando la piel blanda del brazo, abrázate a ese dolor y nunca lo sueltes, así jamás lo olvidaras".

"La traición no tiene solución, como tampoco la pena, solo se siente como una aguja constante clavando la piel blanda del brazo, abrázate a ese dolor y nunca lo sueltes, así jamás lo olvidaras"

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El olor a tierra mojada, las incipientes gotas de lluvia perdiéndose en las baldosas y pavimento. El cielo estaba furioso, llorando contra el capote de un deportivo negro. El mundo seguía su propio ritmo, tal vez más lento del normal, pero seguía moviéndose, constantemente.

Su cabello castaño se movía con vehemencia o tal vez solo era nerviosismo. La castaña miró una vez más hacia la calle, buscando alguna señal o algo que estuviera fuera de lo normal, sintiendo el castañear de sus dientes, pero no a causa del frío o la lluvia que se colaba por la puerta mal cerrada.

Dicen que no hay peor cosa que el engaño, sino el hecho de que tu sientes que lo hacen, una especie de presentimiento, un nudo en la garganta que se estanca, impidiéndote respirar.

Se escucharon voces, más bien carcajadas a su lado, a pesar de estar protegida por el automóvil, la castaña se sintió expuesta y su nerviosismo se incrementó a miedo cuando reconoció las voces. Parecían dos adolescentes en su primera cita, llenos de hormonas alborotadas e impulsividad desmedida.

Apretó fuertemente sus manos en el volante del automóvil, dejando los nudillos blancos, impidiéndoles su circulación correcta. Un grito se atoro en su garganta y sus deseos impulsivos aparecieron de nuevo, con una voz que la incitaba a pecar.

Sin embargo, no se movió, se quedó ahí estática, hasta que los vio entrar por la puerta giratoria del edificio. Repaso por última vez, el plan trazado por sus amigas, recordándose que necesitaba evidencias, necesitaba devolverles el daño y el dolor de su alma, como un cuchillo apuñalando repetidas veces contra algo sólido, calmar la sed de venganza.

Ya no pensaba con calidad, ni en las consecuencias. Seguía un instinto, el suyo.

Bajo el arco de la lluvia, cruzo la calle con paso firme, amarrando su cabello en una coleta para que no se estropeara tanto con la lluvia, tiro del gorro que cubría su cabeza, dejando su rostro completo al descubierto. No había marcha atrás, explotaría, el escozor en sus ojos por las lágrimas no derramadas. Ya no permitía mas mentiras, ya nadie volvería a jugar con la dulce e ingenia Camila, cambiaria e incluso si el mismo mundo se le fuera encima, ella sobrevivirá.

Entro a aquel edificio, su fachada era pobre, nada comparado con los lugares que visitaba frecuentemente. Diferentes tonos de beige decoraban el lugar, junto con muebles desgastados y una recepción que se caía a pedazos.

Su frialdad anterior se consumió, mientras miraba con desdén la posada en donde dos amantes consumaron una su dulce traición. Camila se inundó en el dolor, con la traición bordeando su cordura, deseaba escapar como una niña pequeña ante el regaño de sus padres y llorar hasta sentir los ojos hinchados.

𝑴𝒚 𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑶𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 © (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora