Parte 6. Navegando en Aguas Misteriosas

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Todo pasó demasiado rápido. En un segundo, Alec estaba viendo a Sebastián en shock, y al segundo, un puñetazo en el estómago le sacó el aire. En un rápido movimiento Sebastián sacó su espada y cortó la garganta de Hodge con ella.

Alec sintió como la sangre le salpicaba en el rostro antes de ser capaz de procesar lo que había pasado. Hodge jadeó, por la sorpresa o en busca de aire, realmente no lo sabía, y cayó al piso.

– Uhg, – Sebastián gruñó. – Odio a los traidores. –

Alec a penas le escuchó, arrastrándose hacía Hodge en un inútil intento de detener la hemorragia.

– Hodge, – Alec le susurró.

Sus ojos azules le miraban con terror, mientras la sangre seguía saliendo sin parar, manchando el piso y llenando el lugar con olor a muerte.

Hodge se ahogó, buscando aire, mientras Alec solo le susurraba palabras de consuelo, prometiéndole que todo estaría bien, que saldrían de esta como muchas veces en el pasado.

– Yo-yo...–

Las palabras no lograban salir, pero Alec no necesitaba escucharlas para leerlas en el rostro de Hodge.

– Lo se, – Alec le susurró. – Te perdono. Todo está perdonado. Solo resiste. –

Como si eso hubiera sido todo lo que hubiera deseado escuchar, Hodge sonrió, aun en su inminente muerte. Se veía en paz, como si el perdón fuera todo lo que había deseado. Finalmente la sonrisa desapareció, dejando sus ojos sin vida.

Alec sintió las lágrimas en sus ojos, al ver la inerte figura de su mentor sin vida, sintiendo como la rabia le llenaba. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, una fuerte mano le jaló del cabello, empujándole hacía atrás.

Gritó de dolor, y se movió rápidamente para poder sacar el cuchillo que había guardado dentro de su bolsillo. Pero fue como si Sebastián pudiera leer sus movimientos, porque antes de que pudiera sacarla, Sebastián le pateó el brazo, lanzando el cuchillo lejos.

Lleno de ira, Alec se levantó, pero antes de que pudiera liberarse de las cuerdas, Sebastián estaba ahí, con la misma espada que había usado para asesinar a Hodge, apuntándole a la garganta.

Alec se congeló.

– Lo siento, Su Majestad, – Sebastián murmuró, tomando la cuerda entre sus manos y apretándola fuertemente. – Tengo demasiados planes para usted, sería una lástima que te asesinara rápidamente. –

Alec sintió un fuerte golpe en la cabeza, que le hizo caer al suelo. Lo último que vio antes de caer en la oscuridad, fue a Sebastián sentándose en su trono.


*


Corrieron lo más rápido que pudieron, pero aun así no llegaron muy lejos antes de que los soldados les rodearan.

– Mierda, – Magnus siseó.

Se preguntó si Alec habría logrado liberarse. Magnus esperaba que hubiera logrado vencer a Sebastián y recuperado su corona. Imaginó reencontrándose en la mañana, a Alec reuniéndose con sus hermanos, y trabajando juntos para dejar esa horrible historia detrás.

Pero primero, Magnus tenía que lograr escapar. Sacó su espada, y le apretó la mano a Max.

– Max, – le dijo, apuntando a una esquina desierta. – Quédate ahí y cierra los ojos, ¿okey? Nosotros te diremos cuando los abras, ¿me entiendes? –

A Pirate's Life For Me (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora