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Dos Cash en un mismo sitio: explosión de entrepiernas 

Cuando llegué al apartamento tuve que haber sacado mi teléfono, grabar y volver ese video viral.

Artie estaba en shorts de pijama, con una mascarilla facial de color verde, el cabello recogido en dos moños a los lados y unas pantuflas de motitas, bailando al ritmo de Bruno Mars.

Me reí en silencio mientras la veía hasta que se dio cuenta de mi presencia con un sobresalto.

—Comenzaré a pensar que eres una compañera psicópata —dijo, asustada.

Luego les bajó volumen a las cornetas conectadas a su iPod.

—¿Tarde de relajación? —inquirí, reprimiendo las risas burlonas.

Dejé mi mochila sobre la cama y fui directo al escritorio para usar la laptop.

—Bueno, no tengo tareas ni mucho dinero para salir por ahí. —Se encogió de hombros—. La vida de los becados es dura, así que para no hundirme en depresión porque todos los demás deben de estar disfrutando de cosas que yo no puedo disfrutar, me la paso de esta manera. Hoy no me preocuparé por nada. Se puede ser pobre, pero ingenioso.

—Me parece genial, estoy segura de que serás la primera chica a la que un Cash verá así —comenté al tiempo que abría mis cuadernos sobre el escritorio.

Artie soltó un chillido que hizo que estallara en risas.

—¡¿Qué?! ¿Qué dices? ¿Qué significa eso?

—Nada —aclaré con simpleza—. Solo creo que Adrik pasará más tarde a dejar unos libros.

Se hizo un extraño silencio. Cuando noté eso giré la cabeza con preocupación, pero me encontré una imagen graciosa: Artie había quedado en shock, con la boca formando una "o" y los ojos bien abiertos.

—¿Vendrá? —inquirió con un hilo de voz.

—Creo que sí.

—¿A este apartamento?

—Pues aquí es donde estamos.

—¿Hoy?

—No sé a qué hora.

—¡DIOS MÍO! —gritó y corrió hacia su habitación—. ¡No puedo estar así! —Escuché cómo abría los cajones de golpe, buscando en uno y en otro—. ¿Qué debo ponerme?

—No creo que importe.

Artie se asomó por la puerta de su habitación.

—¡¿Cómo que no?! —expresó—. Se lo diría a todo el mundo.

—Los tipos no se cuentan esas cosas —repliqué sin darle importancia.

—¡Los imbéciles sí! —exclamó ella, como si fuera muy obvio—. Los Cash son imbéciles, y les encanta hablar de todo, más de las chicas. Este año quiero salir con alguien, y no sucederá si Adrik les cuenta que me encontró con los cabellos como bruja y la cara embarrada en guacamole.

Me giré en la silla para mirarla con extrañeza.

—¿Eso que tienes es guacamole?

Ella se encogió de hombros y se pasó la lengua por la comisura.

—Así hidrato y como al mismo tiempo.

—Ay por Dios... —reí—. Y ni siquiera me das para probar.

Artie revolvió hasta el más mínimo rincón de su habitación tratando de decidir qué ponerse. Mientras tanto yo me ocupé de mi tarea, aunque tenía en la mente un par de cosas más.

Perfectos Mentirosos © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora