20° Lección: Boda

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Tony quería tener cómo esposo a Steve pero nunca había pensado que necesitaría una ceremonia para que sea oficial.

Para él lo era.

Para Steve también.

¿Entonces qué hacía esperando a ser llevado hacia el altar donde su pareja lo esperaba?

Oh ya recordaba.

Su familia se había reunido en la semana que los dejaron a solas para planear la boda. Y cuándo ellos dos salieron de su 'Luna de Miel' les habían dado la noticia.

— Necesitas un traje blanco para la boda, Tony.

— ¿Quién se casa, querida Pots?

— Tú, por supuesto.

Y la mujer lo había arrastrado a hacerse el bendito traje acallando sus quejas con un 'No hay de qué, me lo vas a agradecer luego Tony. Hay que hacerlo oficial y punto.'

El rubio había quedado estático mientras su pareja era llevada por la mujer.

— No te quedes ahí, Steve. Debemos darnos prisa también.

— ¿Hablan en serio? No necesitamos eso.

— ¿No quieres casarte con Tony?

— ¡Claro que quiero! Sólo...

— Sólo ¿Qué?

— No quiero un traje carísimo.

— Iremos a nuestro modisto preferido, querido. Vamos.

Por eso ahora estaba caminando escoltado por Rhodey y Pepper.

Si el castaño era sincero consigo mismo estaba nervioso. Demasiado nervioso. Cuándo fue lo suficiente grande para pensar en ser un verdadero esposo para su profesor, sólo veía el sexo y la convivencia. Estar casados pero sin estarlo por un papel.

Pero tenía su encanto.

Estarían unidos de una forma más.

Y cuándo el genio vio a Steve gloriosamente vestido con un traje blanco cómo el suyo y con el cabello bien peinado.

Cuándo vio su nerviosismo pero también su enorme sonrisa supo que la boda era una grandiosa idea.

Steve era suyo para siempre.

El pequeño niño de cuatro había conseguido a su hermoso profesor.

Y hoy se casaría con él.

— Estamos aquí para unir en matrimonio a ésta hermosa pareja.

— Te ves hermoso.

— Tú te ves digno de una escultura.

— ¿Tony Edward Stark aceptas a Steve Grant Rogers cómo tu esposo ante la ley?

— Lo acepté desde los cuatro pero lo vuelvo a hacer. Sí.

— ¿Y tú Steve Grant Rogers aceptas a Tony Edward Stark como tu esposo ante la ley?

— Yo te acepté desde hace una semana pero te lo diría mil veces. Sí.

— Entonces los declaro marido y marido. Pueden besarse.

Sus labios se unieron.

Desde hoy una nueva promesa se formaba entre ellos.

Amarse hasta el final.

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