[04] 2° año

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La señorita Bomi estaba ocupada anotando algo en el libro de clases mientras escuchaba a sus pequeños estudiantes cuchichear. Ya se acercaba la evaluación de fin de semestre y los niños se veían bastante alegres al enterarse de que para su clase de música podrían interpretar una canción en parejas. ¿No eran mejor las cosas cuando estabas con tus amigos? Por eso mismo se sorprendió cuando Jimin deslizó sutilmente un dulce en su dirección para llamar su atención en vez de estar con el resto de los niños

―¿Es para mí? ―Preguntó para cerciorarse y el pequeño no demoró en asentir. ―Muchas gracias, Jimin ―Sonrió antes de guardar el dulce en su bolsillo.

―Profesora... ―El menor hablaba cuidadosamente. ―¿De verdad tenemos que buscar una pareja para música? ―Ella solamente le miraba, el niño parecía afligido. ―No sé si sea una buena idea...

―¿No quieres trabajar con uno de tus compañeritos?

―No es eso ―Negó con la cabeza. ―Pero somos número impar en el curso, así que alguien se quedará sin pareja, ¿no? ―La mujer sonrió, enternecida por la preocupación de su estudiante. ¿Cómo no caer ante un niño tan atento?

―No te preocupes, Jimin ―Lo tranquilizó. ―Al niño que quede sin pareja, le permitiré unirse al equipo que desee

―Pero, profesora ―Sus ojos ahora eran similares a los de un cachorro triste. ―Ese niño será Jungkook y él preferirá trabajar solo a tener que elegir un equipo

―¿Cómo estás tan seguro? ―Jimin suspiró, girándose para señalar disimuladamente el lugar aislado donde se encontraba su compañero.

Ciertamente, Jungkook era el único que se encontraba solo mientras observaba fijamente a sus compañeros. No es que no estuviera acostumbrado a ello, pero igual resultaba un poco triste ver pasar los años sin conseguir ningún amigo. Luego de haber tirado el anillo de Jimin en el primer curso, las etiquetas de niño cruel se quedaron con él y el resto prefirió evitarlo a intentar conocerlo. Suponía que tenía en parte la culpa, pero no podía evitar sentirse ofendido debido a que nadie lo comprendía. ¿Qué más podían esperar de él? ¡Era demasiado joven para casarse!

Suspiró, deprimido, y bajó la mirada hacia su cuaderno. Probablemente tendría que trabajar solo, como siempre, pero quería creer que eso era mejor a trabajar con alguien que no lo quiere.

Bomi regresó su mirada hacia Jimin, quien seguía mirando a Jungkook con visible desánimo, y le fue difícil no sonreír al comprender los sentimientos del niño.

―¿Y no has pensado en pedirle ser tu pareja? ―Jimin volvió a mirarla, sorprendido.

―Profesora, ¿usted sabe que Jungkook me odia, cierto? ―Sonreía avergonzado. ―Yo quiero trabajar con él, pero seguramente dirá que no ―Sonaba decepcionado mientras rebuscaba algo en sus bolsillos. ―Si le doy más dulces, ¿podría ayudar a Jungkook? ―Pidió, extendiendo más dulces hacia ella. Pero Bomi sólo rió, negando con la cabeza. ―Pero...

―No tienes que chantajearme con dulces, Jimin. No te preocupes, yo me encargaré de esto, ¿sí? ―Lo tranquilizó. Jimin por fin volvió a sonreír abiertamente para regresar a su puesto.

La señorita Bomi tomó su cuaderno, hablando en voz alta para llamar la atención de la clase, y sonrió para ellos antes de dar las instrucciones.

―Sobre el proyecto de música ―Comenzó. ―Yo me encargaré de hacer las parejas, ¿de acuerdo? Creo que es un buen momento para que entiendan de qué se trata el trabajo en equipo, así que espero mucho de ustedes ―Habló gentilmente ante los rostros consternados de sus estudiantes.

No a todos les parecía una buena idea, claramente. Pero Jungkook se sintió un poquito menos tenso ante la situación mientras Jimin sonreía gustoso, a sabiendas de que al menos así el niño al que tanto adoraba no quedaría solo; esperaba que le tocara un buen compañero también.

Las parejas poco a poco fueron formándose, obligando a los niños a abandonar sus puestos para tomar lugar junto a su respectivo compañero asignado. Los ojos de Jimin se abrieron más que nunca cuando escuchó su nombre y el de Jungkook salir de la boca de su maestra y pudo notar que ésta incluso le había guiñado un ojo en señal apoyo. ¿Cómo no podría ser esa su profesora favorita? Él se habría conformado con un compañero agradable para Jungkook, pero si había resultado de esta forma, era mucho mejor.

Tomó su cuaderno y su estuche, caminando hasta el escritorio del niño, y no dejó de sonreír incluso cuando se encontró con el rostro inexpresivo de éste.

―Dime la verdad ―Inesperadamente Jungkook le habló. ―¿Esto es culpa tuya?

―No ―Jimin no dejaba de sonreír mientras le miraba con ensoñación.

―¿Entonces debo creer que sólo tienes mucha suerte? ―El contrario asintió, Jungkook suspiró con rendición. ―De acuerdo... ―Miró su cuaderno.

―Kookie ―Lo llamó. ―Seremos la mejor pareja, ¿cierto? ―¿Acaso él debía de acostumbrarse a esas palabras? ―Yo no canto tan bonito como tú, pero prometo esforzarme mucho ―Jungkook por fin le miró, un poco turbado. ―Te pongo mucha atención durante las clases de música, ¿sabes? ―Admitió sin vergüenza alguna.

―¿Sólo en las clases de música? ―Jimin rió suavemente, completamente descubierto, y puso su mano sobre la de su compañero mientras le miraba con afecto.

―Siempre te pongo atención

―Basta, no hagas eso, me das miedo ―No obstante, no retiró su mano, sino que sólo desvió la mirada demasiado avergonzado. ―Tú... no tienes que preocuparte ―Jimin le miraba sin comprender. ―Tienes una linda voz, te he escuchado ―Confesó tímidamente.

―¿Te gusta mi voz? ―Asintió, sin mirarlo. ―Eso es casi como si te gustara yo, ¿no?

―¡No es así! ¡Yo no he dicho eso! ―Giró a verlo, completamente irritado, y el contrario rió al verle arrugar la nariz.

―Me gustas mucho, Kookie ―Soltó con ligereza, acariciando brevemente su mejilla mientras el rostro de aquel niño enrojecía potentemente.

¿Por qué Jimin tenía que ser tan desvergonzado? Bajó la mirada hacia su cuaderno, intentando poner atención a lo que decía su profesora, y sonrió inconscientemente cuando la mano de aquel niño volvió a posarse en la suya, porque de alguna manera esa sensación se volvía más familiar. Sobre todo, teniéndolo ahí a su lado, tan cerca, era difícil no notar que ya no estaba solo.
Y le gustaba no estar solo.

¿Me odias? [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora