6. ¿Confusiones?

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Ella se veía bien, como la primera flor floreciente en un campo. Ella era arte y el arte no se supone que siempre se vea bien, se supone que debe hacerme sentir algo. Tú me haces sentir tanto así que quiero bordarme en tu lienzo ¿Podrás pintarme? O ¿Seré la mancha negra que salió mal?

La brisa de la mañana se había calmado, dejando que el resplandor del sol endureciera el pavimento y calmara los árboles

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La brisa de la mañana se había calmado, dejando que el resplandor del sol endureciera el pavimento y calmara los árboles. Camila y Lauren caminaban sincronizadas, en una danza casi eterna. Abandonaron el desolado parque para cruzar hacia la otra verada, en donde pequeñas tiendas de café se encontraban abiertas y dispuestas a atenderlas.

Lauren guio a Camila hacia una de las cafeterías que tenía un diseño y estilo ambientado en los 50', donde colores como el rosa y el celeste predominaban en las paredes, piso y sillas o sillones dependiendo si decidías tomar tu pedido en la barra o en las mesas predispuestas en los costados.

Increíble encontrar un sitio como este en un lugar tan apartado — comentó Lauren conversacionalmente.

Camila emitió un ruido de afirmación, sin atreverse a pronunciar palabra, se sentía lo demasiado avergonzada consigo misma como para querer entablar una conversación casual con la pelinegra.

Lauren frunció el ceño, pero no dijo nada y se encaminó a la barra sin molestarse por dejar atrás a la castaña.

Camila se desplomó en el primer sillón que estuvo a su alcance y esperó. Contó repetidas veces hasta diez, estaba entrando en pánico y el leve enojo de Lauren pareció aumentar su ansiedad. Se llevó una mano a la cabeza recriminándose mentalmente por pedirle un beso a la pelinegra.

Camila nunca había sido de las que dan el primer paso.

Simplemente no se reconocía a su misma, ni siquiera se atrevía a pensar en el temblor que recorría todo su cuerpo y como su corazón bombeaba más rápido con cada una de las miradas de Lauren.

Se estaba volviendo loca.

Pedí dos batidos, el tuyo es de frutilla y el mío es de chocolate — Lauren lo intento una vez más, presionando un poco más fuerte el vaso de la castaña. Sus manos se rozaron.

Gracias, Lauren — retiró su mano rápidamente, casi botando el líquido rosado espumoso — Lo siento, que torpe.

Está bien, Camila — Lauren suspiró y le dio un sorbo a su bebida — Aun te debo un beso, pero supongo que no hay fecha de caducidad ¿Verdad?

La de ojos chocolates se encontró a si misma mirando más de lo normal el cómo los labios carmesíes de Lauren se envolvían en la pajita de cartón manchándola un poco. Cuando escucho el golpe del envase de la contraria, Camila despertó de su ensoñación de labios carmesíes rodeando otras cosas.

No se cómo interpretar tus miradas, Camila, pero aun así no me respondes.

No entiendo hacia dónde vas — Camila dio un sorbo, era demasiado dulce.

𝑴𝒚 𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑶𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 © (CAMREN)Where stories live. Discover now