No soy tan despreciable, princesa

2.1K 224 179
                                    

-Mis padres no recuerdan haberte conocido -dijo Mikasa antes de tomarlo de la mano. La vista fija en su madre quien observaba desde el antejardín.

-Muy conveniente -caviló Jean -No novio punky para la princesita de papá.

-Cállate, sabandija -gruñó Mikasa.

Caminaron hasta la entrada hasta alcanzar a la madre de Mikasa, quien se fingió sorprendida.

-Ya llegaron -exclamó aun cuando los venía monitoreando desde que estacionaron -¿Nos presentas, Mikasa?

-Claro -dijo la chica con voz dulce -Mami, él es Jean. Jean ella es mamá, Maika.

-Es un gusto, señora Ackerman -extendió su mano, soltando la de Mikasa.

Maika estrechó la mano de Jean, mirándolo de arriba abajo. Buen corte de cabello, bien afeitado, camisa de marca, pantalones bien planchados… zapatillas algo gastadas. Pero se detuvo a mirarlo fijamente a la cara durante un segundo, que para la velocidad de escrutinio de Maika Ackerman, era suficiente. No pudo evitar una leve, levísima sonrisa.

-Pasen, tío Kenny viene con hambre… para variar.

Dejó que los muchachos ingresaran antes de cerrar. La sala de los Ackerman era impresionante. Muebles de corte antiguo, un par de enormes pinturas con pesados marcos dorados rococó. Un par de mesitas ratonas con figuras de cerámica que parecían reliquias y muy finas. Si hasta pisar la alfombra le daba pesar a Jean.

Un hombre se acercó hasta ellos y Jean mentiría si dijera que Mikasa se parecía a él, porque no lo hacía. Mikasa era la copia en calco de su madre, excepto por ese par de ojos grises, que ahora se clavaban en el hombre frente a ellos, ese a quien había conocido hacía tres años.

-Papi, él es Jean -dijo Mikasa endulzando aun más su voz. Manipuladora, dijo Jean en su mente -Jean, él es mi papá, Albert.

Antes que Jean pudiese decir algo, fue el padre de Mikasa quien le extendió la mano y dijo un "es un gusto, muchacho".

-Igualmente -respondió sorprendido.

Las presentaciones continuaron.

-Éste es mi primo Levi.

Levi le dio una mirada de arriba abajo y chasqueó la lengua.

-Aburrido.

Jean frunció el ceño, un reflejo ante el comentario del primo de Mikasa, un tipo ya en sus treintavarios. Pero sus ojos se desviaron de aquel hombre hasta dar con su propio reflejo en un espejo. Aburrido, no había otra descripción. No era más que otro tipo genérico… y aburrido.

-Aburrido tu abuela, minion -masculló Mikasa logrando que pasara desapercibido para sus padres.

Levi se sonrió malicioso y volvió a darle otra mirada de repaso a Jean.

Un hombre mayor, delgado y con el rostro ajado estaba de pierna cruzada sentado en el sofá muy concentrado en su móvil.

-Y él es mi tío Kenny -indicó al hombre quien al escucharse nombrar sacó la vista de la pantalla -Él es Jean.

Kenny alargó su mano y el muchacho se la estrechó.

-Un gusto muchacho -dijo de buen humor.

-Igualmente, señor.

-No, nada de señor. Solo dime tío Kenny y todos felices -realmente estaba de buen humor -Cuando Miki-chan puso en facebook que tenía un novio no podía creérmelo.

-¿Miki-chan? -murmuró Jean mirando a Mikasa, quien solo fruncía el ceño.

Odiaba ese apodo que le tenían sus padres de niña y que, llegados desde Japón, tanta gracia le había causado a su familia paterna. En especial al tío Kenny. Notó por la sonrisita burlona que traía Jean, que el apodo también le había parecido simpático. Y lo usaría, lo sabía.

PerfectaWhere stories live. Discover now