Décima lección: Crecer

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Tony creció para convertirse en un joven prodigio.

Cuándo Steve se casó él tenía siete. Le deseó felicidad.

Cuándo Charles nació tenía ocho. Su madre le enseñó una foto del pequeño.

Cuándo ingresó al MIT a los quince años cómo el estudiante más joven, conoció a Rhodey que aunque poseía veinte se complementaba con el castaño.

- Ese reloj parece antiguo.

El adolescente vio el objeto mencionado y sonrió.

- Lo es. Tiene once años.

- Parece importante.

- Ya dilo, Rhodey. Te mueres por saber quién me lo dio.

- Atrapado.

- Me lo dio mi futuro esposo.

El moreno jadeo.

- ¿¡Estás en un matrimonio concertado?!

- Podría decirse, pero concertado por mí a la edad de cuatro años.

- ¿Qué?

El genio sólo se fue dejando a su amigo confundido en medio de la habitación que compartían.

Los meses pasaban. Tony terminó su carrera en el MIT. Su amistad con Rhodey se cimentó.

El castaño se hizo cargo de una sección de las empresas Stark y asistió a muchísimas fiestas, atrajo y atrapó a muchos amantes que fueron sólo de una noche.

- ¿Así piensas obtener al que quieres? No creo que a él le guste un hombre que cae de cama en cama.

- Él está casado ¿Prefieres un hijo rompedor de hogares?

- A veces eres ingenuo.

Howard Stark desapareció en su oficina luego de decir tal cosa.

Su madre llegó a la semana luego de un viaje largo.

- Tony, necesitamos hablar.

Un escalofrío pasó por la espina dorsal del joven ante el tono de María.

- Por supuesto, madre.

La siguió hasta el jardín delantero. Jarvis le sirvió té de naranja a María y un café cargado a Tony.

- Ella ha muerto.

Tony se quedó viendo a su madre, esperando que ella dijera algo más pero cuándo sólo el silencio le respondió tuvo que romperlo él.

- Madre, tengo muchísimas habilidades y dones pero la adivinación no está entre ellas así que podrías decirme ¿Quién?

- Sharon. Murió hacia seis meses, asistí a su funeral y me quedé para hablar con Peggy.

Vajilla rompiéndose, un jadeo ahogado y María tenía a su hijo pidiendo respuestas.

- ¡¿Qué?!¿Cómo? ¿Él está bien? ¿Y Charles?

- Una enfermedad degenerativa que apareció cuándo tuvo a Charles debido a complicaciones del parto, oh y el joven ha regresado a la Universidad la semana pasada, estaba con buen ánimo. Sobre él, puedes verlo tú mismo que no soy tu mensajera o algo parecido, cariño.

- Mamá, no creo que qui-

Su madre sólo bebió su té mientras le pasaba una foto de su profesor totalmente de negro, se veía los años en él pero estaban colocados de buena manera. Se había vuelto más ancho y parecía más alto. Estaba con la vista fija en el ataúd que desaparecía bajo tierra. Un joven estaba a su derecha, Peggy a la izquierda. Sus amigos lo rodeaban, la familia había crecido.

- A mí parecer es el momento indicado. Él sigue sonriendo pero su luz se apaga, necesita a alguien que lo haga vibrar de nuevo.

- ¿Y ese soy yo? Ni siquiera debe recordarme.

- Mira sus manos en la foto.

Tony obedeció. Observó con más detenimiento encontrando que la mano izquierda de su antiguo profesor se aferraba a su collar y la otra llevaba un reloj.

Esperen...

- ¿Son esos mis regalos?

- Lo son. Peggy me dijo que siempre los ha tenido con él, que tu nombre ha estado presente en su mente. Te recuerda cómo el pequeño niño demasiado inteligente para el mundo ¿No crees que es hora que vea al hombre?

- ¿El que le pidió matrimonio?

- Él que exigió casarse con su maestro ¿Te has vuelto débil, hijo? ¿O es que lo dejarás libre?

- No es eso. Sólo no creo que sea agradable aparecerme frente suyo diciendo: Hey, eres mío.

- Está bien hijo. Es tu decisión. Sólo recuerda: 'Sí no tienes el valor de reclamar algo, no tienes derecho a tenerlo.' Iré a tomar mi siesta.

María desapareció por las puertas que daban a la sala.

Fue una noche larga para el hombre. Tony observó la fotografía todo el tiempo.

Habían pasado veinte años. El castaño ahora contaba con veinticuatro. Su ex maestro cuarenta y tres.

Los dos eran adultos plenos.

Era hora de comenzar su historia como tales.

Con eso en mente el castaño dejó un mensaje para sus padres con Jarvis y se dirigió para el pequeño barrio a cumplir su promesa.

Madre y padre, iré por su yerno. No me esperen despiertos.

Pd: Preparen una bonita habitación matrimonial.

Cuándo el mensaje fue entregado, el padre gruño y la madre sonrió.

El genio dormía en el avión, soñando en su encuentro con su sexy profesor.

'Cosa de niños.' Where stories live. Discover now