5 - Dudas

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Proteger a mi hermana era parte de mi vida del mismo modo que hacerte parte de mí. Me di cuenta de que ni siquiera he podido protegerla ni de mí mismo.

***

Salió al jardín muy temprano. La finca dormía profundamente. Apenas un leve ruido, algún pájaro, el aire, las ramas de los árboles. Aspiró su taza de café y se sentó en un balancín que su padre había instalado de cara al verano. El tapizado del asiento y del respaldo era algo espantoso, nunca le gustaron los colores chillones y las rayas pero no era importante, solo una mera observación matutina.

—Seokjin, Seokjin —susurró—. Ha pasado tanto tiempo... —se rió para sí he inclinó la cabeza hacia atrás—. Oh Seokjin...

Su falda se movió juguetona por la brisa y cruzó las piernas mientras el balancín se movía. ¿Podía sentir celos de Soon Ji? ¿De la forma de mirarla aquella noche? Posiblemente, también sentía celos de Hyun Ji cada vez que Taehyung la besaba con ternura y eso sin mencionar a Yoongi con Hyeyeon. ¿Qué iba a hacer con su vida? Era a veces tanta la soledad que sentía...

¿Se sentiría igual de solo Seokjin? Quizá por eso había vuelto. Era muy extraño su carácter, podría decirse que bipolar, Yoongi no lloraba con una película de amor como él, solía emocionarse cuando se aproximaban las Navidades y se pasaba horas delante de las tiendas de muñecas con las manos pegadas al cristal hasta elegir una. Recordó la noche en la cual lo encontró llorando en el salón. Ni siquiera se ocultó de ella, no le importaba que lo viera llorar, solía hacerlo aunque él no se diera cuenta que ella lo veía. Otras veces se encerraba en la habitación y se pasaba horas leyendo libros, le gustaba escribir una especie de diario, lo sabía aunque nunca dio con él y lo había buscado, claro que lo había buscado como loca. Había sido cruel con él aquella noche pero tenía quince años, nadie puede reprochar la pataleta de una niña que deseaba extremadamente no estar sola. Dio un sorbo al café y suspiró, sí, recordaba perfectamente sus palabras

...

—¡No me extraña que ella se suicidara! ¡Te odio! —había dicho. Seokjin se había llevado la mano al pecho dando un paso atrás, la había mirado con odio y se dejaba caer en el suelo apoyado en la pared.

—Me prometiste que iría contigo, pero sois todos unos malditos cobardes. ¡Yo soy como vosotros! ¡Soy como ellas!

La versión oficial había sido la que Seokjin dio, había bebido y ella le provocó, sin embargo no fue así. No había tomado una sola copa aquella noche, ella lo sabía, porque nunca bebía en Woodstock. Bajó las escaleras levantando su camisón de algodón y se puso frente a él. Estaba profundamente herido y la miró decepcionado sin decir una sola palabra.

—¡Háblame! ¿Por qué te fuiste sin mí? ¿No soy como ellas? ¿Acaso no haces lo mismo con ellas que haces conmigo?

—No...

Seokjin se levantó del suelo e intentó subir las escaleras pero ella lo había empujado con los ojos llenos de lágrimas.

—No lo hagas... —susurró—, no vayas por ahí porque si sigues... no podré protegerte...

—¿De quién? —gritó ella.

—De mí mismo...

Soomin se sintió mal al recordar sus ojos llenos de lágrimas. Seokjin era un hombre sensible demasiado atormentado por el dolor de una perdida y ella le hería de muerte simplemente por ser ella.

—¡No tienes ni idea de lo sola que me siento!

Volvió a pedirle que le dejara irse pero no estaba dispuesta a terminar la discusión y volvió a empujarlo con sus delgados brazos.

—¡Todos me abandonáis! —gritaba mientras le empujaba—. ¡Todos!

No tardó en acabar con su paciencia. La agarró por los brazos y la meneó con firmeza.

—¡No eres como ellas, eres una maldita niña caprichosa y arrogante!

—¡Y tú un estúpido que se merece lo que le pasó!

Le dio un bofetón que la tiró al suelo. Nunca nadie le había pegado así. Soomin se levantó con rabia pero Seokjin ya estaba totalmente descontrolado.

—¿Quieres que te trate como a ellas? ¿Eso es lo que quieres, estúpida?

La arrastró por el brazo hacia el sótano y la empujó al interior de una de las salas de su padre.

—¿Quieres ver lo que papá guarda aquí? ¿Eso quieres? —la cogió por el pelo y la llevó hasta uno de los ganchos que colgaban del techo anclando sus manos a las esposas que pendían de él. Apenas llegaba de puntillas, su camisón la daba un aire sobrecogedor—. No tienes ni idea de lo que hago yo, solo juegas cuando estás conmigo. Juegas a ser mayor porque a la niña de papá todos respetan, pobre niña... siempre sola. Asimila que así es la vida, estúpida, nadie habrá para consolarte cuando realmente estés jodida.

—¡No me dan miedo vuestros juegos!

Otra bofetada le volvió a girar la cara y Seokjin rasgo el camisón por detrás. La azotó en la espalda una y otra vez, notaba el calor de las heridas, notaba la humedad de lo que posiblemente era sangre y que luego comprobó. Era horrible el dolor, no paraba de suplicarle que cesara pero Seokjin apenas la escuchaba, la oscuridad se había apoderado de él de una forma casi irreal y ahora la enseñaba realmente que había en todo aquel submundo que les rodeaba.

Se apartó de repente, no olvidaría jamás la expresión de su cara, sus ojos abiertos terriblemente, sus pupilas dilatadas como si hubiera tomado algún tipo de droga y ahora viera un fantasma frente a él. Estaba aterrorizado pero por el contrario de lo que ella pensó comenzó a reírse con frialdad. No era Seokjin, al menos no era el dulce y amable Seokjin que la arropaba cuando Yoongi no estaba y la abrazaba con ternura cuando veía la televisión.

—¡Mira! Pareces una de esas muñecas antiguas vestidas de terciopelo y tul...

Soomin recordó como la apartó el pelo de la cara y la miró con una mezcla de sorpresa e ironía. Ella no dejaba de llorar e hipar, no era eso lo que quería, no quería que la pegara de esa forma. Sintió miedo, miedo de su mirada, de su forma de acariciar sus mejillas mientras sonreía como un loco desequilibrado.

—No pretendía verte así... —le susurró—. Estás tan bonita, mi pequeña Soo... —le besaba la cara una y otra vez—. No puedo verte así...

—¿Vas a soltarme? —le había preguntado nerviosa.

—No... —se aproximó—. Querías ser como ellas y esta noche te complaceré... Vas a ser mi muñequita...

Soomin buscó en el bolso de su falda el paquete de tabaco. Encendió uno de los cigarros y aspiró con ansia.

—Mi muñequita... —musitó.

-

¡Gracias por leer!

Torments » Kim Seok Jin; BTSWhere stories live. Discover now