13 - Terror

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Y existirá el miedo, existirán las dudas, pero nadie os dará lo que nosotros os podemos dar.

***

Despertó temprano y lo oyó en el baño. Durante unos segundos sintió dolor en el estómago recordando lo que dijo la noche anterior. Ella jamás se había imaginado que ocurriría todo aquello. Seokjin había irrumpido en su vida una vez más, a su estilo y a su modo, volvía a poner patas arriba sus planes y sus proyectos. ¿Y ahora qué? Era tan sencillo como no tener ni idea de lo que podría pasar, ella tan solo era la niña consentida de un clan, siempre a su aire, disfrutando de los momentos cuando a ella le apetecía y de pronto pasaba a formar parte de aquella rueda desequilibrante que todos tenían en torno a su vida. Era parte de Seokjin, parte de una situación que jamás le había tocado vivir y no sabía si quiera por dónde empezar. Se incorporó y miró a través de la ventana. ¿Cómo era capaz de transformar su rebeldía de tal manera? Todos los que la conocían sabían que ella era una mujer de carácter, acostumbrada a tener todo lo que deseara y a vivir bajo la protección de Eoduun bam. Ahora todo era diferente, cuando la tocaba, cuando la miraba con aquellos ojos brillantes y entrecerrados le provocaba la tímida sensación de ser pequeña, sus suaves palabras, sus sutiles formas y la destreza de conseguir en ella una respuesta inmediata sin necesidad de atemorizarla. Seokjin era así, había cambiado mucho desde la última vez que lo vio sin embargo, aún más maduro, mantenía aquella esencia y aquella calma que solo invitaba a decir: «Me da igual lo que me pidas, no me mires así, susurra con esa suavidad y esa dulzura lo que quieras, deseo complacer cada palabra que salga de tu boca» ¡Ah, qué estúpida era! ¿Acaso no se daba cuenta de que tan sólo era otra forma de llegar al mismo sitio que el resto? Claro que sí. Aun así, era imposible resistirse a aquella ternura, aquella mirada inocente de niño bueno que con tan solo una sonrisa y esa timidez que parecía tener lograba envolverla en un torbellino de sensaciones que pocos hombres habían conseguido con ella.

«Domina mi alma, domina mi voluntad, da igual de qué forma, solo debes ser inteligente para averiguar, que me hace estremecer a tus deseos.»

***

Se levantó de la cama y se apuró al arreglarse un poco. Tenía el pelo revuelto, estaba más pálida de lo habitual y eso la disgusto. Seokjin no tardo en salir del aseo con la toalla enroscada a su cintura y el pelo empapado.

—Buenos días, pequeña Soo —la besó en la frente y se dirigió al armario.

—Buenos días —dijo tímidamente.

—¿Has dormido bien?

—Sí... Gracias.

Lo observó revolver en los cajones. Su espalda aún estaba empapada por las gotas de agua y al moverse brillaban bajo la luz que entraba por la ventana. Soomin permanecía inmóvil frente a la cama, se dio la vuelta y frunció el ceño.

—Pareces una aparición. Soomin... ¿Dónde estás?

—Perdona, me duele un poco la cabeza y...

Sonrió y se acercó a ella. Llevaba en la mano una camisa y la dejó sobre la cama. La cogió de la mano y se sentó con ella sobre la colcha a su lado, apartó sus cabellos de la cara y volvió a sonreírle.

—Borra de tu cabeza por un momento Eoduun bam, Soo...

—No comprendo qué quieres decir con eso.

—Olvídate de todos, olvida lo que has visto o vivido aquí —besó su mano y apoyó su mejilla en ella—. Soo... ¿Por qué te cohíbes conmigo hoy?

Soomin meneó la cabeza y miró al suelo, ni siquiera podía mantener la mirada en sus ojos durante unos segundos.

—Me siento extraña, avergonzada, no sé qué quieres ahora de mí, no me veo como las demás, no...

—Qué tontería, Soo —tiró de ella y la sentó en su regazo—. Yo no soy Yoongi. —dijo, meneó negativamente la cabeza y dejó escapar un suspiro—. Soo... Mi preciosa Soomin... Podría explicarte muchas cosas y quizá comprenderías... sin embargo, no merece la pena...

Aquella dulzura acompasada, aquella melodía en sus palabras empezaron a envolverla nuevamente.

—No merecería la pena. ¿Por qué? —musitó ella.

—Porque no hay nada más claro que verlo o vivirlo. Hay una cosa en esta casa común a todos, no hace falta ser muy intuitivo para verlo, sois el freno a nuestros impulsos, la esencia que nos completa como personas y nos hace ser mejores. Soo... No quiero que nadie me idolatre, he sido una persona horrible durante todos los años que he pasado fuera de aquí. He hecho daño, he disfrutado con ello y sin embargo —hizo una pausa y continuó—. Sin embargo entré por la puerta de Eoduun bam, te vi y sentí algo que hacía años que no había sentido, una calma inmensa.

—¿Pero ahora qué va a pasar? ¿Soy tu sumisa? ¿Qué soy? Me siento ridícula.

Seokjin se rió y la apretó con fuerza contra él.

—¡Ah, qué tonta eres! Soomin, esto es como una de esas piezas de baile que solías bailar conmigo cuando eras niña. Es lo mismo ¡Sí! —se levantó y la dejó sobre la cama. Se dirigió al armario y rebuscó sus pantalones, su ropa y se la puso rápidamente—. Imagínatelo —sus ojos brillaban, estaba perdida y Seokjin parecía eufórico—. ¿Recuerdas?

—Seokjin, me pierdo contigo, no entiendo qué quieres decirme.

Seokjin se apretó el cinturón y estiró la mano hacia ella invitándola a levantarse.

—Señorita... —musitó con elegancia haciendo una reverencia—. ¿Quiere bailar conmigo?

Soomin se rió y negó con la cabeza.

—¡Vamos, Soo! —dijo con humor—. Te ofrezco bailar conmigo... ¿Aceptas?

—Seokjin —rió—. ¿Qué tiene esto que ver con lo que estamos hablando?

—Todo.

Ella estiró la mano y tiró de su brazo. Soomin se levantó y chocó con él. Le rodeó la cintura y tomó la palma de su mano haciéndola girar.

—Vas a bailar conmigo. ¿No es así?

—Sí...

—Soy el hombre, yo llevo el ritmo, pero ¿quién ha aceptado?

—Yo...

—¿Y si te cansas? Pararías, te sentarías y quizá mañana bailaras nuevamente. ¿No es así?

—Sí, pero...

—Es lo mismo, pequeña Soo, vas a bailar conmigo —le dio una vuelta y la hizo girar—. Tú decides cuando parar, hay piezas lentas, hay piezas más rápidas... —besó sus labios y sonrió—. Pero solo tú decides cuándo termina la canción... 

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¡Gracias por leer!

Torments » Kim Seok Jin; BTSWhere stories live. Discover now