9 - Primer contacto

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Y lo que tiene que ser será...

***

Se vistió como era habitual en ella. El restaurante estaba prácticamente vacío salvo por dos parejas que comían al fondo del local. Era martes, durante la semana, raro era ver el trajín habitual de la semana. El camarero la recibió con un aire algo pelotesco y la dirigió a la mesa reservada. Seokjin ya había llegado y observaba la calle a través de la ventana. Al verla, se levantó y la movió la silla para que se sentara. Ella lo había citado.

—Muy cortés —dijo Soomin—. Eso no ha cambiado en ti.

Seokjin le sonrió y volvió a sentarse.

—Gracias por venir. Me alegra que estés aquí.

Estaba incomoda y algo desorientada. La servilleta se enroscaba pintorescamente dentro de la copa, así que la saco, la deposito sobre la mesa y comenzó a jugar con uno de los extremos ribeteados.

—No tengo claro qué hago aquí —musitó.

—Soo, vamos a vernos muy a menudo, no podemos pasarnos los días ignorándonos —cogió la carta que le ofrecía el camarero y la miró—. Sé que pedirte perdón por abandonarte quizá no valga de nada pero ¿vale de algo que estemos así?

—La adolescencia marca la vida Seokjin. Tú marcaste la mía. Tú, Yoongi... —suspiró y bebió un trago de agua.

—Deja el agua y toma un poco de este vino, es blanco y suave —apartó la copa de agua y le sirvió el vino.

—Lo que te quiero decir —continuó ella— es que no vamos a arreglar nada, podría decirte que te perdono. No valdrá de mucho, nada volverá a ser igual.

—Lo sé, pero igual va mejor. No tendría que ir igual o peor —sonrió mirando la copa—. Han pasado siete años, nos separamos siendo unos críos y ahora tú —la miró—. Eres toda una mujer y yo ya no soy un niño —volvió a llenarle la copa.

—Lo pasé tan bien contigo, Seokjin. Tú me hacías olvidar a Yoongi, me hacías compañía en ese maldito castillo de piedra y soledad. Eras cariñoso, bondadoso, desequilibrado y testarudo...

Seokjin la escuchaba atentamente. El camarero se acercó y pidieron la comida.

—La forma que tenías de enredar a todas las mujeres que te interesaban, cómo bailabas con ellas, cómo jugabas y las manejabas para que hicieran lo que deseabas —rió para sí—. Era una técnica diferente y aun así, igual de peligrosa que cualquiera de las otras.

—Lo pasábamos bien, Soo.

Soomin dio otro trago a su copa y comenzó a sentirse mejor. Seokjin le sirvió una y otra vez vino y aunque sabía que lo hacía para que se soltara en ese momento le dio igual.

—Sí, lo pasamos bien. Yo era una niña embelesada por vosotros. Por ti, por Yoongi. Él era el guerrero —soltó una carcajada— serio, oscuro y perverso. Excitante y provocador, frío y a veces déspota pero pasional y tú eras la antítesis, la dulzura, la sensualidad y la delicadeza, eras perversamente manipulador... Os observaba interactuar con las mujeres que os interesaban en un momento puntual y cada uno a su manera tenía una mecánica increíblemente retorcida y yo solo era una niña con unas inmensas ganas de ser parte de vuestra vida, de ser como ellas.

Seokjin se inclinó en la mesa e hincó los codos sobre ella. Entrecruzó los dedos de las manos y apoyó la barbilla en ellos.

—Eso era justamente lo que no eras... —musitó— a ellas no las queríamos. Nunca lo entendiste. Eras una cría y no sabías que solo te protegíamos.

Soomin bebió un tragó y sonrió.

—Hasta que te acostaste conmigo y perdiste la cabeza, ¿no? —se entristeció—. Yo no buscaba protección, Seokjin, buscaba que me amaran.

—Touche —se rió pero al momento su gesto se ensombreció—. Te veía bailar en mitad del salón principal del club Woodstock y el resto carecía de importancia para mí. Girabas con esos vestidos pomposos, tus lazos y tus zapatos de charol bajo la música y eras como una princesita. Una muñeca. Levantabas los brazos, mirabas al techo y dabas vueltas y vueltas una y otra vez. Y yo solo pensaba: vamos, Seokjin, cómo puedes ser tan monstruoso, muriéndote de ganas por devorarla, es una niña y no puedes apartar la vista de ella. Eres un enfermo... cada vez me resultaba más difícil y realmente —dijo— cada vez que te metías en mi cama y te pegabas a mí como una lapa creía que me iba a dar algo. Y sí, al final conseguiste lo que deseabas, ser como ellas...

Soomin se quedó estupefacta y lo miró fijamente a los ojos. La sonreía delicadamente, era como si la estuviera diciendo, estoy cansado, no puedo más. Tú ganas, será como tú quieras.

—No me mires así, Soo —dijo al fin—. La noche que me fui sin ti, se me cayó el mundo encima, aquellas mujeres no significaban nada para mí si tú no estabas. Me faltabas tú, bailando, tú observando con aquellos ojos curiosos todo lo que pasaba alrededor.

—Eso no me lo dijiste nunca.

—¡Claro! No me dio tiempo, saltaste como una tigresa despechada encima de mí. Me empujaste, lloraste, te sentías traicionada y yo solo regresaba para estar contigo... Me pasé la noche dando vueltas como un alma en pena intentando comprender por qué no podía disfruta de la misma forma si me faltaba mi pequeña Soo. Me dijiste cosas horribles, Soomin —frunció el ceño—. Me hiciste daño, me destrozaste moralmente y no soporté ese dolor.

—Y fui como ellas —apartó el plato sin apenas probar bocado.

—Te enseñé qué significaban para mí las demás.

La cogió la mano y se la besó. Soomin lo observó inmóvil y comenzó a ponerse nerviosa. Al momento se apartó de ella y carraspeó. Se llevó a la boca un trozo de pan y sonrió.

Meneó la cabeza con desdén y comió.

Se quedó pensativo mirándola unos segundos y luego volvió en sí y sonrió.

—Vamos, come, Soo. Apenas has probado bocado.

—¿Y tú, Seokjin? ¿Qué buscas en Hyeyeon, qué te traes entre manos con Yoongi?

—Hyeyeon es la mujer de Yoongi, So. —la miró fijamente y esbozó una mueca similar a una risa.

—Vale —dijo algo irritada—. ¿Y qué se supone que quieres de mí? ¿Mi perdón?

—Tu amistad, Soo. Necesito partir de un punto neutral contigo. He vuelto a casa, te he pedido perdón por el daño que te hice y me he apartado del mundo que me llevó a la oscuridad más absoluta. Solo quiero —la miró apasionadamente y sonrió— volver a verte bailar.

  

¡Gracias por leer!

Torments » Kim Seok Jin; BTSWhere stories live. Discover now