4. Errada Ilusión

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Eran recuerdos tormentosos, dolorosos como apuñalarse múltiples veces, a veces no recordaba, pero seguía sangrando, era un dolor sordo, una herida cicatrizando, todo pasaría, pero era una mentira. El odio era la única manera de protegerse de sí misma.

 El odio era la única manera de protegerse de sí misma

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Era una emoción extraña.

Lauren era un rompecabezas al cual le faltaban demasiadas piezas.

Pero Camila era curiosa, más de lo que le gustaría admitir.

Lauren sabia eso.

Camila volteo hacia los pupitres de al fondo, fijando su vista en una pelinegra en particular, cuando esta alzó la cabeza sintiendo su mirada, la castaña se volteó, para así evitar su mirada, completamente abrumada.

Y es que nunca, pero jamás en su vida Camila se había sentido de aquella manera, era una sensación persistente, estaba intimidada y por una mujer, una chica de ojos verdosos que no abandonaba su mente, era como si no pudiera dejar de pensar de ella, como si la hubiese hechizado.

Sin embargo, desde esa noche en el bar, Camila había comprobado algo. Lauren era extraña, no solo por su personalidad carente de empatía, ni por su aura extraña que hace que quieras arrodillarte ante ella y suplicarle un poco de su atención.

Algo estaba mal con ella.

Pero no podía entenderla, pero lo haría algún día. Camila podía ver esa intriga en su mirada, la diversión imperceptible en la comisura de su boca. La castaña se volvió una vez más, pero esta vez se encontró con su mirada, turbulenta, como si una tormenta estuviera ocurriendo en sus orbes.

"Que linda te ves hoy" los labios de Lauren se movieron, de color rojo intenso.

"Cállate" Camila respondió moviendo los labios y centrando finalmente su vista en el pizarrón.

Pero Camila no entendía absolutamente nada, el pizarrón era una mezcla de números y letras con un resultado que daba cero. La castaña bufó en frustración, otra vez esa pelinegra saqueando su cabeza, era como si se hubiera quedado a vivir en su cerebro.

Constante como las olas de mar, que adecuada analogía, pues sus ojos eran de color mar.

Esmeralda, ese era su color.

Camila suspiró y volvió a sus pensamientos. Lauren era una persona solitaria, lo había descubierto cuando muchos alumnos se acercaron a ella, pues era atractiva, era difícil no darse cuenta que ella estaba ahí. Sin embargo, Lauren parecía poco interesada en hacer amigos.

Era extraña. Camila no podía describir la emoción que subía por su garganta cada vez que Lauren la saludaba, cada vez que ella se sentaba a su lado y hablaba de cualquier banalidad cuando la castaña estaba sola.

Era una emoción extraña, algo parecido al enamoramiento.

Aquel pensamiento casi saco a Camila de su asiento, se reprimió mentalmente por la traición de sus propios pensamientos, a ella le molestaba la presencia de Lauren, odiaba cuando esta le dirigía una mirada demasiado intensa y aún más cuando besaba su mejilla y dejaba un deje de nicótica en el aire.

𝑴𝒚 𝑺𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑶𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏 © (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora