➸Próloɢo

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↫ ereѕ мíα, ѕαrαdα ↬

💛

Al cruzar la entrada de Konoha, saludé a los ninjas que mantenían guardia con la mirada. Al observar la vista de mi hogar, no pude evitar sentir esa sensación de bienestar y tranquilidad, lo normal y primero que debía hacer era ir con mi madre y hermana, pero... ¡Maldita sea!

Miré hacia otra dirección, quería ir a saludar, debía hacerlo... pero me sentía mal al sentir otra prioridad.

Quiero ir contigo, Sarada.

Eran al rededor de las doce cuando caminaba hacia su departamento-sintiéndome un pésimo hijo-lo más probable es que esté allí. Ya había pasado un tiempo que no la veía y odiaba saber que la necesitaba.

Sarada siempre formó parte de mi vida, pero ahora quería que no sea sin querer.

Alcé mi mano para tocar la puerta, pero su voz me hizo detenerme.

-¿Boruto?

Me hizo congelarme, tanto efecto tenía en mí.

Miré a un costado y ahí estaba, recién llega, los papeles en las manos y la mirada un tanto agotada la delataban.

-Acabo de regresar de la misión -ladee un poco mi rostro por la verguenza, se volvió complicado hablar con ella desde que compartimos el mismo sentimiento-, quería verte.

Su sutil risa me transmitió un cosquilleo, era pena, timidez... jamás pensé que alguien podría desenvolver esas facetas en mí. Pero lo había hecho sin querer, tan natural y normal que aún nos sorprendía, ella igual lo sentía y eso era un alivio.

Acomodó un mechón detras de su oreja, lo pude ver, su mano tembló ligeramente y el sonrojo no fue lo suficiente suave para ocultarlo.

-¿Te quedarás? -pasó delante de mí mientras sacaba la llave parar abrir la puerta.

-Si no te molesta...

-Sabes que no idiota -me sonrió-. Pasa.

Al igual que el mes pasado, todo lucía igual; ordenado y limpio. Tan Sarada.

-Si quieres date un baño mientras preparo la cena -sugeriste al entrar a la cocina sin darme tiempo de protestar.

Para ser honesto, si tenía hambre, ¡muchísima! Pero no quería causarle problemas, me imaginaba que ella también estaba cansada, pero era Sarada. Nl iba a aceptar un "no" de respuesta.
Subí a su habitación y de un cajón saqué ropa mía. Sí, tenía. Era como si ya viviésemos juntos, pero aún no era oficial. Pensé en el matrimonio porque los chicos me metieron la idea, solo ella y yo no estabamos casados, pero era como si lo estuviesémos. Lo pensé seriamente cuando me di cuenta de que varios chicos creían que la Hokage aun estaba soltera, el solo recordarlo me crispaba, yo soy su pareja.

Eres mía en cuerpo y alma ✓Where stories live. Discover now