1 - Kim Seokjin

1.6K 115 40
                                    

Rest

Otro puede cambiarte para bien y aun así...

***

Seokjin giró por el pasillo en dirección a su habitación, jugaba con la pequeña tarjeta de plástico entre los dedos como si fuera una moneda. El bar del hotel a esas horas estaba animado y él tenía toda la noche por delante para disfrutar al menos unas horas de tranquilidad con una copa de un buen vino y quizá unos cigarrillos que le permitieran fumar dentro. A fin de cuentas aquel era un hotel de ricos y en ese tipo de sitios nadie le preguntaría por que fumaba un cigarro dentro de un local o si su tarjeta de crédito era visa oro o platino.

No era un hombre ostentoso, ni siquiera le gustaba que la gente supiera que venía de buena familia pero tenía que reconocer que era exquisito escogiendo los sitios y los restaurantes donde comer o cenar. Le encantaban las servilletas de tela con letras bordadas, los platos de porcelana fina y las cristalerías talladas y aunque resultara cursi, los hilos musicales de fondo, un buen camarero y la soledad. Luego estaba su belleza, algo de lo cual no era del todo consciente, sus rasgados ojos oscuros, su nariz que adornaba de forma perfecta y asimétrica su rostro y unos labios inmensos y casi femeninos que relamía despacio cuando algo que llamaba su atención le hacía concentrarse demasiado. Eso era lo que las mujeres les gustaba, su aire inocente de niño bien con el pelo revuelto y un flequillo que se balanceaban a cada paso, un día engominado y de traje, otro con sus eternos pantalones vaqueros desgastados y una camisa de manga corta color rosa que le hacía aún más joven si cabe. Kim Seokjin no había tenido una juventud normal, sus padres le habían mandado a los mejores colegios de Corea, sabía varios idiomas, una formación superior a la media y un coeficiente intelectual por encima del ciento veinte y aun así, nunca fue feliz. El resto de los alumnos le veían extraño, normalmente se alejaba de la realidad, se perdía durante horas jugando y coleccionando muñecas de diferentes lugares del mundo mientras el resto martilleaba su vida con fiestas de hermandades, deportes y adolecentes chillonas que no dejaban de enseñar las bragas y eso a Seokjin jamás le interesó. Ahí estaba lo extraño, ahí estaba la carencia de juventud que quizá le llevó a vagar por los locales de adultos, los salones privados y las conversaciones con octogenarios podres de dinero hasta altas horas de la mañana mientras fumaban sus inmensos puros y hablaban de la vida como si se dieran cuenta que la suya ya había terminado. Dos relaciones nefastas para su vida marcaron los siguientes años, la primera una mujer quince años mayor que él que jamás abandonó a su marido rompiéndole el corazón y la segunda la cual jamás olvidaría, Eumin... la joven de cabello corto y oscuro..

Mientras fumaba uno de sus cigarros y esperaba a Jimin, recordó a Eumin, ella siempre sonreía, siempre disculpaba sus errores, su obsesión por el orden, por las muñecas, su falta de tiempo para ella. Hasta disculpo aquella nefasta noche que pasó a su lado, cuando no escuchaba sus llantos, cuando le decía que le hacía daño y no quería seguir con aquel juego tan horrible. Y Seokjin lo sabía y aún así disfrutó cada segundo, disfruto demasiado para no volver a la realidad y al apartarse de ella darse cuenta de lo que había hecho. Sus ojos hinchados por el llanto, sus manos temblorosas y su decepción. Eso le había superado y con gran pesar para su corazón no volvió a verla más. Lo peor de todo fue comprobar que recordar aquellos momentos eran realmente excitantes para él ¿Podía ser cierto? Sí... «Sí, mi pequeña y delicada Eumin, te he hecho daño, te he escuchado llorar desconsoladamente y aún así he disfrutado con cada una de las cosas que te hice, pero no soy un monstruo, al menos no, como tú piensas ¿Puedes creer que aún así te quiero? Ilógico quizá pero real. Te quiero con toda mi alma y aún así volveré a hacerte lo mismo cada vez que te haga mía, no puedes quedarte a mi lado, no si no me comprendes y disfrutas de la misma forma que yo». Aquel pensamiento le seguía allá donde fuera.

Torments » Kim Seok Jin; BTSWhere stories live. Discover now