Hombre fuera

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El hombre sostenía sobre sus hombros las piernas de Lin, quien se encontraba completamente desnudo, con una mordaza en la boca, los ojos cerrados y las manos atadas lo suficientemente fuerte como para dejar marcas. Y para su sorpresa, no parecía intentar luchar. Estaba notoriamente exhausto, como si de tanto forcejear se hubiera quedado sin fuerzas; rendido, esperándolo únicamente a él para que lo salvara. El sámurai nikawa ya había cortado la cabeza del señor antes de que se le ocurriera seguir más adelante con sus acciones.

No lo pensó. Reaccionó sin darse cuenta.

Estando cerca ahora, pudo ver que además había también múltiples marcas en el cuerpo de Lin. Moretones de golpes, un par de arañazos y posibles chupetones opacaban la cicatriz que él mismo había atendido poco después de conocer al rubio. Ver esas marcas hicieron que una especie de ira atravesara por sus venas. Culpabilidad y una gran cólera.

Lin abrió los ojos cuando escuchó el cuerpo del hombre caer, y pareció asombrarse al ver el rostro de Banba, aunque no tardó en mostrar una mirada que parecía decir «tardaste, idiota». Un movimiento con su espada, y el castaño cortó perfectamente la cuerda que tenía aprisionadas las manos del rubio. Luego la enfundó, y quitó con sus propias manos la mordaza.

—¿Estás bien? —preguntó, aunque su voz sonaba monótona, y extrañamente vacía. Su mente estaba fuera de sí—. Esto aún no termina.

Empuñó nuevamente su espada, y salió corriendo de la habitación en busca del resto de hombres que habían lastimado al rubio. Eso no lo dejaría así. No podía pensar con claridad. En lugar de matar a las personas que se atravesaban en su camino se limitaba a clavar su espada en puntos claves, provocando un fuerte dolor y muerte lenta. Terminó con todos mucho más rápido de lo que había pensado, y luego regresó con el rubio que con trabajo estaba vistiéndose. El tiempo parecía acelerarse y ralentizarse por momentos. Todo debido a la euforia que Banba sentía en ese momento.

—Escuché cuando atravesaste la puerta —dijo Lin mostrando la indiferencia usual—. No esperaba que me drogara, sino yo hubiera acabado con todo hace un rato.

El castaño no dijo nada. Se limitaba a observar centímetro por centímetro la piel del rubio mientras éste terminaba de vestirse.

—¿Qué?

Lin chasqueó su lengua mientras intentaba incorporarse y caminar sin mucho éxito sosteniendo los tacones rojos en sus manos. Su rostro mostraba la misma expresión de irritación que ponía cuando lo veía siempre; obstinación mezclada con un enojo irracional. El pulso de Banba comenzó a tranquilizarse al saber que el rubio se encontraba igual que siempre. 

Mostró una sonrisa traviesa, y planeaba hacer uno de sus comentarios ingeniosos cuando vio cómo el más bajo caía al suelo de una forma estruendosa tras haber dado unos pasos.

—¿Estás bien Lin-Lin?  —preguntó mientras se acercaba y lo ayudaba a incorporarse.

En un inicio el rubio rechazó su ayuda, pero al ver que no podía mantener el equilibrio por sí mismo, la aceptó, todavía muy a regañadientes. Parecía evitar querer mirar a Banba a la cara, lo que sólo le hacía pensar a éste lo enojado que estaba con él. Aunque más que enojo por su tardanza, parecía otra cosa...

—Sí... aunque todo esto fue tu culpa —le reclamó—. Si en lugar de hacer ese teatrillo los hubiéramos matado sin más, nos habríamos ahorrado mucho.

—Creí que sería más divertido así... pero tienes razón Lin-chan... fue mi culpa —las últimas palabras las dijo mientras apretaba los nudillos y mostraba una expresión sombría. Pero no valía la pena pensar en lo que pudo pasar. Las cosas ya habían terminado a final de cuenta, y todo había salido bien en lo que cabía—. Aunque me sorprende lo mucho que atraigas a los pervertidos, Lin-Lin. Ah, sin tu ayuda, no hubiéramos podido dar con sus compañeros, para ser tan indectable sin duda tenía buenos contactos. Y que incluso sabiendo que eras hombre haya tratado de...

—¡¿Quieres callarte, Ban-baka?! —le interrumpió Lin apartándolo con rudeza, pero tras querer dar un paso y fallar volvió a aferrarse del brazo del castaño—. Qué demonios bebí por tu culpa.

—Tal vez compliqué las cosas, pero Lin-chan, nunca te pedí que bebieras lo que te ofrecieran, ¿o sí? Esa fue tu elección.

Tuvo que evitar un puñetazo del rubio, y no pudo evitar reír al ver que éste había estado por caer al hacer otro intento de golpearlo.

—Pero si no puedes caminar, eso significa que otra vez tendré que llevarte a cuestas, ¿no? —en lugar de responder, Lin giró la cabeza a otro lado cruzándose de brazos notoriamente cohibido. Banba sonrió, y aprovechó la posición del otro para cargarlo al estilo princesa sin dejarle reclamar.

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Hola! Bueno, no sé, intenté dar giros cómicos como suele hacer el anime, pero no sé si me quedó bien, ¿qué opinan ustedes? :0 en el siguiente capítulo se nos vienen los avances indiscretos de Banba al rubio, al igual que el verdadero drama(? (planeo agregar al ninja submarino a la historia, aunque eso lo determinará su papel en el siguiente capítulo del anime :0 no puedo esperar a verlo uwu)

Gracias por leer!! Y no se olviden de dejar sus comentarios, votos y recomendaciones.

Vida, muerte o amor (BanbaxLin) (Hakata Tonkotsu Ramens) (yaoi)Where stories live. Discover now