Extra 3: Primera vez

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[Cronológicamente ubicado después del extra anterior]

Jungkook se miró fijamente al espejo mientras pasaba una mano por su cabello, el cual acababa de secar. Sonrió, enseñando sus dientes, comprobando su blanca sonrisa. Mirándose a sí mismo en pijama, se aseguró de lucir bien, dentro de lo que se podía. Es decir, ¿qué tan sorprendente puedes lucir en un simple pijama?

Su ropa estaba limpia, su cabello sedoso, su cuerpo olía a suave y agradable jabón y su aliento a menta. Estaba listo para ir a la cama.

Aquella mañana, tras haberle gritado a Jimin, había sentido su cabeza explotar debido al dolor. Su resaca había sido terrible y se arrepintió de haber bebido y, sobre todo, de ponerse histérico a primera hora del día. No le dirigió la palabra a su novio después de eso, pero sí le miró con molestia al comprobar que su estado no era ni remotamente parecido al suyo. ¿Por qué si ambos habían bebido tanto, él era el único que lucía lamentable? Para su suerte, el día había acabado y se sentía completamente renovado, listo para dormir.

Sólo dormir, se repitió mientras salía del baño y se dirigía a la cama en donde Jimin ya estaba. Si el chico intentaba hacer un movimiento, ¡él definitivamente lo mandaría a dormir al salón!

Jimin despegó su mirada de la pantalla de su celular cuando le escuchó volver. Dirigiéndole una dulce sonrisa, esperaba que el mal genio del contrario se hubiera disipado junto a su resaca. Quizás el dolor de cabeza y las náuseas eran lo que lo hacían más susceptible, ¿quién sabe? Dejó el teléfono sobre la mesa de noche, deslizándose bajo las sábanas cuando el menor tomó cautelosamente su lugar. Su nariz percibió el delicioso aroma de su loción, pero se abstuvo de hacer mención de ello; Jimin definitivamente no intentaría nada hasta que Jungkook hiciera algún movimiento.

―Buenas noches, Kook ―Fue todo lo que dijo antes de darle la espalda, apagar su lámpara y acomodarse para dormir.

Jungkook le miró boquiabierto. ¿Qué era todo eso? Él ni siquiera le había dado un beso de buenas noches. ¿No es la clase de cosa que esperas de tu pareja cuando duermes con ella? Puso los ojos en blanco, restándole importancia, y también apagó su lámpara para acurrucarse en el colchón. Se conservó en alerta de todas formas; sólo un loco se descuidaría con alguien como Jimin al lado. El chico había saltado sobre él por demasiado tiempo como para no poner en duda el control de sus manos. Sin embargo, los minutos avanzaron y nada pasó. Eso era bueno, ¿no? Entonces... ¿por qué se estaba sintiendo decepcionado?

Se dio la vuelta, encontrándose con la espalda de Jimin a una considerada distancia de él. Maldición, ¿qué tenían de bueno las camas matrimoniales? Él hubiera preferido algo más pequeño si eso le permitía cerrar la distancia entre ambos con una excusa razonable. Chasqueó con la lengua, enfurruñado, y aclaró su garganta antes de atreverse a hablar.

―¿Jimin? ―Llamó, su voz saliendo más débil de lo que esperaba. ¡No se suponía que él debía de actuar nervioso y tímido! ―¿Ya estás durmiendo?

―No, Jungkook ―Respondió de manera monótona.

―Bien... ―Guardó silencio por unos segundos, sintiéndose tonto. ―Entonces... uhm... ¿podrías darme un beso de buenas noches?

Jimin dio la vuelta lentamente, encontrándose con ese rostro iluminado por la luna que los bañaba a través del cristal del techo. Dios, esa imagen era justamente la que siempre soñó. Una sonrisa se curvó en sus labios al ser consciente de lo precavido que había estado actuando su novio.

―Ven aquí, bobo ―Lo llamó. Jungkook aguantó la respiración mientras se acomodaba más cerca de él, sus pies tocándose. ―Podías hacerlo tú, ¿sabes? ―Sonrió divertido, acunando su rostro con su mano.

¿Me odias? [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora