[05] 3° año

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Jungkook debería de estar feliz. Se acercaban las vacaciones de verano, por lo que pronto podría dormir hasta tarde y encerrarse a su cuarto para jugar videojuegos. Sin embargo, era difícil sentirse contento si tenía que asistir a un paseo con toda su clase. Irían de camping para celebrar el haber terminado los exámenes y varias madres y padres se habían unido al paseo para cuidar de los pequeños. El bus rebosaba de risas y conversaciones amenas por todas partes, mientras que él miraba con tristeza el asiento vacío junto a él. Ninguno de sus padres había podido acompañarlo y ni siquiera tenía un amigo para compartir la hora de viaje. Suspiró, resignado, mirando por la ventanilla el lindo paisaje allá afuera. Incluso los animalitos que encontraba pertenecían a un grupo y él se sentía tonto por tener 9 años y no haber hecho ningún amigo aún.

―Estás mirando a Jungkook de nuevo ―Taehyung comía una barra de chocolate mientras observaba a su mejor amigo, quien no dejaba de mirar en dirección a Jungkook.

―¿Crees que él se sienta solo? ―Kim se encogió de hombros. ―¿Debería sentarme con él? ¿Te molestarías si le hago compañía?

―Me da igual ―Admitió. ―Pero, Jimin, Jungkook siempre te corre cuando te acercas, ¿crees que ahora sería diferente? ―Un puchero se formó en el labio inferior de Jimin mientras se hundía en su asiento. Era cierto, él siempre era rechazado, ¿por qué sería diferente ahora?

La zona donde se desarrollaba el camping era bastante extensa, llena de juegos. Los niños correteaban de un lugar a otro mientras los adultos se encargaban de hacer el almuerzo. Jungkook pudo ver a un grupito llevar consigo una pelota de futbol para comenzar un juego y estuvo tentado a pedirles participar, pero terminó por retroceder al recordar que probablemente le dirían que no. Todos sabían cuan competitivo era y lo extrañamente talentoso que era para todos los deportes, así que hace mucho habían dejado de integrarlo en los juegos porque simplemente se habían aburrido de perder contra él.

Se sentó en uno de los columpios y miró a sus compañeros jugar, preguntándose si de verdad había ido a parar al lugar correcto. Esperaba llegar pronto a la secundaria, con la esperanza de hacer amigos, porque no sabía si aguantaría una adolescencia sin tener con quien hablar. Jimin lo observó suspirar por enésima vez en el día y también suspiró, sintiendo los pesares de aquel niño como si fueran propios.

Para cuando la hora de almuerzo llegó, todos los niños estaban dispersos en grupos mientras disfrutaban de su comida. Jungkook caminó a través de ellos buscando algún lugar disponible, esperando que a ninguno le molestara incluirlo por un momento, pero desistió de la idea en cuanto todos le dieron la espalda, haciendo como si no existiera. Terminó por sentarse bajo la sombra de un solitario árbol, bastante apartado de todos, y sintió sus ojos picar debido al deseo de llorar. Él no quería estar ahí, su madre no debió de haberle obligado a asistir.

―Jungkook está solo de nuevo ―Escuchó Jimin decir a un niño de su grupo, provocando que por reflejo alzara su cabeza en busca del menor.

―Es porque nadie lo quiere en su grupo ―Decía otra niña mientras comía. ―Es normal, él es pesado ―Y el resto no tardó en darle la razón.

Taehyung no habló, comenzaba a sentirse incómodo. El resto de los niños de la clase no eran realmente desagradables, pero de vez en cuando podían hacer comentarios bastante hirientes, sin siquiera ser conscientes de ello. Observó a su mejor amigo, quien seguía mirando a Jungkook, y sonrió suavemente antes de propinarle un pequeño empujón.

―Ve con él ―Lo animó, Jimin lo miró. ―Está acostumbrado a ti

No se hizo de rogar, no contrapuso, simplemente se levantó bajo las miradas consternadas de todos y caminó con un sentimiento apremiante en dirección a Jungkook, mas todo miedo se disipó al instante al notar que aquel niño estaba llorando silenciosamente mientras comía. Jungkook había intentado contener su llanto, incluso ahora apartaba sus lágrimas con insistencia, pero era difícil ignorar el dolor punzante en su corazón. ¿Qué había hecho mal? ¿Acaso en su vida pasada había sido una persona horrible y por eso tenía que pagar ahora por sus malas acciones?

Jimin se sentó a su lado, pasando completamente inadvertido, y Jungkook se sobresaltó cuando vio a alguien dejar un trozo de carne en su plato.

―Te gusta mucho la carne, ¿cierto? ―Jimin sonreía dulcemente para él. ―Puedes comerla si quieres ―Lo animó.

―¿Qué haces aquí? ―El llanto por fin se había detenido, él sólo quería comprender en qué momento aquel niño había llegado.

―Quería estar contigo, ¿no puedo? ―Jungkook habría querido decir que no, pues él no lo quería ahí. No obstante, estaba demasiado agradecido con su compañía como para ser desagradable.

Comieron en un silencio particularmente cómodo, Jimin estaba feliz con simplemente estar a su lado. El resto de la tarde pasó con tranquilidad; Jungkook no se animaba a jugar con Jimin, pero éste no había dejado de seguirlo en todas las direcciones y resultaba un poco cómica la manera en que ni siquiera disimulaba el haberse convertido en su sombra.

Para cuando la hora de regreso llegó, Jungkook volvió a estar solo en su asiento, pero un sentimiento de paz abordaba ahora su pecho y estaba seguro de poder dormir un rato en el viaje de regreso.

―¿Puedo sentarme aquí? ―Escuchó la voz de Jimin a su lado y sus mejillas se llenaron de rubor al encontrarse con sus ojos.

―¿Quieres sentarte conmigo?

―Si tú me dejas... ―El pequeño estuvo a punto de aceptar, demasiado feliz por la compañía, mas de inmediato se repuso y frunció su ceño, recordando lo esencial de su vida: él y Jimin no congeniaban.

―¿Por qué preguntas? ―Desvió la mirada hacia la ventana, disfrazando su felicidad. ―Los asientos no llevan nombre, tonto

Jimin sonrió, demasiado acostumbrado a su actitud. Sabía en el fondo que Jungkook era lo más cercano a un dulce y esponjoso malvavisco, por lo que era graciosa la manera en que intentaba ocultar su linda personalidad. Se sentó a su lado, sin agregar más, y no dudó en apreciarlo durante el trayecto mientras el contrario caía rendido por el cansancio. Su cabeza chocaba constantemente contra la ventana y Jimin mordió su lengua, un poco enternecido, mucho más divertido, y ni siquiera vaciló en rodear el cuerpo de su compañero y atraerlo a sí para que descansara su cabeza en su hombro.

―Eres tan lindo ―Murmuró acariciando sus cabellos, agradeciendo que aquel niño tuviera un sueño pesado. ―Vas a aceptar ser mi novio algún día, ¿cierto? ―Susurró bajito, separándose lo suficiente para ver su expresión pacifica mientras dormía.

Sonrió, queriendo verlo así de tranquilo por siempre, y depositó un pequeño beso en su rostro antes de finalmente decidir dormir un rato junto a él.

¿Me odias? [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora