Tejido endometrial

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Es que Clarke se pasa eso de ser humano por el orto. Se te hace perfecta, y estás segura de que no se puede ser tan perfecto y humano a la vez, no se puede. Joder, si hasta el jodido lunar de encima de sus labios parece colocado adrede ahí, ¡joder! Deja de mirar sus labios. Joder, ¿qué jodidos hace Clarke frente a tu puerta? Joder, ¿por qué eres tan preciosa, Clarke? Te preguntas, pero no es eso lo que le preguntas:

—¿Qué haces aquí?—y con muy poco de tacto, en un tono casi agresivo que te hace bajar la mirada en forma apenada, y basta con ese gesto para caer en la realidad por completo... porque estás descalza; con un viejo pijama de tu padre, tu forma de recordarlo; una enormemente roja mancha en el centro de la blanca camisa del pijama, ¿así o más torpe?; y llevas tus manos a tu cabello de forma dramática, sí, nada que envidiarle a Hermione Granger... bueno, sí, bastante que envidiar, la tipa es bruja, puede hacer lo que sea con una varita mágica, y estás segura de que esa tensión sexual entre ella y Pansy Parkinson no la imaginaste, además de...

—Hola, Lexa, ¿cómo estás? A mí también me alegra verte—. Su tono irónico es evidente, y vamos, que no se pierda la bonita costumbre de sonrojarte, porque sí, el jodido calor va a tus mejillas, Clarke lo nota, y sonríe ante esto. — ¿Me dejarás pasar?—pregunta y puedes escuchar cierto titubeo en su voz que te hace querer golpear tu frente por tu falta de modales.

—Bien, estoy bien y claro que puedes pasar...— vamos, que tampoco es difícil de contestar. —a ti sí que no debo preguntarte cómo estás, eso se nota.

¿Qué? ¡¿Qué?! Joder, ¿tú dijiste eso? Es que joder, ¿qué te pasa? Supones que... bueno, debe ser algún jodido instinto suicida el que traes activo, porque, ¿dónde jodidos quedó tu filtro? Pensar primero y hablar después, pensar primero y hablar después; quizás si te lo repites como un jodido mantra termines aprendiéndolo.

Clarke se ríe, Clarke ríe muy hermoso. Y sonríes de forma inconsciente ante su risa, porque estás volviéndote gilipollas de a poco, a decir verdad, tienes que decir que para la próxima limpien bien las máquinas, porque bueno, tanta pendejada junta no puede ser normal, seguro te lo contagió alguien.

—¿Y?

Pregunta y tu cara de seguro le da a entender que no sabes qué jodidos quiere decir su "¿y?" vamos, que no es que la charla esté siendo muy sustancial, joder... es muy linda la Clarke, sinceramente te empiezas a...

—¿Me dejarás pasar?

Oh ya... era eso... sí, sí, claro que sí, ¿quieres algo de tomar? ¿Un refresco? ¿Cerveza? ¿Agua? ¿A mí?

—Sí, claro.

Y debes tener monos en la cara, porque ella vuelve a reír de ti, y bueno, es una risa bonita, pero que no eres un payaso. Y si lo fueras, no serías de esos de pinta graciosa, te ves más en onda Pennywise... ¡qué jodido personaje más perfecto!, éstas con unas ganas de darle una relectura porque...

Clarke ríe mucho más alto, y pones una mano en su boca, no tienes ganas de lidiar con la pesada de tu vecina. Pero no calculas bien... la suave piel de los labios de la rubia en tu mano hace que un escalofrío recorra toda tu piel, erizándola, y bueno, ante esta sensación, haces lo que toda persona prudente haría, claro que sí, porque eres la reina de la prudencia:

Retiras tu mano, acariciando la suave piel de sus labios con tu dedo índice.

Justo luego de hacerlo te arrepientes, bueno, en prudencia no sacas un diez, pero en eso de arrepentirse eres sorprendentemente excelente y el hecho de que Clarke se haya quedado paralizada en el sitio no ayuda mucho. Vamos, que quieres que te trague la tierra y por primera vez en tu vida te alegras de escuchar la voz de la señora Phoebe:

Nos merecemos algo mejorWhere stories live. Discover now