Segundo y tercer strike

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Irritante. Molesto. Aburrido.

Llevaba más de una hora hablando con el objetivo, el señor Yokio, cuya supuesta esposa no había podido asistir ese día por el trabajo, y no podía esperar más para que todo eso llegara a su fin. Al menos había descubierto ciertas cosas, que si las pensaba bien eran completamente inútiles.

Al parecer aquel club estaba abierto todos los viernes durante todo el día. Su objetivo era algo como reforzar las relaciones de la pareja, aunque lucía más como una excusa para comer, beber y forjar relaciones con desconocidos. El interior se mantenía algo oscuro, por lo que era fácil confundir el día con la noche ahí dentro. Había un gran jardín igualmente techado en el que se hacían diversas actividades y servía comida. Lin no conseguía entender cómo la gente podía disfrutar de hacer cosas como esa.

—¿Sabes? Eres la primer chica que acepta que le invite una bebida, eso me hace feliz —Yokio

Lin tenía tantas ganas de darle un golpe a ese vejete pervertido y alcohólico, pero no tenía que dejar que sus sentimientos arruinaran la misión. Tenía entendido que el señor, además de coquetear con mujeres casadas, las engañaba y secuestraba si le era posible. Y en lugar de cumplir con el trato y venderlas, se las quedaba para su diversión propia. Desagradable.

Aunque con esa pinta, al rubio le costaba creer que fuera cierto. Aunque no debía dejarse llevar por las apariencias. Por algún motivo ver a ese señor realmente llamativo fanfarronear, cuando realmente planeaba secuestrarlo, le recordó a la araña de espalda roja. «No pienses en cosas relacionadas a él», se regañó mentalmente.

Banba estaba sentado en una mesa con dos chicas charlando tranquilamente. De vez en cuando miraba hacia el rubio para asegurarse de que estuviera bien, aunque éste evitaba devolverle la mirada. No entendía por qué el otro había aceptado ese trabajo. Era algo que requería tiempo y un largo engaño. No era nada anormal, pero los trabajos que ambos solían hacer eran cosas rápidas y más directas que ese. Matarlo de un simple golpe tenía más sentido para Lin que el tener que armar todo un espectáculo largo para matarlo.

El vaso que sostenía en sus manos se rompió tras haberlo soltado. Algo estaba mal. Lin había comenzado a sentir sus movimientos más pesados, y su visión se tornaba algo borrosa. «Así que me drogó», concluyó. Como era de esperar, aceptó la ayuda del contrario, y tras que éste intercambiara palabras con la supuesta pareja del rubio, fue llevado fuera del club, y subido a un auto. El sol aún continuaba en el cielo.

Cerró los ojos durante lo que le pareció un instante, pero al abrirlos estaba en una especie de almacén. Las ventanas estaban cubiertas, por lo que la única luz que había en el lugar provenía de unos focos en el techo, que daban una pálida luz amarilla. Al poner un poco más de atención, se dio cuenta de que estaba desnudo, con sus brazos atados y una mordaza cubriendo su boca. 

Se estaba hartando de ser la carnada.

Aunque le sorprendió ver su ropa perfectamente doblada, junto a los zapatos y el collar, a un par de metros de él. Había imaginado que nunca volvería a ver esa ropa, por lo que se sintió un poco animado al ver que no era así. El vestido era lindo, además de que se lo había dado Banba...

No. Tenía cosas más importantes que pensar en ese momento. No tenía armas, así que sólo tendría que esperar a que el castaño fuera a salvarlo, otra vez, aunque algo le decía que la espera no iba a ser precisamente fácil. Conocía esas cosas, posiblemente lo torturarían un poco para tratar de hacer que confesara sus intenciones antes de que Banba llegara.

Como sus piernas estaban libres, y la cuerda en sus manos no estaba fija a nada podía intentar escapas, pero Lin dudaba poder ponerse de pie en esos momentos, incluso la idea de arrastrarse le parecía algo compleja. ¿Qué demonios era esa cosa que le habían dado?

—¿Creíste que por ser un chico no haría nada? —Yokio habló sacando de sus pensamientos al rubio repentinamente. Lin no lo había escuchado acercarse. Tenía una sonrisa desagradable en la cara mientras veía con atención el pálido y delgado cuerpo del rubio. Antes de volver a hablar, se relamió los labios con una lentitud repugnante—. Lamentablemente, ese no es el caso. ¿Alguien vendrá a salvarte? Está bien, no huiré, pero antes de eso sería bueno si nos divertimos juntos, ¿no lo crees?

Los ojos del rubio se abrieron, y antes de que intentara retroceder, el señor lo detuvo sosteniéndolo de sus tobillos, mientras acercaba lentamente el rostro hacia su pecho.

Mientras cerrara los ojos y no pensara en nada, Lin podría soportarlo. No era difícil si pensaba que aquel señor era... otra persona... Aunque aún así era algo difícil. Sentir esos asquerosos labios sobre su helada piel... Tener que soportar esa situación sería un martirio. Pero Banba lo sacaría a tiempo. Él lo haría. Lo ayudaría y mataría a ese hombre por ponerle las manos encima. 

«Banba, apresúrate y... ayúdame», pensó, sintiendo como la repulsion crecía en su cuerpo con cada toque ajeno en éste.

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:0 y aquí el capítulo!! Disculpen mi tardanza en actualizar, espero les haya gustado y no se olviden de dejar sus comentarios, votos y recomendaciones

¿Cómo creen que reaccione Banba? ¿Qué cosas creen o les gustaría que pasaran luego? Estoy empezando módulo en mi prepa, pero prometo actualizar pronto!!

Nos leemos luego!! :0

Vida, muerte o amor (BanbaxLin) (Hakata Tonkotsu Ramens) (yaoi)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang