Parte 3. Los hombres muertos no cuentan cuentos

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(Todo este capítulo es un FLASHBACK) 


Durante su primer semana en la isla, se las arreglaron para hacer una rutina de supervivencia para proveerse de lo necesario.

En las mañanas pescaban, algo en lo que Alec se estaba volviendo bueno, aunque Magnus siempre le gustaba humillarle, recordándole que el era aun mejor.

Desayunaban a las afueras del bosque, buscando un lugar con sombra. En la tarde, mientras Alec recolectaba algunas frutas, Magnus se adentraba a las profundidades del bosque para conseguirles agua.

Y aunque al inicio Alec había sido renuente, ya comenzaban a platicar más, compartiendo historias de su vida, tan diferentes entre si.

Cuando escuchaba las aventuras de Magnus viajando por el mundo, probando todo tipo de comida, conociendo gente maravillosa, Alec no podía evitar soñar con esa libertad. Alec había sido criado para ser Rey. La libertad de la que Magnus le contaba nunca había sido una opción para él.

Aunque después de toda una semana ahí, lo que Alec más deseaba no era libertad, si no un buen baño.

Había estado usando el agua de las hojas cubiertas de rocío cerca de la playa, para mantener un poco su higiene, pero después de una semana eso ya no era suficiente. Ahora comenzaba a sentirse bastante incómodo. Realmente necesitaba lavar su uniforme, que olía demasiado a sal de mar.

– ¿En qué piensas que te tiene tan enfurruñado, cariño? – Magnus preguntó, alzando de forma elegante su ceja.

– En que realmente quiero un baño, – Alec suspiró, pasando sus manos por su cabello. – Mataría por un baño, – dijo, mordiendo el pescado rostizado que estaban comiendo, mirando a la comida como si ella fuera la culpable de que no pudiera tener su baño.

– No tienes que llegar a tanto, – Magnus sonrió, – Especialmente cuando soy la única persona que puedes matar en esta isla. –

Alec giró los ojos, pero la sonrisa en sus labios le traicionó. Luego, su diversión se desvaneció cuando procesó las palabras que Magnus había dicho.

– ¿A qué te refieres? – soltó Alec. Y Magnus solo hizo señas hacía la jungla detrás de ellos, en una forma tan despreocupada que hizo que Alec se desesperara más. – ¿Qué? –

– ¿De dónde crees que he estado consiguiéndonos agua? – Magnus replicó, viéndose sorprendido por la ingenuidad de Alec. – Hay un manantial dentro de la jungla. Es pequeño, pero suficiente para bañarse. –

– ¡¿Y por qué diablos no me lo habías mencionado antes?! – soltó Alec, de forma acusadora.

– ¡Lo hice! – Magnus exclamó, levantando las manos de forma defensiva. – ¡Casi al inicio! Pero tu solo mascullabas cosas acerca de lo mentirosos y engañosos que eran los piratas. –

– ¡Pensé que te estabas burlando de mi! – Alec protestó, viendo al cielo con exasperación.

– Por mucho que disfrute hacerlo, no me la paso todo el día burlándome de ti, Alec, – dijo Magnus, sin poder creerlo. – Para alguien tan inteligente como tu, a veces realmente puedes llegar a ser un estúpido. –

Alec le miró mal, y sin contestar, se levantó y tomó a Magnus de su muñeca para llevarle con él.

– ¡Hey! –

– ¡Cállate, Bane!– gruñó Alec. – ¡Me vas a llevar al manantial, ahora! –

– Ni siquiera he terminado mi comida, – Magnus se quejó, aunque Alec no dejó de caminar hacía la jungla.

A Pirate's Life For Me (Malec)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin