6 - Una comida particular

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Sí, aunque te parezca extraño somos una familia.

***

A mediodía todos bajaron al pueblo en varios coches. Sihyuk había reservado mesa en un restaurante bastante concurrido donde solía comer los fines de semana con algún amigo o cliente. Soomin se había unido al grupo casi en la misma puerta del restaurante y no se soltaba de Jungkook el cual no quitaba ojo a su hermana. Soon Ji estaba radiante, precedía al grupo aferrada al brazo de Jimin, mirando altiva la calle y la gente, era la primera vez que salía con ellos al pueblo y aquello era una experiencia deliciosa para ella. Soon Ji centró rápidamente su atención en el comedor y divisó a una compañera con sus padres y más allá dos hermanos que estudiaban en el mismo instituto. , era lógico, el pueblo no era más que eso, una diminuta ciudad donde todos comían y cenaban en los mismos sitios. La clase alta era aquel restaurante, la menos boyante, en la pizzería de Portí o en el restaurante del centro comercial. Saludó con educación a su compañera y sonrió a los dos muchachos que no daban crédito y ella sin prestar atención a su momento de triunfo la apartaba la silla y la invitaba a sentarse.

Yoongi la miró de refilón y la puso gesto de desacuerdo, ella le sonrió inocentemente y se aferró a Jimin con fuerza.

—¿Disfrutas, eh? —dijo Yoongi.

—¡Sí! —grito, sonrió y se removió ansiosa en la silla. Llevaba un bonito vestido veraniego de tirantes y unas sandalias a juego.

—Pareces su padre, Jimin... —Taehyung le dio una palmadita en la espalda— y eso me la pone dura...

—Qué raro que a ti algo te la ponga dura —le contestó.

Namjoon soltó una carcajada y se aferró como siempre, sin importarle nada, a sus mujeres. Varios de los hombres que comían con sus familias se giraron, uno de ellos sonrió a Lee Seul y recibió un empujón de su mujer.

—Vamos, muchacho —Sihyuk, que llegó el último a la mesa, no dejaba de saludar a gente que salía de todos los rincones para ver cómo se encontraba—. Pidamos, tengo un hambre voraz.

—Sí, papi—musitó Taehyung.

—¿Y Seokjin? —preguntó Jimin mirando a la puerta.

Soomin se giró hacia la cristalera y lo vio en uno de los puestos que colocaban de la calle. Parecía hablar con una mujer mayor mientras jugueteaba con una especie de peonza antigua en su mano derecha.

—Allí, en el puesto de antigüedades de la esquina.

Seokjin había dejado la peonza sobre la mesa expositora y observaba ansioso los demás objetos con las manos colocadas como si rezara.

—Este muchacho no cambia, siente pasión por las antigüedades —Sihyuk lo observaba.

Seokjin palmoteaba nervioso por una hermosa caja de música de madera que hacía girar una bailarina con un tutú color blanco, la mujer del puesto sonreía mientras hablaba enseñándole las piezas de los engranajes, y el terciopelo que cubría el interior pero Seokjin ya estaba ansioso por comprarla, Soomin estaba segura que así lo haría.

—La va a comprar —dijo Sihyuk.

Taehyung farfulló algo ininteligible y Soomin sonrió.

—Es muy parecida a la que tenía mamá en el tocador —dijo a su padre.

Pagó la cajita de música y atravesó la calle dando saltitos. Lo cierto es que a Hyeyeon le resultaba casi imposible pensar que aquel hombre tuviera algún tipo de maldad más allá del juego que ya conocía. Se había parado delante de la cristalera y releía la carta que aparecía expuesta en una vitrina de puertas correderas anclada a la pared elegantemente. Se frotaba la barbilla con gracia mientras parecía decidir que tomar. Hyeyeon recordó las palabras de Soomin y la miró, ella era la única que seguía observándole minuciosamente, el resto ya hablaban entre ellos y discutían sobre que comer o beber. Seokjin arrugó la nariz para fijar la vista con torpeza y eso la hizo gracia, era como un niño grande con un pasado de adulto y mil pecados. Se mantenía inmóvil aferrando entre sus brazos la cajita de música como si tuviera miedo que se golpeara cuando un grupo de niños pequeños pasó corriendo a su lado.

Torments » Kim Seok Jin; BTSWhere stories live. Discover now