El genio despertó por primera vez con el ruido de niños riendo y unas manitos en su vientre.— Dejémoslo y mejor nos vamos, niños.
— Pero el príncipe debe darnos nuestro beso de buenos días.
— Yo puedo darles dos a cada uno.
— ¿Usted quiere que el príncipe lo bese sólo a usted, verdad? No sea egoísta, profesor.
— No debería serlo ¿Cierto?
Tony habló suavemente y contuvo la risa ante lo dicho por los pequeños. Steve se sobresalto pero luego se recuperó.
— Ya dales su beso para irnos.
— ¡Beso!
El genio abrió los brazos y pronto estos estuvieron llenos de dos mimosos niños. Les dio un beso a cada uno que los hizo sonreír satisfechos.
— Ahora toca darle al profesor sino se pondrá triste.
— Se pondrá celodo.
— Celoso, Peter.
— ¡Beso!
— ¿Quiere un beso, profesor?
Con el coro de fondo de dos niños que no se darían por vencidos hasta ver un beso Steve suspiró y acercó su mejilla.
— Buuuu.
— Trampa.
Dos adultos voltearon a ver a los pequeños ante su protesta.
— ¿Por qué dicen eso?
— Los adultos se besan aquí.
La pequeña señalo sus labios.
— No todos, Gamora. Los que son amigos se besan en la mejilla.
— Entonces ¿Por qué ayer se besaron ahí?
¿Ayer?
¿La pequeña los había visto besarse ayer? El rubio estaba al borde un colapso.
— Tienen razón, pequeños.
Y Tony tomó a un desprevenido profesor. Juntó sus labios y le dio un casto beso.
— ¡Beso para todos! Ahora sí a desayunar.
— ¿Vamos, profesor? Ellos están tranquilos. Todo está bien.
— Sí, vamos ¿Qué hora es por cierto?
El rubio buscó dónde ver la hora y encontró un reloj de mesa que indicaba las ocho.
Era un bello reloj de tonos metálicos en rojo y negro.
— ¿Es mi regalo?
— Sí. Parece que pensamos igual. Me diste eso y yo te di un reloj de pulsera.
— Yo dejé mi reloj en casa. Tengo miedo de perderlo.
— No por miedo a perderlo debes dejar de disfrutarlo, profesor.
Steve se quedó anonadado ante lo dicho por Tony mientras el genio llevaba a dos niños de la mano hacia la puerta que conectaba con la otra habitación.
— ¡Vamos, profesor! Drax va a comerse todo. Y quiero hablar con Mantis.
— Ellos son un desastre sin mí.
— Peter, cállate.
Sin querer preocupar a los niños el rubio al fin se levantó para seguirlos. Llegaron al gran comedor dónde todos estaban ya comiendo.
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'Cosa de niños.'
FanfictionSteve es un maestro de niños de 3 a 5. Llega un niño nuevo ese año que es demasiado adulto y desde el primer día lo miró con sus ojos de bambi para al cabo de una semana ponerse al frente suyo y decirle: Te vas a casar conmigo.