5. Tan Dulce

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De qué manera destruiré el monstruo que alberga las profundidades de tu mente, sin convertirme en uno. Soy el diseño que pinta la borrosidad de la luz en la oscuridad.

Todo se había vuelto gris, con la perfecta cantidad de luces y sombras, ya nada parecía tan correcto ni tan incorrecto

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Todo se había vuelto gris, con la perfecta cantidad de luces y sombras, ya nada parecía tan correcto ni tan incorrecto. La filosofía de vida que le habían inculcado desde pequeña se había descascarado como lo hace la pintura de una pared cuando la humedad la alcanza.

Estaba atrapada, en una dicotomía entre la moral y la indecencia. Buscando entre líneas algo que estaba más allá de su entendimiento. Camila se tiró hacia la cama mientras reprimía un grito en su almohada.

¿Una cita? ¿Una jodida cita?

Camila se sentía enferma, con el corazón apretado y con el estómago retorciéndose en espiral. Era una sensación más parecida a caer, ese pequeño vértigo al no saber sobre que caerás. Pero Camila sabia donde caería.

En una oscura habitación, similar al color de los cabellos azabache, llena del color carmesí de sus labios.

Camila volvió a gritar. Nervios y ansiedad desenfrenada solo por una cita, pero no era con cualquier persona, era con ella, Lauren Jauregui. La mujer que estaba cambiando su vida sin que Camila pudiera detenerla.

Se sentía impotente al no poder rechazarla, por sucumbir a sus caprichos, por permitir que la manipulara a su antojo. Se odiaba a si misma por aguantar la actitud tan tosca e indiferente de la azabache. Como no odiarse y odiarla al mismo tiempo, aun recordaba sus palabras pronunciadas como si estuviera hablando del clima, pero aun así manteniendo un deje de advertencia si rechazaba.

Estoy libre el sábado — Camila había fruncido el ceño mientras veía a la multitud de estudiantes pasar sobre ellas — Invítame a salir — no era una pregunta, Lauren jamás preguntaba.

¿Qué? la castaña miraba hacia cualquier lugar, hasta que encontró el sitio perfecto junto a los árboles que llevaban hacia las gradas, lejos de la multitud.

Me gusta cómo te quedan las faldas, tal vez deberías usar una el sábado, te mandare la dirección del lugar por celular.

Lauren se dejó llevar hasta las gradas, sonrió al saber que Camila se preocupaba por ella y por su desdén hacia las multitudes. Pero se mantuvo impasible, sabiendo que aquella postura causaba influencia en la castaña.

Te veo el sábado, Camila — podía torcer aún más la situación, pero no quería que sonara como una obligación y Camila se asustara.

Te veo el sábado, Lauren fue todo lo que dijo Camila y Lauren jamás se había sentido tan feliz.

Miró una vez más su guardarropa, y alzó las manos en señal de frustración, como no, si llevaba alrededor de una hora decidiendo que llevar puesto ¿Un vestido? ¿Una falda? ¿Jeans? Pero lo que más horrorizó a Camila fue el hecho de descubrir que estaba tan preocupada por como lucir ante Lauren.

𝑴𝒚 𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑶𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 © (CAMREN)Where stories live. Discover now