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No tienes ni idea de qué debes responderle a Clarke; vuelves a tomar el móvil del lado de tu plato en la mesa bajo la intensa mirada de Octavia. Tecleas arrojadamente: «Tengo ganas de que me enseñes muchas cosas más» y le das a «enviar».

—Otra vez en su mundo, ¿me cuentas de una qué fue lo que le sucedió?

Claro, si decidieran nombrar de ahora en adelante al botón con una equis, que lo empieza a borrar todo, como la tecla de enviar...

—Te repito: exposición prolongada a muy muy posible lubricación femenina durante toda la tarde. Lleva tanto sin follar que su cerebro se ha fundido de solo pensar en el mete y saca de la pasión, o lo que sea que hagan las lesbianas; solo debes fijarte en la nostalgia con la que mira las zanahorias.

Porque claro, enviar ese mensaje sería una completa equivocación, ojalá los errores en la vida pudieran suprimirse de la misma forma...

—No seas gilipollas. Va a desgastar su móvil de tanto mirarlo. Carajo, la tía esa cocina de puta madre ¡Esto sabe a gloria! Mmmm... ¿la operación Un harem para Raven ha sido un completo fracaso?

Apretar un botón y volver a escribir; sería muchísimo más sencillo si la vida fuera así. Eliminar errores, empezar de nuevo. No darle más importancia a un jodido festival del carajo que a tu salud.

—¿Recuerdas el trío de Ross, Carol y Susan? Yo sería Ross en ese harem y bien sabes de mi aversión hacia el gel de cabello, O. Y creo que estás consciente de que el puesto principal mi harem sería tuyo, ¿verdad?

Ilusionar durante meses a tus niños. Decirles en cada ensayo que todos eran importantes e implícitamente recordarles que no prescindirías de ninguno. Hacer una jodida lista de selección y dejar por fuera a varios, entre ellos a Sophía, quien había preguntado reiteradas veces si irían todos.

—Firmaste el divorcio al haberte tirado a mi hermano.

Y terminar jodiendo el jodido concierto del jodido festival a los que sí fueron, porque tus niños sí estaban completamente preparados, pero quien falló ahí fuiste tú. De eso estás segura.

—Querrás decir «anulación», ¿cierto? Porque para divorcio creo que la relación debe estar consumada o algo así, igual... lo podemos resolver lo de la consumación y luego tú firmas; aunque después de probar Raven realmente dudo que sigas queriendo divorciarte.

Por no poder delegar, por no hacerle caso a tu jodido médico, porque querías cubrir todas las áreas. Ni siquiera estás segura de si lo hacías por tus niños o para alimentar tu ego.

— ¿Consumación? ¿En qué siglo vives?... Y sabes, primero muerta antes de querer probar Raven.

Y demasiado tarde te diste cuenta, justo con tus dedos encima del piano, frente a todo el público, con tus niños a la expectativa... ansiando tu introducción para empezar a cantar.

El orden no importa, te llevo a le petite mort y luego me comes entera, no tengo apuros, chica pasiva.

Y tu digitación falló. La retención de líquidos hizo pesado el movimiento de tus manos. Lenta. Torpe. Así fue tu introducción.

—Shhh... mírala. ¿Qué fue lo que sucedió hoy, Reyes?

Por tu culpa todo el jodido trabajo se fue a la ruina. Pudiste haber dejado que cualquier otro ejecutara y pararte a dirigir; pero no. Y los niños...

—Estaba bien hasta hace algunos instantes, lo notaste, ¿no?

Los niños, aun menguados, intentaron hacer todo lo que habías enseñado, disimulaban ante el público, cantaban como si sus vidas dependieran de ello; pero tú jodiste su tempo, sus entradas, los jodidos matices. Todo.

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⏰ Last updated: Apr 10, 2018 ⏰

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