Parte 5. Los hombres muertos no cuentan cuentos

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When my world is falling apart
When there's no light to break up the dark
That's when I, I look at you




Alec despertó acosado por el conflicto interno que estaba teniendo, incluso aun con Magnus entre sus brazos. Tenía que decirle la verdad. Tenía que decirle antes de que los barcos llegaran a la isla y Magnus se enterara de alguien más.

Pero sus pensamientos fueron olvidados cuando los labios del pirata acariciaron su cuello, enviándole cálidos temblores por todo su cuerpo, quien sonrió y comenzó a acariciar la espalda de Magnus con cariño.

– ¿Cuánto tenemos hasta que lleguen? – Magnus preguntó, con voz melancólica.

– Diría que unas doce horas aproximadamente, – contestó Alec.

Magnus suspiró, acurrucándose más cerca de Alec y enterrando su rostro en el cuello de Alec, aprovechando para llenarlo de besos y gentiles mordidas.

– Entonces ¿qué tal si tomamos un baño? – Magnus le susurró.

– Solo quieres mirarme desnudo, – Alec bromeó, sintiéndose atrevido.

– Oh créeme, a tu cuerpo desnudo quiero hacerle muchas más cosas que solo mirarlo, – Magnus replicó, puntualizando sus palabras al morder justo debajo de la clavícula de Alec.

Alec simplemente se sonrojó y mordió su labio para contener un gemido de placer al sentir como chupaba su piel.

– Un baño suena bien, – suspiró Alec, con la voz más ronca que antes.

Magnus soltó una risita pero finalmente sacó su cabeza del cuello de Alec, dándole un piquito en los labios antes de desenredarse de los brazos del otro. Giró sobre su cuerpo y se quedó mirando al cielo unos segundos antes de mirarle de nuevo.

– Van a arrestarme, – dijo Magnus.

– Lo se, – masculló Alec. – Les diré la verdad. Les diré que todo fue en defensa propia. –

– Eres adorable, – Magnus dijo, alzando una mano para acariciar la sonrojada mejilla. – Tan lleno de ilusiones, tan dispuesto a ver la bondad en todo, incluso en un malvado pirata como yo. Tan hermoso, – continuó, quitando el cabello que caía sobre la frente de Alec. – Tan inocente. –

El corazón de Alec latía desenfrenado. Podía haber protestado, contestar algo inteligente, pero su mente estaba perdida entre los hermosos ojos dorados-café de Magnus, que brillaban llenos de afecto y travesura. Así en vez de replicar, se puso de pie y jaló a Magnus hacía su cuerpo.

– Te mostraré que tan inocente puedo ser, – gruñó Alec, cargando a Magnus de la cintura.

Magnus enrolló sus piernas en la cintura de Alec y sus brazos en su cuello, mientras reía. Alec deseó poder atesorar en una botella ese sonido por siempre, para cuando volviera a la tormenta que era su hogar.

La mañana era hermosa, el sol brillaba contra el océano de forma espectacular. Pero Alec solo tenía ojos para Magnus.

A diferencia de las otras veces que habían usado el lago, esta vez se desvistieron el uno al otro. Lento al inicio, tomándose su tiempo para admirar cada espacio de piel que iban descubriendo, deliberadamente acariciando la piel del otro al hacerlo. Cuando Magnus acarició su miembro, Alec perdió todo el control, estampando su boca contra la del otro en un frenético beso, quitando rápidamente y con desesperación el resto de la ropa.

A Pirate's Life For Me (Malec)Where stories live. Discover now