12. Tiempo

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"El tiempo lo cura todo, desvanece heridas, fuerza reencuentros, borra momentos. El tiempo es efímero, fugaz, como la brisa de una tarde soleada. Pero un día la brisa dejará de refrescar mi alma, el tiempo se detendrá y yo estaré podrida."

Su cuerpo chocó contra el cemento, los raspones en sus manos y rodillas palpitan de dolor. Su atacante le gritaba improperios y Michelle solo pudo mirarlo con desaprobación y odio. La gente se había amontonado para ver el espectáculo. Michelle buscó a Camila, quien había empujado a Austin hacia atrás y le pedía en susurros desesperados que se alejara.

— ¡Suéltame, Camila!, solo quiero saber qué hace esta asesina en mi casa— gritó, tratando desesperadamente de soltarse del agarre de la castaña.

— Yo no maté a Lucy. No hay nada que me involucre en su desaparición— contestó la pelinegra, todavía en el suelo. La sangre seguía goteando de su nariz, espesa y oscura, como la noche.

De alguna manera, en vez de apaciguar la ira en el joven, aquellas palabras fueron la cerilla para desatar el fuego. Austin se soltó del agarre de Camila y se abalanzó hacia la pelinegra, quien había logrado levantarse del asfalto. Ambos cayeron a la piscina, golpes en el agua, luego nada se movió.

Camila se afligió, al ver que Lauren ni Austin salían del agua. El estudiantado estaba expectante y ebrio, haciendo apuestas de quien perdería la pelea. Las amigas de Camila llegaron prontamente, estupefactas por la situación.

— ¿Qué sucede? — pregunto algo molesta, Dinah. La fiesta había ido bien, pero de repente se habían escuchado gritos y golpes.

— Austin golpeó a Lauren. Y ahora ambos están en el agua — respondió Camila, preocupada.

— Espera, Lauren Jauregui ¿Está aquí? — se sorprendió Dinah. Pero Camila no respondió.

Ambos en ese momento, salieron del agua. Empapados hasta los pies, se subieron al asfalto, tosiendo con rudeza. La primera en reaccionar fue la pelinegra, quien se levantó rápidamente, dispuesta a dar el primer golpe. Sin embargo, el sonido de una sirena de policía, llamó su atención.

— ¿Quién carajos llamó a la policía? — gruño Austin, con la barbilla sangrando.

[...]

Las paredes eran blancas pero desgastadas, como la gente que iba y venía. La brisa del aire acondicionado hacia que los vellos se le erizaban. Demasiadas similitudes con ese sórdido lugar, pero al menos, esta vez, no estaba para quedarse.

Su cuerpo demasiado magullado y golpeado para volver, pero su mente, era clara y recordaba todo, cada jeringa, casa sueño, cada una de las voces. Demasiado rota. Un peligro para sí misma... para los demás. Una asesina. Solicitud rechaza, no volverá a ver la luz del día. Encerrada en una cárcel por matar a sus propios padres y a su hermana.

Cerró los ojos tratando de apartar sus recuerdos. Paso la mayor parte de su adolescencia drogada, pero aun así podía recordar todo, con tal detalle que se preguntó si la historia se estaba repitiendo. Si esta vez no la dejarían escapar.

Ella no quería volver.

Porque nunca podría volver a ser ella. Estaba cansada de esconderse.

— Su nombre es Lauren Jauregui, es todo lo que sé — se escuchó decir desde la recepción, una voz femenina.

La pelinegra bajó la vista hasta sus manos, estaban raspadas, con pequeños cortes y la sangre fluía de ellas en pequeñas cantidades. Además, estaba esposada. Una mano se posó en su hombro y se asustó, pero cuando esos ojos de color chocolate la miraron, Lauren parpadeó.

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⏰ Last updated: Apr 06, 2021 ⏰

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𝑴𝒚 𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑶𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 © (CAMREN)Where stories live. Discover now